Nueve familias del colegio público Tartessos demandan una formación y enseñanza a distancia que se adecúe a sus hijos, que padecen enfermedades que les hacen más vulnerables a la Covid-19. Estos alumnos llevan desde el comienzo del presente curso sin poder ir a clase, debido al temor a un contagio y las consecuencias que supondría para ellos.

«Mi hija tiene colitis ulcerosa, una enfermedad que hace que tenga las defensas más bajas y sea vulnerable al Covid-19. Para no poner en riesgo su salud no está asistiendo a clase y mi otro hijo tampoco por temor a contagiar a su hermana», explica Enrique Espejo. Este padre de dos mellizos de nueve años lleva varios días manifestándose de 8 a 10.00 en las puertas de la Delegación de Educación. La situación no solo afecta a sus hijos, sino que son nueve las familias afectadas en el centro,que llevan más de tres meses realizando escritos a la Delegación Territorial de Educación en la provincia y a la dirección del colegio y todavía no se les ha brindado una solución. La institución propuso que una profesora de refuerzo Covid se dedicara a la formación de estas familias. Los padres no estuvieron de acuerdo, ya que la profesora estaba atendiendo a otra parte del alumnado: «No pueden quitarla de ahí para dárnosla a nosotros». La «solución ideal» es una educación a distancia para que estos alumnos no pierdan el curso: «Mis hijos han estado en casa. Están en tercero, un curso relativamente fácil para poder llevarlo nosotros como padres, aunque se nos escapan cosas. Lo ideal sería que tuvieran la propia atención del profesorado del centro», declara Espejo.

En un primer escrito, la delegada territorial de Educación, Mercedes García Paine, explicó que el equipo directivo del colegio era el que debía valorar dentro de su capacidad de autogestión las medidas a adoptar: «En el caso de que este no pueda proporcionar dicha atención, deberá informar a la inspección educativa, con el objeto de dotar de recursos suficientes al centro o proporcionar la atención al alumnado por vías alternativas». Tras comprobar que el colegio no tenía estos medios, la Delegación expuso en un segundo comunicado que «se está trabajando para brindar esta atención educativa telemática, poniéndose en marcha con la mayor brevedad posible y a la espera de contar con los medios técnicos necesarios». A pesar de recibir una respuesta, las familias siguen desconfiando y temen que se les esté «dando largas». Hasta que estos recursos no estén en uso por el centro y vean que se les devuelve a sus hijos una «educación y enseñanza de calidad a la que tienen derecho», las familias afirman que no van a parar.

«Mi hija es vulnerable como expone en los informes médicos al ser asmática», explica Silvia Montañés. Por miedo a que se catalogara su caso como absentismo escolar, al principio de curso decidió llevar a su hija a clase hasta que comprobó que en el colegio no cumplían las medidas sanitarias establecidas, como la distancia de seguridad. Montañés denuncia que nadie se está haciendo responsable de la situación: «Se pasan la pelota entre la Delegación y la dirección del centro y llevamos esperando una solución desde hace tres meses».

Enrique Espejo lamenta la indiferencia de la institución como del colegio y teme que esta situación se repita en otros centros de la provincia: «Nosotros nos estamos moviendo, pero cuántas familias afectadas habrá en el resto de colegios, que no tengan la posibilidad de hacer lo que estamos haciendo».