A Laura Triviño-Cabrera, profesora en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga, no le gustan los ranking y, aunque los mire, cuando entra en su clase los olvida. Pero ahora es protagonista de uno al estar entre los diez finalistas al Premio al Mejor Docente de España, los ´Goya' de la educación que organiza la plataforma Educa Abanca.

Tras conocer hace unos días la noticia, asegura que siente que ahora debe esforzarse aún más. «Veo el premio como una forma de decir tengo que seguir siendo buena docente, tengo que plantearme retos, tengo que mejorar».

Estos premios, cuyo resultado final se conocerá el próximo 10 de enero, llevan cuatro años celebrándose con el objetivo de dar visibilidad a los profesores y reconocer su papel en la sociedad. Algo que comparte esta gaditana de 36 años que ya lleva cinco como profesora en la Universidad de Málaga.

«A veces se habla de por qué hay que premiar al profesorado. Pues porque la profesión docente se encuentra en unas condiciones muy penosas, con precariedad en todos los niveles educativos. Yo lo he sufrido en el ámbito universitario. He sido profesora sustituta interina por 600 euros en Málaga siendo de Cádiz. También es una profesión que tiene poca visibilidad y poco reconocimiento social. Igual que quienes construyen edificios, en nuestro caso estamos de alguna forma construyendo personas, seres humanos. Y esa labor es fundamental en la sociedad», argumenta. «Es una profesión que debería estar más valorada. Al final, un profesor o una profesora puede ser el mayor influencer en la vida de una persona», añade.

Cuando habla de cómo concibe la educación, el humanismo y Sócrates aparecen continuamente en su discurso. Lo primero no extraña si se conoce su currículum en el que figuran para empezar cuatro carreras, Humanidades, Filosofía, Antropología Social y Cultural, e Historia del Arte. Una amplia formación que esta profesora cree que debe estar conectada con el mundo.

Por ello, además de hacer una firme defensa de asignaturas ahora «infravaloradas» como la Filosofía o la educación artística, Laura Triviño-Cabrera combina en sus clases, en el área de Didáctica de las Ciencias Sociales, los conocimientos del currículum con la cultura mediática. Así, Rosalía, Beyoncé o el trap son protagonistas en el aula con el objetivo de que los alumnos reflexionen sobre lo que consumen y construyan sus propios discursos en un mundo marcado por las pantallas. Uno de los trabajos que pone como ejemplo de este uso de la cultura mediática en el aula es el proyecto Filosoclips para enseñar Filosofía a través de videoclips, que ha sido publicado en la prestigiosa revista Gender and Education.

De igual forma, reivindica la asignatura de Ética. «El propio hecho de anular una asignatura como la Ética dice mucho de nosotros como sociedad y como país. Es eliminar una disciplina que es la base de como tenemos que relacionarnos».

En cuanto al filósofo griego, para esta profesora está tan presente que se define como socrática. «Creo que lo importante es iluminar el pensamiento, que el alumnado se interrogue, que reflexione».

Cuando se le pregunta por el éxito educativo, Laura lo tiene claro y no habla de notas ni de rankings. «El éxito es conseguir que haya estudiantes que tengan una formación humanística basada en un sentido crítico y en un compromiso social». Evidentemente, no obvia que deben aprender unos conocimientos, pero subraya que esos conocimientos deben servirles para ayudar a los demás y mejorar el mundo.

Sin embargo, en la práctica el éxito se mide con ranking de universidades o a través de informes como PISA. En este sentido, esta docente cree que hay que tenerlos en cuenta pero sin obsesionarse e invita a que nos preguntemos qué está fallando en educación en España. Los cambios de legislación con cada nuevo gobierno, los problemas sociales como el acoso escolar, la ratio, la excesiva burocracia y la necesidad de contratar a más docentes son algunos de los problemas que señala. «Si tanto importan los ranking, hay que ir a la base de todo: contratación de docentes y una gran inversión en educación», destaca.

En el ámbito de la universidad, ve a la UMA y a la Facultad de Ciencias de la Educación en una posición muy buena, con un «equipo docente excelente y destacando en muchas áreas de conocimiento». Por ello, cuando se le interroga por una futura convivencia o competencia con las universidades privadas interesadas en instalarse en Málaga, Laura Triviño-Cabrera cree que la UMA debe ser competitiva consigo misma y hace una firme defensa de lo público.

A sus alumnos, que serán los profesores de mañana, sólo les da un consejo, una vez más de la mano de Sócrates: «Hay que enseñar a interrogarse, a poner en duda. Iluminar a las personas para que reflexionen críticamente y que esa reflexión sea un pensar y un actuar, que actúen para mejorar el mundo».