Rafael Fuentes Aragón era primo hermano o cuando menos, segundo, de todos los peñistas de Málaga. El cariñoso apodo de 'el Primo' se lo ganó, cuenta esta semana su hijo, el economista y exconcejal socialista Rafael Fuentes, «porque era conocido en todas las peñas de Málaga y como no se podía saber los nombres de todos los peñistas, empezó llamándoles 'primo' a todos y él se quedó con 'el Primo'.

El pasado 24 octubre, como si la desaparición de este admirado peñista hubiera ocurrido en nuestros días y no 15 años atrás, el salón de la Peña Santa Cristina se llenó hasta donde permitió el aforo -y hubo muchas personas que no pudieron entrar- mientras afloraron las lágrimas durante la presentación del libro 'Un hombre que dio su vida por y para las Peñas de Málaga'.

La obra, escrita por sus tres hijos, Rafael, Sonia y Abel Fuentes García, quiere homenajear a este malagueño que trabajó duro por su familia y su ciudad y que fue en cinco ocasiones presidente de la Peña El Bastón, además de uno de los fundadores de la Federación Malagueña de Peñas.

La vida no fue ni mucho menos fácil para este afable malagueño que tanta huella dejó en nuestra ciudad. Como recuerdan sus hijos, Rafael Fuentes Aragón nació en Málaga en 1935. Su padre fue un socialista republicano que moriría en la guerra y en febrero del 37, con sólo dos años, su madre, Enriqueta Aragón, huyó con él por la Carretera de Almería, sorteando las bombas y la metralla de los sublevados, hasta que consiguieron llegar a Almería y de allí, por la costa, hasta el campo de concentración de Argéles-sur-Mer, donde madre e hijo permanecieron nada menos que tres años.

Tras la guerra, la viuda y el pequeño Rafael marcharon a Baracaldo, donde vivía un familiar. Cuando el pequeño cumplió cinco años regresaron a Málaga y la madre se puso a trabajar en un cortijo de la Carretera de Cádiz que perteneció a la familia Oliva, y en el que a los 12 años, tras dejar la escuela, el pequeño Rafael comenzaría también a trabajar.

Dos años más tarde, con solo 14, se hizo picapedrero. «Mi padre iba con una cuadrilla que arrancaba las piedras de la cantera que estuviera más cerca de las obras», cuenta su hijo Rafael, que detalla que entre esas obras destacó el famoso Balcón de Europa de Nerja.

A los 28 años se casó con Angelines García, su única novia y se fue a vivir a casa de sus suegros, en Carranque, hasta que, con los años, pudo comprar un piso en Los Corazones. Fue Angelines quien le convenció para dejar tan duro oficio cuando tenía unos 30 años. A partir de ahí trabajó en la Coca-Cola, donde se jubiló y llegó a ser el jefe de mantenimiento de toda la fábrica.

Su vida cambiaría en el otoño de 1971, el mismo año en que nació la Peña El Bastón, fundada oficialmente al año siguiente: Participó con su mujer y sus hijos en una paella y el compañerismo y la amistad que se respiraban le hizo ser peñista para toda la vida.

A partir de ahí, literalmente se volcó, no sólo con su peña, que presidiría en cinco ocasiones, también con las demás, hasta el punto de pertenecer a varias y ser uno de los fundadores, en 1981, de la entonces Agrupación Malagueña de Peñas (hoy federación).

Entre los peñistas empezó a destacar su forma de ser, la de una persona buena, humilde y discreta. Para Rafael Fuentes, entre los principales rasgos de su padre destacaban «la bondad y el estar siempre a disposición de cualquier peña o peñista; cuando había un problema él siempre mediaba; además, siempre estaba trabajando entre bambalinas, organizándolo todo, no le gustaba el afán de protagonismo, por eso cuando era presidente de la peña le daba protagonismo a sus directivos y cuando era presidente adjunto de la Federación de Peñas, al presidente», resume.

Como detalla su hija, actual vicepresidenta de la Peña El Bastón, con lo que verdaderamente disfrutaba era con el montaje de la Feria de Agosto. «Mi padre siempre decía que lo que le gustaba era la pre Feria. Esos ratos con los amigos montando las casetas y sufriendo, más que el disfrutar».

Hacia el 5 ó 10 de julio, Rafael, que trabajaba en el turno de mañana en la Coca-Cola, ya estaba por las tardes en el Real, «primero preparando la Peña El Bastón y en la segunda etapa, en todas las casetas, intentando solucionar todos los problemas. Era su hobby, su trabajo y su pasión», resume su hijo Rafael.

En 2005, mientras acudía a que le recetaran unas pastillas en el ambulatorio del Tiro de Pichón, fallecía de un ataque al corazón a los 70 años. Casi pared con pared, el pasado 24 octubre en la Peña Santa Cristina se presentó su biografía.

A su muerte, numerosos colectivos se movilizaron para dedicarle la calle principal del Cortijo de Torres: calle Peñista Rafael Fuentes. Además, en su honor se establecieron varios memoriales Rafael Fuentes Aragón, que han dado nombre a importantes actividades de las peñas: olimpiadas de juegos de mesa, la mini maratón de la Peña El Bastón, coros...

El libro sobre su vida se cierra por cierto con un capítulo con 26 emocionados testimonios sobre su figura. Fue, sin ninguna duda, el primo más querido de los peñistas de Málaga.