«Solamente tengo agradecimiento a las personas que me la han concedido y un poco de sorpresa. Lo que he hecho toda mi vida ha sido tratar de aprender y compartir siempre lo que he aprendido», confiesa este lunes a La Opinión el bioquímico Antonio Alcaide García (Antequera, 1939).

Es su reacción a la concesión de la Medalla de Honor que le otorgaba el Instituto de Academias de Andalucía, cuyo pleno se reunió este fin de semana en Málaga y le comunicó la noticia.

La concesión de la medalla, con el respaldo de todas las academias andaluzas, viene refrendada por la dilatada y exitosa carrera científica de este investigador antequerano, diseñador de la aspirina soluble y que formó parte del equipo internacional que desarrolló el ibuprofeno. De hecho, llegó a presentar el nuevo fármaco en España acompañado por el británico Stewart Adams, el descubridor de la molécula.

Pero sin duda, el logro del que se siente más orgulloso, y en el que lleva trabajando las últimas dos décadas, es haber acabado con la mortalidad infantil por sida en Honduras, gracias a su trabajo sobre el helecho calaguala, de nombre científico 'Phlebodium decumanum', lo que le permitió idear un jarabe que ha hecho posible que desde el 30 de agosto de 1998, cuando empezó a administrarlo, hasta la fecha, no haya fallecido ningún niño.

Antonio Alcaide, académico numerario de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, asegura que sigue siendo «el de pueblo de siempre» e informa que ha escogido su ciudad natal como el sitio en el que tendrá lugar próximamente la concesión de la Medalla de Honor.

«Siempre he llevado a Antequera en mi recuerdo y soy antequerano», destaca, al tiempo que resalta que a la hora de trabajar siempre tiene presente «a Antequera, Málaga, a Andalucía y a España».

Con un doctorado español, otro doctorado de Estado francés y una larga experiencia docente e investigadora en medio mundo, Antonio Alcaide cree que el freno al desarrollo de la Ciencia en nuestra país se debe a los políticos, sea cual sea su color. «Los políticos crean su propio emporio de investigación; en España hay gente muy buena y gente menos buena que viene de la mano de los políticos», subraya. Por eso, también aboga porque los investigadores españoles «mantengan el nivel de investigación silenciosamente» y sin atender a «cantos de sirena».

Dos de sus hijas han seguido sus pasos y son científicas, una de ellas, María Luisa Alcaide, es directora de Investigación de la Facultad de Medicina de Miami y embarcada en el desarrollo de la vacuna de Moderna.

Antonio Alcaide, al tanto de las investigaciones que se llevan a cabo en buena parte del mundo contra la Covid (ha asistido a seis seminarios en los últimos días y está al día de las publicaciones científicas), pone de ejemplo las vacunas de Moderna y Pfizer y anima a «confiar en los científicos», porque si con la eficacia se ha bajado «un poco el listón», a causa de la pandemia, no ocurre lo mismo con la seguridad. «No teman ustedes por la seguridad. Yo creo que hay que vacunarse y confiar en los científicos», recalca.