«Los okupas cambiaron las letras de las casas desde el principio, para así tener liados a los jueces», comenta Francisco Jiménez, que resalta que es el único propietario legal en un bloque de apartamentos de la Colonia de San Eugenio, en La Trinidad.

Francisco sabe de lo que habla porque fue su padre, vecino del barrio, quien construyó el bloque sobre la antigua casa familiar, pero la anterior crisis dejó el bloque recién construido en manos de la Sareb, el banco malo, salvo el piso que tiene en propiedad junto con sus hermanos.

«En 2012 llegaron los okupas y yo me vine a vivir hacia 2013», calcula. Para él comenzó entonces un calvario, del que ya informó en 2016 La Opinión, porque como explica, «empezaron a hacer ruido, me echaron basura, me intentaron quemar la casa, sufrí amenazas de muerte....».

La situación se puso tan seria que a Francisco no le quedó más remedio que dejar su casa e irse a dormir a su furgoneta, aparcada a pocos metros, en plena calle Bailén. Por medio hubo un juicio contra uno de los vecinos, que ya dejó el bloque y Francisco, de regreso a su casa y con las aguas ya más calmadas, hace dos años constató ese cambio de letras de las puertas.

«Hasta en mi DNI pone que vivo en el A pero resulta que no, que mi piso es la letra D, como consta en la escritura», destaca, y muestra este documento al periodista.

El dato erróneo del DNI se explica porque Francisco Sánchez entró a vivir en 2013, poco después de la llegada de los okupas, por lo que no se percató del cambio de letra hasta hace dos años.

Fue entonces cuando acudió con la documentación, incluido el pago del IBI, a la Policía Local, para pedirle que visitara su vivienda, para constatar el error y solucionarlo.

«Estuve en la comisaría y me fui tranquilo, pensando que estaba resuelto», explica. Sin embargo cuando hace unos días trató de corregir la dirección de su DNI, acudió de nuevo al Ayuntamiento de Málaga y se llevó una sorpresa: «Como para cambiar el DNI me hace falta el papel del empadronamiento, lo solicito, me lo dan y sigo apareciendo que vivo en el A, no en el D. Cuando pido el cambio me dicen que ya lo verificó la policía».

Francisco Jiménez explica que dio su teléfono móvil para que la Policía Local le llamara cuando visitara su vivienda, algo que no se produjo. «Yo estaba fuera y resulta que hace dos años vino la policía sin avisar. Lo mismo esta gente -en referencia a sus vecinos- les dijo que yo era un okupa más...».

A la dificultad de vivir en un bloque en las actuales circunstancias, este propietario lamenta las trabas para conseguir que el Consistorio lo empadrone en la dirección que consta en la escritura de propiedad. Mientras llega ese momento, explica, ha retirado la letra de su piso para no dar lugar a más equívocos.

Una vez conseguida la dirección correcta, y como ya explicó a este diario, su sueño sería convencer al banco malo para recuperar el bloque familiar mediante su conversión en apartamentos para estudiantes. «En Málaga funcionaría», sostiene.

Ayer, el concejal de Seguridad, Avelino Barrionuevo, informó a este diario de que recabaría datos sobre el problema de Francisco Jiménez, con vistas a dar pronto una respuesta.