Son las 10.28 horas del sábado 28 de noviembre. Vecinos de la barriada, colectivos como voluntarios Amigos del Mar, AndaLimpia, Ecologistas en Acción y miembros de Bosque Urbano de Málaga se concentran en los antiguos terrenos la Repsol en Málaga. Unen sus fuerzas para que el Proyecto de Bosque Urbano de Málaga (BUM) llegue a puerto.

Sin bajar la guardia ante la Covid-19 y con un certificado de la Subdelegación del Gobierno de Málaga que acredita esta actividad, los voluntarios comienzan a abrir bolsas de basura, a ponerse los guantes y a echarse gel desinfectante para limpiar una zona de los más de 177.000 m2 de terreno. Mientras que miembros de BUM empiezan a traer los 45 pequeños árboles cedidos por el módulo de forestación de la Universidad Laboral de Málaga. «Ya tenemos cerca de 800 m2 de arboles plantados y la idea es seguir creciendo», afirma Pedro Sánchez, portavoz de BUM.

Pero, ¿por qué demandan esto? Sánchez responde que ellos hoy van a sembrar encinas, pinos y álamos. Se están surtiendo de donaciones pero la idea es que todo sean especies mediterráneas que no necesiten mucha aportación de agua. «Nosotros criticamos el proyecto de parque de mini parque que tiene proyectado el Ayuntamiento porque quieren incluir una amplia zona de césped, cuando el césped necesita mucha agua. En un clima donde las lluvias son escasas no tiene mucho sentido», culmina.

Pedro indica a este periódico que la idea es «realizar una limpieza reivindicativa para demandar al Ayuntamiento de Málaga que estos terrenos donde pretenden construir cuatro rascacielos, un centro comercial, 400 viviendas y un parking se destine de forma íntegra a zona verde». Los terrenos lindan con Cruz de Humilladero y Carretera de Cádiz, dos de los distritos más poblados de Málaga y donde hay un enorme déficit de espacio verde. «Hay distritos como Cruz de Humilladero que no superan los dos m2 de zona verde por habitante, cuando la OMS recomienda entre 15 y 20 metros», afirma.

El portavoz de la plataforma insiste en que este déficit influye directamente en la salud y calidad de vida de los vecinos. «Pretendemos crear un espacio con especies mediterráneas que sirva como desahogo, como un pulmón verde para la ciudad, que ayude a mitigar los efectos del cambio climático, que sea un sumidero de CO2 y que al mismo tiempo sea un punto de encuentro para los vecinos en contacto con la naturaleza», demanda.

BUM entiende que para seguir la propuesta tendría que ser una demanda vecinal. Por ello, afirman que siempre han trabajando en contacto con otros colectivos. Son cerca de 40 las asociaciones de vecinos, de profesionales como el Colegio de Enfermería, el Colegio de Trabajadores Sociales, el Colegio de Geógrafos, partidos políticos y sindicatos que están apoyando la iniciativa. «Siempre hemos trabajado con ellos porque entendemos que hay que crear red y que mientras más amplia sea la demanda, más sensibilidad tendrán los grupos políticos», explica Sánchez.

Así lo ratifican los miembros de AndaLimpia: «BUM contactó con nosotros por redes sociales para que nos uniéramos a ellos. Nosotros hacemos una retirada de residuos y ellos una plantación». Además, la portavoz de AndaLimpia indica que lo importante, a parte de dejar la zona mejor de lo que está, es crear el impacto visual y consciente que pueda hacer sobre las personas.

Son las 12.00 horas de la mañana. El cielo está claro pero con algunas nubes, debajo de ellas se encuentra una niña plantando un árbol. «Yo quiero plantar árboles porque así ayudo a la naturaleza. Hay mucha contaminación y me gusta plantar», explica la menor.

El portavoz de BUM también propone crear un lugar que sirva como instrumento educativo. «El espacio tiene que ser algo que la gente lo tome, que cuando tú vayas a dar una clase de ciencias ambientales, puedas venir aquí y enseñar a los alumnos lo que es una encina para que estén en contacto con la naturaleza», afirma.

También hay muchos vecinos que quieren ayudar: «Por Facebook nos enteramos de las cositas, vivimos al lado y queremos que esto sea un bosque en condiciones. No necesitamos más edificios», explica una vecina. Asimismo, también indican que durante el confinamiento han visto necesario un espacio verde. «Ha habido mucha gente paseando por estos terrenos que no son nada». Antonio, voluntario de Amigos del Mar, explica que lo único que quiere es colaborar con el planeta para que la suciedad no vaya al mar.

A lo largo de la jornada, Gloria de AndaLimpia, ha observado un gran vertedero en una zona del terreno. Gloria indica que se debería retirar lo antes posible. «Es un vertido de obras que han dejado ahí y nosotros no podemos recogerlo», lamenta.

Son las 13.23 horas y el fin de la jornada se acerca, con alrededor de 800 kilos de basura quitados, Jonás, de AndaLimpia, afirma que han recogido muchos envases, maderas y latas. «Había muchos residuos», asegura.

Esta propuesta también es apoyada por Eduardo Zorrilla y Nicolás Sguiglia, portavoz y concejal de Adelante Málaga del Ayuntamiento, quienes se presentaron en el encuentro. «Apoyamos a la plataforma porque siempre hemos reivindicado un bosque urbano en la ciudad. Hemos presentado innumerables mociones al Ayuntamiento de Málaga pero sin ninguna respuesta cuando es una oportunidad histórica de tener un gran pulmón verde en la ciudad de Málaga».

Pedro Sánchez cuenta que hace unas décadas los vecinos pedían un parque cuando denunciaban que se desmantelaran los bidones de almacenamiento de hidrocarburos que traían los barcos. «Esto estaba rodeado de viviendas, hubo muchas protestas vecinales porque era un peligro».

Por ello, indica que es una reivindicación histórica del vecindario. «No es algo que nos hayamos inventado. La plataforma lleva cinco años en funcionamiento pero esta reivindicación lleva décadas». No obstante, los voluntarios son optimistas: « Pese a la falta de apoyos por el equipo de gobierno, los malagueños se están concienciando de que Málaga necesita espacios libres».