El respaldo de ERC, PNV y Bildu a los presupuestos nacionales corrió como la pólvora por las redes sociales, cruzó Despeñaperros y no tardó en llegar al sur, mientras circulaban declaraciones de Otegi que vinculan su apoyo a una futura república vasca.

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, reaccionó de inmediato en cuanto tuvo noticia del apoyo que recibirá el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos para la aprobación de los presupuestos a través de los nacionalistas catalanes y vascos.

Juanma Moreno criticó en su cuenta de Twitter que «tratar de impedir que las comunidades autónomas bajemos impuestos es la penúltima exigencia de ERC y el Gobierno de España ha aceptado». «Lo consideramos un ataque a la autonomía y al modelo de Andalucía que funciona: bajando los impuestos suben los ingresos», dijo Juanma Moreno.

Como complemento a lo expresado por el presidente andaluz, su lugarteniente Elías Bendodo focalizó la cuestión con una interpretación que afilaba la alianza en clave más política. El consejero de la Presidencia y portavoz del Gobierno andaluz señaló que «la nueva izquierda» es «el PSOE, con los comunistas de Podemos y los independentistas de ERC y Bildu, los herederos de Batasuna».

Asimismo, la vicepresidenta del Parlamento andaluz y exalcaldesa en Fuengirola, Esperanza Oña, manifestó -en la misma red social que Moreno y Bendodo- lo siguiente: «Los presupuestos que gustan a Bildu, ERC y Podemos no pueden ser buenos para España y los españoles. Tiene toda la lógica. De sentido común».

Muchos de los ojos también estaban puestos en la reacción de Ciudadanos. Su diputado por Málaga, Guillermo Díaz, había retirado en los últimos días el mensaje de su partido, que invitó a Pedro Sánchez a elegir entre Cs, por un lado, o ERC y Bildu, por otro. Además, ayer Díaz se hizo eco de la ausencia de Vox en el debate de las enmiendas: «Si Vox hubiera venido a trabajar, Sánchez habría estado en apuros. Las vacaciones más largas y mejor pagadas, las de Vox. Gritan mucho, pero no hacen nada. Son inútiles».

Eso sí, las aguas naranjas han bajado recientemente agridulces. El mismo martes en el que Cs anunciaba un acuerdo con el Gobierno para la tarjeta sanitaria única, el mensaje de la formación para frenar el pacto presupuestario con ERC no ha calado aún lo suficiente. De hecho, del voto en contra que Ciudadanos emitía ese mismo día en la mayoría de las distintas secciones de los presupuestos llegó a hacerse eco en su 'timeline' el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique.

Horas después, ayer por la mañana, Edmundo Bal confirmó lo que el partido naranja se temía y acusó a Sánchez de «dejarles meter la cuchara a ERC y Bildu en el dinero de todos los españoles para defender privilegios identitarios y agravios territoriales». Eso sí, Cs no va a tirar aún la toalla.

El papel que está jugando Cs en las conversaciones de los presupuestos tampoco pasó desapercibido entre los dimes y diretes que se han cruzado unas formaciones y otras en las últimas horas. Así, la coordinadora de Podemos Andalucía y diputada por Córdoba, Martina Velarde, instó al partido naranja a que «deje de decirle al Gobierno de coalición con quién puede o no pactar». «No está para dar lecciones un partido que se mantiene en el poder en varias comunidades con el apoyo de los neofascistas de Vox», aseveró Martina Velarde.

Quien no se ha ausentado en su cuestionada 'tribuna de las redes sociales' ha sido uno de los políticos malagueños más polémicos y prolíficos, el senador socialista Miguel Ángel Heredia, quien aún capea el temporal de su 'tuit' en el que vinculaba la educación concertada a los «pijos» con la consiguiente lluvia de recordatorios que le afeaban que dijese eso cuando él se había formado en uno de esos centros a los que ahora criticaba.

Respecto a los acuerdos con otras fuerzas alcanzados por el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos para los presupuestos, Heredia hizo gala del estilo de forofo desatado que lo caracteriza en esto términos: «Cuantos más partidos anuncian apoyar los presupuestos más radicaliza Casado su discurso. El Gobierno de Pedro Sánchez quiere unas cuentas públicas para sacar al país de la crisis protegiendo a familias y trabajadores, mientras la derecha sólo quiere hundir el país».