Pese a la que está cayendo ahí fuera, esta bodeguilla en la que se puede hablar de política mantiene sus puertas abiertas en un lugar imaginario enclavado en las inmediaciones de los Montes de Málaga o en cualquier cruce de caminos con su consiguiente trasiego de viajantes. Puestos a inventar o a recrear la atmósfera habitual de estos establecimientos, es inevitable añadir que -por mucho que el panorama vigente le robe protagonismo al pulso cotidiano- siguen sucediendo cosas dignas de contar. Por ejemplo, el otro día detuvo su coche en el aparcamiento exterior una de esas personalidades que recorre la geografía española casi a diario, ahora con salvoconducto. Como ya había hecho otras veces, invitó al chófer a un café y él se pidió esa copa de vino tinto que le suelta la lengua y lo pone a desguazar a otros políticos. En este caso, aunque sus conocimientos internos focalicen el otro margen ideológico, le hizo una radiografía de lo más subjetiva -pero con cierto sentido- al dividido PSOE andaluz.

'El cliente ilustre' empezó, como no podía ser de otra forma, «por Susana». Por la expresidenta de la Junta y actual secretaria general, Susana Díaz, que no esconde -aún solo lo proclama con la boca chica- su intención de revalidar en unas presumibles primarias el poder regional y de presentarse dentro de dos años como candidata a la presidencia en los comicios andaluces. «Ella quiere, claro que quiere, pero su partido no se lo va a permitir, los críticos van a imponer a otro candidato», aseveró antes de insistir en que no será, precisamente, el diputado nacional por Jaén que ha aireado la «pulsión» interna de cambio con el consiguiente cabreo de los 'susanistas', Felipe Sicilia: «Será otra mujer y también es de Jaén», agregó con arrogante suficiencia.

Por mucho que quien lo escuchaba al otro lado de la barra le repitió con un tono discrepante que sí ve a Susana Díaz quemando en 2022 sus últimos cartuchos electorales, él siguió hablando con firmeza y dio nombre y apellido: «Será Ángeles Férriz», apuntó para poner encima del mostrador el perfil de esta jiennense curtida en los últimos tiempos como la portavoz del PSOE de Andalucía. Ángeles Férriz es de La Carolina. Como Bartolín, aquel concejal del PP que simuló haber sido secuestrado por la banda terrorista ETA. Y, como el exconsejero andaluz de varios ramos Francisco Vallejo, también ostentó la vara de mando en el Ayuntamiento de este municipio. Es más, poco antes de ser alcaldesa, hace tres lustros Férriz salió victoriosa de una enconada crisis en el PSOE de La Carolina. Entonces, ella era la secretaria general de la agrupación local y un militante del sector crítico se puso en huelga de hambre tras denunciar que la madre de Férriz había agredido a dos hijas suyas durante el tradicional ágape navideño del partido.

Más allá de las historias que pudiese reavivar a posteriori Google ante quien se documentara sobre Ángeles Férriz tras escucharlo en aquella barra, el insigne interlocutor detalló que todo obedecerá a «una conjura contra Susana». A una estrategia que cuenta con el beneplácito sanchista en la madrileña calle Ferraz y que, para ejecutarla, jugarán un papel esencial los aparatos provinciales socialistas de Huelva y Jaén.

El punto de partida sería, inmerso en su sed de revancha, el paisano del escritor Juan Ramón Jiménez y antaño escudero de Susana Díaz, el onubense Mario Jiménez. El exportavoz parlamentario ya encabezó el reciente toque de atención a la expresidenta de la Junta que suscribieron cargos públicos del PSOE entre los que también se encontraban la propia Férriz, el exconsejero de Cultura Miguel Ángel Vázquez, la histórica dirigente jiennense Micaela Navarro, el senador malagueño Josele Aguilar y, cómo no, el sanchista estelar Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Además, el nombramiento de María Eugenia Limón como presidenta de la Diputación de Huelva está siendo celebrado como una batalla ganada por los críticos del socialismo andaluz.

Con estos mimbres, al ilustre cliente le salen las cuentas: «Lo de Sicilia no va a ningún lado y Juan Espadas prefiere centrarse en la alcaldía de Sevilla; Mario Jiménez movilizará a la comunidad desde Huelva -donde tienen a una figura emergente como María Márquez pero aún es pronto para ella- y en Jaén tanto el presidente de la Diputación, Paco Reyes, como todavía Gaspar Zarrías tienen mucho que decir a favor de Férriz».

Eso sí, sus teorías descartan por completo a algún malagueño: «Son 'susanistas' y solo habría que analizar uno por uno el peso que tienen los parlamentarios de esta provincia», zanja antes de admitir que solo tendría ligeras posibilidades la actual directora general de la Benemérita, María Gámez. Ahora bien, cuando se le pregunta por la hipótesis de que quien bajara por Despeñaperros para relevar a Díaz fuera la ministra María Jesús Montero, apura el vaso de vino y se marcha. «De eso ya hablaremos otro día», grita poco antes de cruzar una puerta que se queda temblando. Como en las películas del Oeste.