La OTRI (Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación) de la UMA proporciona a empresas y otros organismos información, asesoramiento y gestión en el ámbito de la investigación y la transferencia de conocimiento, con el fin de incrementar y optimizar los recursos destinados a las mismas, aumentar la competitividad de las empresas y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. José Francisco Aldana, vicerrector adjunto de Transferencia de la UMA, analiza para La Opinión la nueva etapa que emprende la OTRI.

¿Qué servicios ha venido prestando la OTRI de la UMA y qué nuevos servicios se pueden diseñar desde ella misma?

Las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) nacieron a finales de 1988 como estructuras para fomentar y facilitar la cooperación en actividades de I+D entre investigadores y empresas, tanto en el marco nacional como europeo. Forman parte de las estructuras de interrelación (EDI) dentro del Sistema de Ciencia y Tecnología de un territorio. Las EDI son intermediarias en el sistema ciencia-tecnología-empresa, y su misión consiste en dinamizar las relaciones entre los agentes del sistema. Las OTRIs, están adscritas a universidades y a centros públicos de investigación, tienen como misión promover y dinamizar la cooperación entre los grupos de investigación y el sector productivo, así como la valorización y transferencia de tecnología y resultados de investigación al entorno productivo y a la sociedad en su conjunto (tercera misión de la universidad).

¿En qué consiste la transferencia del conocimiento?

Es un proceso multidimensional, muy complejo, que explicado de forma muy simplificada permite transformar el conocimiento en sus distintas formas: abstracto, teórico, técnico, en un bien que produzca un beneficio (impacto) social. Este proceso se desarrolla de múltiples formas. Mimar y potenciar estos procesos de generación de «riqueza» en el más amplio sentido de la palabra es la mejor forma de invertir en el futuro de una sociedad.

El año pasado cumplieron 30 años de actividad. ¿Ha llegado el momento de reinventarse?

Creo que se han superado las expectativas que se tenían cuando se crearon. Visto con la perspectiva que nos da el tiempo han cumplido con creces la misión que tenían encomendada y eso hace que haya llegado el momento de extender su campo de acción. Todo lo que hace una OTRI como la de la Universidad de Málaga es absolutamente necesario, pero todo lo que seamos capaces de hacer para crear riqueza en la sociedad a partir del conocimiento que la misma sociedad atesora nos tiene que parecer poco. Ese conocimiento es un bien común que tenemos el deber de poner lo más accesible que seamos capaces al resto de los agentes del sistema de ciencia y tecnología. No se trata de reinventar nada que es necesario, ha funcionado bien y se ha refinado durante 31 años sino de explorar territorios nuevos en este sentido. Cualquier mínimo beneficio que consigamos hará que merezca la pena el esfuerzo realizado, porque estamos hablando de los mecanismos básicos de generación de riqueza en una sociedad.

¿Nos puede explicar a grandes rasgos en qué consiste la metodología design thinking, con la que la OTRI está acometiendo un proceso de transformación y apertura?

El design thinking es pensar de forma proyectista, anticipatoria, a través de las necesidades o deseos de los usuarios como un diseñador -desarrollando procesos, productos o servicios con valor de uso e innovativo- a través de metodologías disruptivas (resistentes al caos), aprendizaje basado en problemas u otros procesos metodológicos que aterricen propuestas y soluciones adecuadas. Ayudan a hacer fáciles procesos complejos, además de facilitar el pensamiento colectivo a través de procesos de visual design. Los procesos de diseño, en su naturaleza, siempre son procesos de cambio, de transformación. Son procesos dimensionales, no lineales.

¿Cómo se canaliza la transferencia de conocimiento entre la Universidad y la empresa?

El conocimiento es multimodal y las formas en las que puede impactar en la sociedad son infinitas. Hay flujos del conocimiento ya cristalizado (los resultados de la investigación) a través de diversos canales e instrumentos: publicaciones, docencia, eventos para crear asociaciones entre agentes, desarrollo y reciclaje profesional, investigación colaborativa, consultoría, compra de investigación y prestación de servicios, licencia de patentes, emprendimiento€ La idea es avanzar desde esas formas de fomento de la transferencia basadas en la gestión del conocimiento ya sólido (cristalizado como resultados de la investigación) y que se gestiona mediante instrumentos hacia otras formas de fomento de la transferencia más líquidas y por lo tanto más difíciles de aprehender y, por supuesto, más complejas de gestionar. La OTRI tiene que avanzar hacia otras estrategias para facilitar y fomentar esa transferencia. Tenemos que ser capaces de catalogar capacidades en lugar de resultados. Ser capaz de trasmitir necesidades y conectarlas con las capacidades. Hay que generar incentivos para que todas las capacidades se orienten y cooperen. Es todo más liquido: capacidades, necesidades, incentivos, conexiones, asociaciones, redes...

¿Cuáles son los problemas que hay que solucionar entre la ciencia y la empresa?

Universidad y empresa se rigen por sistemas de incentivos completamente distintos que hacen que sea muy complejo alinear intereses. Tenemos que conseguir que los agentes del sistema se hablen. A los grupos de investigación les tienen que llegar las necesidades reales de su entorno, los recursos para resolverlos y sobre todo (y esto es lo que no existe) los incentivos para hacerlo. Además del sistema de incentivos Universidad y Empresa también tienen tiempos distintos. Esta pérdida de músculo en el sistema universitario solo puede ser compensada por una gran inversión, constante en el tiempo, que rehaga su capital humano.

¿Cuáles son los obstáculos a los que se enfrentan los grupos de investigación a la hora de hacer llegar las conclusiones de su trabajo a la sociedad?

A pesar de que da bien en los números de productividad científica, el sistema español de ciencia está cogido con alfileres. En una universidad con un cerebro enorme y poco músculo, el soporte que tienen los investigadores para realizar sus tareas es mínimo y terminan aceptando una función de hombre-orquesta en las que el 80% de su tiempo termina dedicándose al apartado «otros». En este contexto, pedirle al investigador que también tenga que encargarse de presentar y vender su investigación produce unos resultados pobres. Las OTRIs son las herramientas de las universidades destinadas a apoyar a los investigadores en la terea de llevar no solo el resultado de su trabajo que, por definición de lo que es la investigación, puede ser muy puntual, sino su conocimiento, que es mucho más extenso y reubicable. Las OTRIs necesitan muchos más recursos y planes de financiación específicos en la estrategia nacional de ciencia y tecnología que refuercen y permitan ampliar sus funciones.