El Grupo Premo está sorteando con éxito este complicadísimo año 2020 gracias a su apuesta por el mercado exterior, sobre todo el asiático, y a su creciente especialización en el segmento del coche eléctrico. Esta compañía, creada hace casi 60 años en Barcelona e instalada en Málaga desde 1994, desarrolla componentes electrónicos basados en el magnetismo para el ámbito de la robótica o el internet de las cosas, y sus productos se han convertido en líderes de distintos ámbitos. Por ejemplo, su sistema de apertura remota de vehículos por radiofrecuencia (RFID) está presente en fabricantes mundiales como Hyundai, Kia, Tesla o BYD, con una cuota mundial de mercado que alcanza el 50%. Ezequiel Navarro, consejero delegado, analiza con La Opinión la trayectoria y el futuro de la compañía, que tiene 1.400 empleados repartidos por el mundo. Navarro preside además del club de directivos y empresarios del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), denominado «Málaga TechPark Execs».

¿Cuáles fueron los orígenes de Premo y cómo ha sido su evolución a lo largo de los años?

Premo nació en 1962 en Barcelona fabricando componentes electrónicos para radio y televisión. Con el paso de los años, cuando España converge con Europa, se produce una reconversión industrial brutal. Llegan a España muchos fabricantes europeos y, posteriormente, japoneses y coreanos. El sector de la televisión acaba absolutamente dominado por esas empresas, que trabajaban a escala global. Premo entonces se reinventa, algo que nos ha pasado varias veces. Hemos pasado por todas las crisis económicas o sociales que ha habido en España, y estamos muy entrenados. Pasamos a atender a otros sectores como las telecomunicaciones, la electrónica industrial o la automoción desde un gran conocimiento del magnetismo en la electrónica. Siempre hemos innovado e investigado, en las primeras épocas de forma más humilde y hoy día con muchos más medios.

¿Cómo llegaron a Málaga?

En los años 90 comenzamos a exportar y también decidimos venirnos a Málaga, donde contábamos con grandes clientes como Alcatel Citesa, Siemens, Fujitsu o Hughes Microelectronics. En 1989 ya se había creado Predan (cuyo nombre viene de Premo de Andalucía), con la vocación de fabricar más cerca de los clientes. Al PTA de Málaga llegamos en 1994 y ese fue realmente el comienzo de la nueva Premo. Hughes nos había pedido que pusiéramos una factoría en el PTA, junto a su edificio, para fabricarles millones de bobinas que necesitan para sus productos. Decidimos que la Premo de Málaga iba a fabricar artículos distintos a los de Barcelona. Era 1995, el año en que yo me incorporé a Premo como becario universitario.

¿Qué hicieron entonces?

Empezamos a realizar labores de I+D para crear nuestras propias soluciones electrónicas. De ese catálogo viene lo que hoy día es el 95% de los productos que fabrica Premo. Eran, por ejemplo, chips de radiofrecuencia. Con el paso de los años, se han convertido en productos masivos, como los mecanismos que permiten abrir con aplicaciones RFID la puerta de tu casa, el parking o el coche. Los forfait de las estaciones de ski o las tarjetas del autobús de la EMT también usan la radiofrecuencia. Premo ha crecido muchísimo en el ámbito de los componentes electrónicos para automóvil y un dato lo corrobora: en la tecnología Keyless Entry System, el acceso al automóvil sin llave, nuestra cuota de mercado a nivel mundial es del 50%. Uno de cada dos coches que llevan esta tecnología en el mundo tiene productos de Premo.

¿Qué facturación tiene la empresa y cuál es el es el objetivo en los próximos ejercicios?

El año 2019 lo cerramos con 40 millones de euros de facturación. La previsión este año es crecer un 20% y llegar a casi 50 millones. Tuvimos un bache fuerte en abril y mayo donde las ventas cayeron un 50% pero nos hemos recuperado de forma brutal. Para 2021, el objetivo es crecer entre un 27% y un 35% y en 2022 alcanzar los 75 millones en ventas. Y para 2023, llegar a los 100 millones.

En el centro que Premo tiene en el PTA trabajan unas 50 personas ¿Qué labor hacen aquí?

Málaga alberga la sede social, el equipo directivo corporativo mundial, el equipo comercial y el centro de innovación. La I+D la hacemos en las diferentes fábricas que tenemos por el mundo (Francia, Alemania, Estados Unidos, Marruecos, Corea o Vietman) pero la innovación real, es decir, enfrentarnos a nuevos retos tecnológicos con la mayor concentración de talento de la que disponemos, lo hacemos en Málaga, con un equipo multidisciplinar de ingenieros mecánicos, eléctricos, de telecomunicaciones, de robótica, matemáticos, físicos o químicos, en colaboración permanente con la Universidad y otros centros. Hemos realizado hasta ahora 135 patentes. Creo que somos, tras el CSIC o Tecnalia, de los que más patentes hacemos en España. Y hemos estado haciendo una patente mundial al mes en el confinamiento. Eso da idea de la potencia de este equipo. Tenemos clientes en Silicon Valley, en China, en Alemania... El corazón y el cerebro de Premo está en Málaga aunque la capacidad productiva sí está repartida por el mundo: tenemos 600 personas en la fábrica de Tánger, 500 en la de Vietnam y más de 200 en la de China.

¿Cómo ha afectado la pandemia al negocio de Premo?

Tuvimos problemas con el tema de los aprovisionamientos, porque todo el mundo pensó al principio que esto sólo iba a afectar a China. A nosotros nos sirvió para equipar aún más las fábricas de Marruecos y Vietnam para suministrar a los mercados locales. Luego se vio que el problema era global y acabó llegando a Europa y España. En Premo hemos aplicado desde el principio todos los protocolos de seguridad y, afortunadamente, no hemos tenido prácticamente casos de positivos en nuestros centros. Además, hemos conseguido telegestionar y teletrabajar bien, de forma que durante el confinamiento logramos más proyectos que antes. En 2019 habíamos conseguido 40 millones de negocio nuevo y en este 2020 nos hemos ido hasta los 140. Quizá desde nuestra casa hablamos con más franqueza que desde un despacho. Y ha habido otro factor fundamental: empresas de la competencia han mandado a sus plantillas a un ERTE, y eso nos ha permitido ganar proyectos sin oposición.

Ustedes no han tenido que recurrir a ese mecanismo.

No lo hemos hecho ni hay propósito de hacerlo mientras nos quede un euro para poder pagar. Lo que intentaremos es ganar más proyectos para que, entre lo que se pierde por el Covid y lo que se gana por oportunidades nuevas, el saldo neto sea siempre positivo. Parece fácil, pero no lo es. En mayo estábamos haciendo 2,7 millones de componentes al mes. Ahora hacemos casi 10 millones, cerca de cuatro veces más.

Sorprende, teniendo en cuenta que las fábricas de coches han estado un tiempo paradas, y que las ventas también han bajado con la pandemia.

Nos hemos volcado mucho hacia los países que mejor lo estaban haciendo, los asiáticos: Vietnam, Corea del Sur y China reaccionaron muy pronto y el impacto en sus mercados ha sido muy pequeño. El mercado del automóvil de China ya ha crecido en octubre un 13% y cuando acabe el año, pese a la pandemia, habrá hecho seguramente las mismas ventas que en 2019. Hay países que han sido capaces de preservar la salud y la economía al mismo tiempo.

Ese debate existe en España.

No hay en realidad un dilema entre salud y economía. Ese debate es absolutamente falso. Sólo hay que mirar a esos tres países que menciono. Y no vale decir que aquello no es democracia. Corea del Sur es una democracia mejor que la nuestra. Son países con unos sistemas muy centralizados y estrictos de salud pública, eso sin ninguna duda. Son capaces de establecer normas que todo el mundo cumple y también se han apoyado en la tecnología, por ejemplo en China con la app equivalente de «Radar Covid». Aquí en España nos cuesta más porque tenemos un falso debate sobre la privacidad. Damos nuestros datos, conscientemente o no, en las redes sociales a todo el mundo pero cuando se trata de un tema de salud pública nos ponemos con remilgos.

Mirando el tejido económico de Málaga, ¿cuál deben ser la línea de futuro?

Hay que animar a que las empresas de aquí se hagan grandes. Las que vienen de fuera a invertir lo hacen en una coyuntura determinada, o por los incentivos, pero las de aquí no nos vamos. Este mensaje cuesta a veces entenderlo, porque los políticos tienen siempre una visión cortoplacista. Atraer inversiones con incentivos está bien pero a la vuelta de unos años no sabes si esa empresa seguirá aquí. La verdadera ventaja competitiva de Málaga se mantendrá si somos capaces de crear un entorno de empresas y de talento que haga que las firmas de fuera quieran venir, sin necesidad de ningún incentivo sino simplemente porque saben que aquí hay personas con conocimiento, proveedores, competitividad, etc. Eso es pensar en el largo plazo. El modelo vasco es un ejemplo: apostar por empresas de allí, y ya vendrán los de fuera a comprar y a vender. No se trata de traer fábricas, eso es un modelo agotado, de otro tiempo. Hay empresas que llegaron, consumieron recursos públicos y dejaron luego un desazón grande.

Preside usted el club de directivos del PTA.

Es un privilegio estar ahí representando a todos esos directivos. Hay un grupo excelente, con una visión compartida de que Málaga debe ser innovadora, digital, tecnológica. Tenemos el talento, una Universidad que se está poniendo las pilas y apoyo de las instituciones. El camino va por ahí. El turismo va a seguir estando siempre ahí porque tenemos el destino más maravilloso del mundo. Y cuando haya seguridad sanitaria volverá. Pero tenemos la oportunidad de poner un pata más a una mesa que hasta ahora sólo tenía dos o tres.

Cuando viaja fuera, ¿percibe si la marca Málaga es reconocida a nivel tecnológico?

Cada vez más, es cierto, pero yo sigo teniendo que explicarla, porque la gente nos sigue conociendo más por las connotaciones turísticas. Por eso se ha lanzado en el PTA la marca Málaga Tech Park. Tenemos grandes empresas, muchas de ellas campeones de nicho, y se trata de que se vea así desde fuera. Ahora tenemos además el factor del teletrabajo. Hay una oportunidad para que mucha gente se venga a Málaga a trabajar para sus empresas. Aunque también puede ocurrir que nuestros empleados se vayan a teletrabajar desde aquí para otras empresas. Por eso tenemos que hacerlo muy bien para retener el talento y atraer también al de fuera. Si no, el teletrabajo nos podría hacer un agujero.