El pasado mes de julio esta sección se detenía en un enorme solar en el arranque de Cristo de la Epidemia, en la esquina con el Jardín de los Monos o de la Victoria. El motivo era la presencia de un prometedor ´bosquete´ de ailantos, entre los que destacaba un ejemplar gigantesco de este árbol de origen chino, que tan bien se desarrolla en las parcelas de nuestra ciudad.

El árbol era tan majestuoso y el resto de compañeros crecía tan bien, que el firmante propuso a nuestras autoridades estudiar la declaración de esta parcela como futuro Parque Natural -intraurbano, claro- siempre y cuando persistiera el deseo de limpiarla únicamente de higos a brevas.

En una línea similar, pero referido a un único ejemplar, hoy nos volvemos a detener en un árbol que es una constante en esta sección, por la sencilla razón de que nuestro Ayuntamiento sólo se acuerda de él cuando alcanza proporciones ciclópeas, no antes.

Eso explica que, a estas alturas de 2020, tengamos un árbol de Navidad en ciernes que sale con fuerza del muro de la plaza de la Aurora. Como recordarán, es el mismo fenómeno de ´jardín vertical´ que encontrábamos en la Travesía del Pintor Nogales, donde un pertinaz ficus se afanaba en aparecer junto a los entresijos de un registro de la luz.

Es de suponer que con la nueva reforma, que regala a esta cuesta entre la Aduana y la Alcazaba los versos dedicados a Málaga de Vicente Aleixandre, el ficus regresará a sus cuarteles de invierno y no regresará más.

Por contra, un regreso más victorioso que el de un general romano se produce cada año en la mencionada plaza de la Aurora, pues el árbol en cuestión, también un ficus, asoma con garbo y prestancia por el Pasillo de Santo Domingo, pese a que la plaza se encuentra varios metros más abajo.

A la inestabilidad que puede suponer el que un árbol de este porte crezca por los recovecos de un pétreo muro de contención se suma el detalle nada menor de que lo haga a escasos centímetros de una instalación de Endesa con la clásica señal de advertencia por peligro de electrocución.

Es una lotería navideña la que nos jugamos con este arbolito, que cualquier día puede salir ardiendo como la bíblica zarza. Mientras llega ese aciago día -los jardineros de Parques y Jardines no lo permitan- nuestro Consistorio podría colgarle guirnaldas de luces y coronarlo con una estrella para trasladar el espíritu de esta insólita Navidad a este concurrido rincón de Málaga.

O eso o mantenerlo a raya cuanto antes, claro.

Lo mantuvieron a raya

Añadimos un adenda, valga la redundancia, a esta crónica, porque a primera hora de la mañana de este jueves 17, la concejala de Medio Ambiente, Gemma del Corral, informó a esta sección de que el ficus fue podado ayer, con lo que el peligro ha desaparecido.

Y para dejar constancia, nos pasó la siguiente foto. Felicidades al Ayuntamiento por cortar por lo sano con un peligro real.