Los idílicos amaneceres en la desembocadura del Guadalhorce y la playa de Arraijanal se reparten desde el pasado viernes y hasta el 18 de febrero en grandes expositores y también en pequeño formato por el casco antiguo de Churriana, desde la calle Torremolinos hasta el comienzo del paseo Francisco Flores Prado.

Se trata de la exposición ´Amanece', de la fotógrafa churrianera Maisa Thode, una iniciativa de la asociación cultural Mivo (Espacio multidisciplinar e interactivo vivo). «El objetivo es que el arte llegue a todo el mundo y sea asequible, que se pueda tocar -aunque ahora, durante la pandemia, sea imposible- y que puedas estar disfrutando con la familia», contaba ayer Trini Ruiz, secretaria de la asociación.

Como explica el presidente de Mivo, Enrique Rute, esta es la cuarta exposición que Mivo organiza este año en la calle. La particularidad de la muestra fotográfica, con 13 fotos de gran tamaño y nueve de formato pequeño, es que va acompañada por textos de personalidades como el propio alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el concejal de Churriana, José del Río; el cronista de Churriana, Cristóbal Salazar; la escritora Laura Chica o el parlamentario andaluz Javier Pareja.

«Fue una idea de Enrique y Trini el dar un mensaje de esperanza para la época que vivimos, algo que me gustó mucho», confiesa la responsable de la exposición, la fotógrafa Maisa Thode.

Y así parece ser porque como comentan los responsables de esta asociación de Churriana, los preciosos amaneceres han dado lugar a textos hermosos y llenos de esperanza.

Maisa Thode, bisnieta de alemanes afincados en Málaga, explica que la afición por la fotografía le viene de familia. «Mi abuelo materno hacía fotografías en plan amateur y mi padre también hacía fotos. Lo habré mamado desde pequeña», cuenta, y explica que uno de los momentos más especiales de pequeña fue cuando su padre le dejó su cámara Canon, «pues no era muy propenso a prestarla», sonríe.

Con los años, llegarían los cursos de revelado y perfeccionamiento y cerca de cuarenta exposiciones, aunque confiesa que esta es la primera en este formato tan grande. «Nunca antes lo había hecho y me ha gustado muchísimo», reconoce.

La fotógrafa, que por consejo médico anda mucho todos lo días, se ha pasado los últimos tres años paseando por la desembocadura de Guadalhorce y la playa de Arraijanal. Fruto de esos paseos son estas hermosas fotos, que ha podido hacer gracias a un móvil y no a la tradicional cámara. «Los móviles pueden tener igual calidad que una cámara normalita, pero están a años luz de las cámaras grandes, en todo caso son capaces de hacer estas fotos, tienen definición», precisa.

Las fotos son también el testimonio gráfico de un paisaje que la fotógrafa churrianera no quisiera ver transformado, en referencia a los planes urbanísticos para Arraijanal. «Es una lástima, me gustaría que siguiera, es la última playa virgen que nos queda. Los vecinos nos manifestamos, escribimos y protestamos», recuerda.