El trabajo en la protectora de animales de Málaga no ha variado mucho con la pandemia. La mayor diferencia, sin duda, es el número de animales que tienen que acoger al día y el estado en el que se encuentran. Ahora mismo, lo que más abundan son podencos, lo que los cazadores llaman el «descarte» en estos meses, y mastines. De forma habitual, solían entrar al refugio una media de uno o dos perros al día, mientras que ahora se ha alcanzado una media de cinco o seis animales al día, sobre todo, perros.

El refugio tiene una capacidad para entre 260 y 300 animales, superando actualmente los 900, tal y como confiesa Carmen Manzano, presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga. «La protectora está masificada siempre, lo que pasa que hay temporadas que entran animales en buen estado que son fáciles de recuperar y ahora entran en muy mal estado, aparte de que cuesta mucho recuperarlos psíquicamente, también cuesta recuperarlos físicamente, porque supone medicación, analíticas, veterinarios...», explica Manzano.

El lugar de acogida de cientos y cientos de animales en Málaga se encuentra en una situación complicada. Al llegar muchos animales en mal estado, tienen que invertir mucho más dinero en su recuperación y no cuentan con todo lo necesario para estar tranquilos. «Llevo en la protectora desde 2010 como presidenta y puedo decir que este año es el que peor he visto financieramente a la protectora, de hecho estamos muy agobiados en la junta directiva», confiesa Manzano.

La protectora se financia mediante un convenio que mantienen con el Ayuntamiento de Málaga, con el que recogen animales cuando la perrera o centros zoosanitarios municipales están cerrados. Otra parte muy importante para ellos son los socios, importe fijo que reciben mes a mes y les sirve «para hacer los presupuestos». La cuantía mínima les ingresa 7€ al mes, que además se desgravan. Por último, de vez en cuando tienen donaciones puntuales y les vale cualquier cosa: dinero, pienso, mantas... «Nos sirve todo, todo, todo», comenta la presidenta de la protectora. «Todo el dinero que entra es para los animales, en la junta directiva somos seis voluntarios y no cobramos nada en absoluto por gestionarlo», explica Manzano.

Son muchos los gastos que supone un lugar de acogida. «Solo en pienso, y no hablo de pienso medicinal, sino pienso normal, gastamos entre cinco y seis mil euros al mes, más 14 trabajadores con su seguridad social, sus vacaciones, sus bajas...Todos ellos son animalistas y comprometidos, pero hay que pagarles su trabajo. Aparte está el laboratorio, farmacia... en fin, somos como una clínica gigante», expone la dirigente.

En cuanto al abandono, no hay una gran diferencia respecto al confinamiento, pero Manzano explica que cuando no hay confinamiento o limitaciones como actualmente, «la gente sale a pasear, sale al campo y te trae los animales, a lo mejor es un animal que lleva un par de días abandonado» pero ahora, con estas restricciones, «la gente sale menos y cuando sale, encuentran los mismos animales, pero en vez de encontrarlos en un estado medio decente, los encuentran hechos polvo». Normalmente se suele encontrar un animal a los dos o tres días de abandono, pero con esta situación, se puede tardar unos 15 ó 20 días. Por ello, Manzano subraya que «no es lo mismo sacar para delante un perro o un gato que está flaco porque no come a un perro o un gato que está enfermo», a lo que agrega que «hay que hacerle una analítica, se le hace un test, se pone en cuarentena, lo ve el veterinario y si está muy enfermo tiene que ir a una clínica 24 horas, que lo tengan controlado y claro, nos hacen precio, pero nos cobran».

Este aspecto es lo que más les está afectando, haciendo hincapié, sobre todo, en el tema de la caza. «El resto de españoles tenemos confinamiento, pero los cazadores no, los cazadores pueden ir de comunidad en comunidad y a la hora que les dé la gana y, lógicamente, eso conlleva a que los perros que se les escapan, que no les gustan o lo que sea, los abandonen», manifiesta. Aunque el límite perimetral, en el aspecto de la adopción, no les ha supuesto un gran problema, puesto que no suelen dar animales fuera de la capital, ya que les hacen un seguimiento durante un año, entonces «si dentro de Málaga es complicado, imagina fuera», explica la presidenta. En el caso que se adopte un animal fuera de la capital, se hace un certificado.

Podencos, perros usados para la caza, y mastines, utilizados como guardas de ganado, son los perros más acogidos en estos meses. Tristemente, en muy mal estado. Carmen Manzano cuenta que muchas veces se encuentran terminales o con enfermedades que son de por vida y «otras enfermedades se terminan quitando, pero después de mucha medicación que es cara y a nosotros no nos la regalan».