L a Junta de Andalucía ha opinado sobre las aglomeraciones que se dieron en la calle Larios el día de la inauguración de las luces el 27 de noviembre. Y esa opinión autonómica, esa reflexión del consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, es una crítica en toda regla al equipo de gobierno (que el alcalde le afeó el jueves: «No tiene fundamento la inquietud del consejero» y llegó a hablar de falta de información veraz), pero crítica al fin y al cabo, porque en la cosa pública, en esa sociedad espectáculo en el sentido que le da a ese constructo intelectual el filósofo Guy Debord (la vida en nuestras sociedades sería hoy una gran concentración de espectáculos y, a través de ellos, nos relacionamos y vivimos, agitándose nuestras existencias en una representación que se aleja de lo real) lo que cuenta es la puesta en escena y la carga simbólica que acumula la fuente de los mensajes. No es ningún secreto que Bendodo aspiró a la alcaldía de Málaga y tampoco lo es que las relaciones entre partido y equipo de gobierno han pasado por etapas mejores y peores. Si se une todo, las palabras de Bendodo no pueden caer en saco roto, como tampoco es incierto que en el PP malagueño se dan cuenta de que Bendodo viene más por la capital que Juan Manuel Moreno y que mucho de su día a día está enfocado aquí, aunque el divino estrabismo que se asocia a unos pocos líderes políticos, y que sus adeptos atribuyen a Bendodo, permite que el abogado esté en el plato y en las tajadas, en Málaga y Andalucía. Hay quien dice, por ejemplo, que ya se ha laminado la proyección pública de Pablo Montesinos, diputado del PP, que sonó hace unas semanas como posible candidato a las municipales (según esas fuentes generalmente bien informadas), y ahora sólo sale Carolina España, también diputada (que no ha dicho ni se conoce si aspira o no. Otros sólo inspiramos y espiramos). A Montesinos se le quiso quemar, y parece que ha ardido, al menos para las quinielas malagueñas. En el equipo de gobierno hay concejales bendodistas y del alcalde, todos bajo el paraguas de la marca PP pero cada uno con su forma de pensar y hacer las cosas. Y algunos piensan ya, dicen algunas fuentes, en el después del alcalde. El derecho a decidir podría estar detrás de todo, añaden (un derecho que, para quien esto firma, el alcalde se ha ganado: o seguir él si se ve con fuerzas o designar sucesor, aunque el partido reclama participación en esa elección). Y esto de las luces pues es, en el fondo, un pulso más. La clave es cuándo decidirá el alcalde y si lo hace cerca o lejos de las elecciones andaluzas (se necesita un Iván Redondo para escribir este artículo). Muchos ciudadanos se han sentido ofendidos por las aglomeraciones de Larios del viernes 27. Pudo haberlas en momentos puntuales, pero lo cierto es que el dispositivo policial que montó Avelino Barrionuevo, edil de Seguridad, funcionó bien y no hubo ni tantas concentraciones ni tantos excesos de aforo como se ha visto en las redes. A tenor del vídeo, claro, que enseñó el edil a los periodistas en una rueda de prensa. El PSOE no se lo cree y ya ha pedido una copia sin editar y un plan de emergencia para Larios. Esta historia, de cualquier forma, se ha sacado de quicio. Aunque en la sociedad del espectáculo lo que queda es la representación de lo acaecido en realidad y hubiera sido una gran decisión iluminar el Centro de forma algo más discreta, acorde a los dolorosos tiempos que vivimos, para evitar precisamente imágenes como las que se vieron en los medios el sábado 28 de noviembre por la mañana o el mismo viernes por la tarde en las redes sociales, cuya perspectiva se discute por el concejal y el alcalde. Es lo que Antonio Núñez, consultor político de fuste y mago del storytelling llama un 'pingüino' (un fenómeno viral en redes, habitualmente de desprestigio, con la base de un relato, en este caso sería el de la propia supervivencia al enfermedad). En el vídeo, la presencia policial es constante, además de quedar nítidamente demostrado que, pese a que hay algunos que se paran a inmortalizar las luces, el discurrir es fluido (según la hora). Otra cosa es que se critique la mera existencia de las luces. Eso ya es política, espectáculo, pero política al fin y al cabo, algo muy parecido a lo que está ocurriendo con las zonas azules. Alguno comenta que esto de las luces no se podía hacer de otra forma por el contrato. El PSOE critica aquí lo mismo que ha hecho Abel Caballero, correligionario, alcalde de Vigo, que lleva años a lomos de una política luminiscente. Y lo que ha hecho Madrid (PP). Se es una gran ciudad para lo bueno y para lo malo. Y el plan de emergencia que piden los socialistas no es mala idea, aunque Barrionuevo ha blindado la calle Larios para el puente y, si se da la circunstancia, incluso, aforará esa calle o la que se le ponga por delante (se valla para reducir la concentración). Hay sustancia para debatir, claro, pero el fenómeno es ya un 'pingüino' en toda regla, porque no fue para tanto. Por cierto, hablando de luces se dice que Juan Cassá está a punto de afiliarse al PP. Una de sus colaboradoras más cercanas ha accedido a un buen puesto en la Diputación. ¿Se anunciará pronto? Cuídense este puente, háganme el favor.