La Facultad de Bellas Artes vive este curso atípico bajo la batuta de Jesús Marín Clavijo, el nuevo decano que juró su cargo hace un mes. Los objetivos que se marca para su mandato pasan por «mantener el buen hacer y la eficacia del anterior decano, Salvador Haro, pero apostando por un proyecto más ambicioso». Entre sus propósitos, el decano remarca su intención de «realizar mejoras en las infraestructuras del edificio y dotar a todos los espacios docentes de sistemas multimedia». Con respecto al ámbito académico, Marín pretende «fomentar que los profesores como personal docente e investigador (PDI) desarrollen estudios e investigaciones en relación con el campo de las bellas artes».

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El nuevo decano también plantea la «implantación de un nuevo máster» pero no especifica en qué campo se especializaría ya que aún se están barajando «varias opciones».

«Se pretende abordar una petición continuada por parte del alumnado que consiste en la ampliación del cupo de estudiantes en las optativas más demandadas», concreta Jesús Marín asegurando que esta es una de las principales quejas que presentan los estudiantes. «Se deben compaginar las demandas de los alumnos con lo que el personal docente piensa que debe incluir una correcta formación», afirma y adelanta que «se van a modificar algunas asignaturas para que cambien su perfil, aunque no existe mucho margen de maniobra porque los títulos tienen unos planes de estudios bastante acotados».

En cuanto al contexto en el que se encuentra la facultad, el decano califica a Málaga como «una ciudad en auge y un referente desde el punto de vista de la oferta cultural». La ubicación de la Facultad de Bellas Artes no es casualidad puesto que el campus de El Ejido es el sitio idóneo para que se desarrolle la futura generación de artistas debido a que su ubicación, a menos de 10 minutos del centro de Málaga, permite que «los alumnos se formen tanto dentro como fuera de la universidad». Jesús Marín concreta que «los estudios artísticos requieren de un contacto directo con la sociedad y la ciudad, la infraestructura cultural de Málaga, incluyendo las salas de exposiciones, las galerías y los museos».

El grado de Bellas Artes en Málaga se encuentra muy enfocado a las nuevas tecnologías, «la tecnología es el presente y debe incorporarse a las bellas artes de una forma natural», asegura Marín, que cree que este hecho «es lo que diferencia a la Facultad de BBAA de Málaga de los centros de otras ciudades».

Por otra parte, considera inviable la ampliación de la oferta de plazas para acceder al grado debido a que «el ratio de alumnos por profesor aumentaría y sería incompatible con el modelo metodológico y docente seguido en la Facultad». Un modelo que se basa en «el trato personalizado con los alumnos», llegando a proporcionar a los estudiantes del máster «un estudio privado en el que desarrollar sus trabajos y diseñado a su gusto». «Poseer dicho espacio era un sueño cuando estudié Bellas Artes en Sevilla y Málaga lo ha hecho realidad para muchos estudiantes, convirtiéndose en un ejemplo a nivel nacional», destaca.

«El arte no es una cuestión de nacer con un don como mucha gente piensa, el arte es un lenguaje y se aprende como todos», afirma el nuevo decano, que concreta que un buen estudiante de Bellas Artes «tiene que ser proactivo y tener iniciativa propia, hay que trabajar la creatividad ya que un artista debe ser capaz de generar cualquier contenido, desde una obra de arte hasta un puesto de trabajo que nadie conocía». El decano considera «muy necesario» fomentar entre los estudiantes «el espíritu crítico y el análisis de la realidad». «No hay que asumir todo lo que nos digan, hay que ser crítico con la realidad y con uno mismo», subraya.

Con respecto a las salidas laborales del grado de Bellas Artes, Jesús Marín destaca que «ningún graduado sale al mercado laboral hoy día con un contrato, la carrera empieza cuando se tiene el título, la universidad está para formar».

De otro lado, reivindica «uno de los activos de la facultad reconocido a nivel nacional, su sala de exposiciones», concretando que «los trabajos que se exponen en esta sala se deciden a través de una comisión de propuestas en la que participa el propio alumnado».

«Se mantiene un contacto continuo con los estudiantes, los cuáles se pretende que estén totalmente integrados y se sientan una parte activa de la Facultad de BBAA», especifica.

Una petición por parte del alumnado muy repetida es la construcción de una cafetería. Ante esta demanda Marín explica que «el problema que tenemos es que somos una facultad en cuanto a alumnos bastante pequeña en comparación con el resto, por lo que no nos podemos permitir tener dicha instalación».

Debido a la situación generada con el Covid-19 y a las propias necesidades de la enseñanza en Bellas Artes, dicho centro mantiene la enseñanza presencial en el máster que oferta. Esto es posible gracias a que «los estudiantes trabajan la parte práctica en sus propios estudios y no tienen que mantener contacto directo entre sí, mientras que la parte teórica se imparte en el salón de actos», aclara Marín. En relación a los estudiantes del grado, el decano explica que «se sigue un régimen bimodal con una alternancia en la presencialidad».