Diseñar modelos predictivos capaces de pronosticar la evolución en la infección por Covid-19 en pacientes graves es la finalidad de un equipo de investigadores de la Universidad de Málaga, también pertenecientes al Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima).

Conocer la evolución del Covid-19 es un gran avance para la sociedad, pues todos estamos expuestos a ello. ¿Cómo surge este modelo predictivo?

La idea surge porque hay pacientes que ingresan en un hospital con un estado no excesivamente grave, pero cuando pasan entre 7 y 12 días de hospitalización un porcentaje de ellos evoluciona mal, tienen que ser ingresados en UCI y algunos fallecen. Pero hay otro porcentaje que sí evoluciona bien.

¿Este proyecto se inició en el seno de la Red de Investigación en Servicios de Salud en Enfermedades Crónicas (RETIC REDISSEC)?

Sí, a raíz de la primera convocatoria que hizo el gobierno a través del Instituto de Salud Carlos III, en la cual destinan entre 24 y 25 millones de euros a estudios sobre Covid. Esta red solicitó en el mes de marzo financiación para buscar un modelo de predicción que nos pueda decir si ese enfermo va a evolucionar mal o bien.

¿Cómo es capaz de predecir la evolución de la enfermedad?

Tenemos que meter dentro de una ecuación variables del paciente como las características sociodemográficas, clínicas o el análisis de laboratorio. Dentro de una gama muy amplia de variables seleccionamos las que son más informativas para meterlas en esa ecuación y que el médico que atienda al paciente pueda tener una información sobre la probabilidad de evolución buena o mala del mismo.

Según usted, la finalidad del proyecto es desarrollar un tratamiento más precoz para mejorar la evolución y reducir la estancia hospitalaria del paciente., ¿Cuáles son los resultados obtenidos hasta ahora?

Aún es pronto para saberlo. Esta herramienta no está finalizada. Ahora estamos en la fase de recopilar y analizar los datos de los pacientes, para poder hacer la ecuación y crear una aplicación que pueda suministrarle al médico información sobre la evolución del individuo afectado. Lo que sí se ha visto es que hay factores predictores de una mala evolución de la enfermedad, como la alteración del número de plaquetas, de la LDH (lactato-deshidrogenasa) o la PCR(Proteína C reactiva). No obstante, son resultados muy preliminares.

Al leer su proyecto, he visto que se centran únicamente en los pacientes graves,¿tienen previsto investigar a toda la población infectada, asintomática, leves y graves?

Más que graves son pacientes que se hospitalizan. Nuestro foco de estudio son los pacientes hospitalizados por causa del Covid-19. Hemos descartado los casos de personas leves o asintomáticas porque suelen ser personas que van a tener una enfermedad muy limitada y con pocas posibilidades de tener una mala evolución. Nos centramos en las personas que entran en el hospital porque ya tienen una situación complicada, para ver si mediante esta herramienta pudiéramos tener esa información y manejar clínicamente mejor al enfermo.

Recientemente, han recibido una financiación de 56.000 euros de la Junta para desarrollar nuevas variables de exposición, ¿a qué se refiere cuando habla de las alteraciones de inmunidad y de inflamación?

En realidad, en cuanto a dinero hay dos proyectos: el primero que se pidió en el mes de marzo, y que estudia las variables sociodemográficas, clínicas y analíticas de tratamiento; y un segundo proyecto en el que hemos solicitado financiación adicional, que es la inyección económica de 56.000 euros. Este presupuesto se destina al estudio de otras variables que no estaban incluidas en el primero, como la carga viral o los genes relacionados con la respuesta inmune y la inflamación.

¿Cómo se identifican estas variables de exposición (carga viral y genes asociados a la inmunidad y la inflamación)?

A través de un trabajo de laboratorio, al contrario que el primer proyecto que se estudia mediante los datos clínicos del paciente. En este caso utilizamos muestras del paciente para analizar en el laboratorio y así medir la carga del virus y estudiar genes relacionados con la inflamación e inmunidad, procesos que se alteran en gran parte de los pacientes que precisamente evolucionan mal.

En su proyecto, indica que analizarán la evolución de 2.500 pacientes. ¿Seleccionan a los individuos?

Exactamente no seleccionamos el tipo de pacientes. A medida que ingresan en el hospital, los investigadores observamos la evolución clínica de cada uno de ellos hasta llegar al tope de 250 individuos en el caso del Hospital Costa del Sol. La cifra de 2.500 pacientes corresponde a la suma de los enfermos hospitalizados por Covid-19 en cada hospital que forma parte del estudio, como el hospital del Mar de Cataluña, el hospital de Galdakao de País Vasco, el hospital de Canarias y el Hospital Costa del Sol de Marbella en el que investigo.

¿Se dedica únicamente a la investigación del Covid-19?

No. Mucha gente que trabaja ahora en Covid procede de investigaciones en otras materias, mi grupo, en concreto, está especializado en cáncer. Lo que hacemos es que la metodología que empleamos para estudiar el cáncer por ejemplo, la aplicamos en otras enfermedades como es esta, que es la que ahora interesa más a la población. Realmente, no hay un especialista puro de coronavirus sino que al final es un trabajo en equipo formado por distintos especialistas.

Este trabajo tan completo le dedicará muchas horas de investigación ¿Su jornada laboral se centra de forma exclusiva en este proyecto?

El diseño de esta herramienta es la que se lleva el mayor porcentaje de mi tiempo de investigación. No obstante, también soy profesor de bioquímica en la Universidad de Málaga y médico especialista en laboratorio clínico. Esta investigación en coronavirus hace que ahora dediquemos algo menos de tiempo a otros temas de investigación.

A estas alturas, ¿Cuáles son sus expectativas?

Mis expectativas se centran en la práctica que es la que determina el éxito. Se puede asemejar con las vacunas, al principio el estudio da un porcentaje alto de efectividad, pero es cuando se aplica a la población cuando realmente se comprueba su éxito. En el caso de nuestro proyecto, tenemos buenas expectativas pero estamos hablando de probabilidad y, al final, lo único que podemos asegurar es que es más probable.

¿Qué ilusionaría al investigador Maximino Redondo?

Lo que me ilusionaría es que esta herramienta tuviera un porcentaje de efectividad muy elevado y que pudiera ser útil para los clínicos, que son los que están al pie de cama. Pero insisto, se pondrá de manifiesto cuando la herramienta entre en funcionamiento a nivel clínico. Ahora mismo estamos en fase de estudio.