La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha dado hoy el sí a la propuesta del Consistorio malagueño para hacer diez sondeos geoarqueológicos en la parcela ocupada anteriormente por el edificio de los cines Astoria y Victoria. El fin de estas catas arqueológicas, poco invasivas, es ver si hay restos de importancia desde los 5,5 metros de profundidad, cota alcanzada con las excavaciones ya realizadas, y los 10 metros, profundidad prevista en el proyecto de edificio traslúcido que opta a ocupar este estratégico suelo. En concreto, el auditorio llegaría a ese nivel. Urbanismo, por cierto, adjudicará de forma directa el contrato en los próximos días y quiere que se esté trabajando en la parcela el primer día hábil de enero, es decir, el 7, aunque todo dependerá de la rapidez del trámite.

El debate ciudadano, ya lo saben, tiene varias aristas: hay quien aboga por dejar la zona excavada diáfana, dignificando los restos e incluyéndolos en un parque arqueológico; otros apuestas por hacer el edificio traslúdico, declarado de interés general por la ciudad y que sería la base de un concurso al que podrían optar diferentes grupos inversores y una tercera postura opta por integrar los restos en el inmueble a construir en el futuro. Todo dependerá del valor de los restos hallados.

Lo cierto es que los sondeos geoarqueológicos son menos invasivos y agresivos que las excavaciones y Urbanismo trata así de cerciorarse de que no haya nada o, por lo menos, comprobar qué existe, antes de impulsar la instalación de cualquier proyecto en la parcela. Esto se va a contratar, explica el edil de Ordenación del Territorio, Raúl López, de forma inminente, de forma que se quiere comenzar estos sondeos el primer día hábil que haya próximamente. El contrato se adjudicará a una empresa especialista de forma directa, al ser menor, y el objetivo es que los sondeos empiecen a principios de enero.

La Junta contestó en noviembre al Consistorio con una patada a la lata: si quiere hacer sondeos geoarqueológicos, primero debía decir por qué, es decir, aportar una abundante memoria explicativa en diez días. Así se lo ha dicho Cultura, por carta, a Urbanismo, una misiva en la que le pide satisfacer hasta ocho puntos.

Para poder valorar la solicitud de sondeos geoarqueológicos para ver si hay que ampliar luego la excavación a diez metros de profundidad, es decir, para valorar la "viabilidad" de esa actuación, la Junta reclamó que el Ayuntamiento justificase la ampliación de la actuación arqueológica en relación al objetivo del proyecto. Asimismo, había de explicar la necesidad y oportunidad de la propuesta, concretar las cuestiones arqueológicas que se pretendían abordar con estos sondeos, estimar las conclusiones arqueológicas, explicar la tipología y la metodología de esos sondeos, la ubicación exacta y la previsión de la afección arqueológica.

La idea es ver con esos sondeos dónde queda el nivel estéril del suelo y comprobar si hay restos de valor o no, más allá de los más de 300 cuerpos de soldados castellanos que participaron en la conquista de la ciudad en 1487, el hospital y el convento de Santa Ana, el mesón que había en la zona, el barrio nazarí asociado a un complejo industrial o las zonas fabriles y funerarias romanas, que indicarían que esta fue una vía de entrada de cierta importancia a la ciudad. Lo cierto es que aún no se ha emitido el informe por parte de las arqueólogas de la empresa encargada de hacer las excavaciones, un estudio en el que se determinará el valor patrimonial o histórico de las piezas localizadas. Ese informe, que se prevé presentar este mes, ha de ir a los técnicos de Cultura, que establecerán el valor y así se determinará si el espacio debe quedar sin ocupar por un inmueble, si los restos pueden integrarse en el edificio, como ocurre en algunas construcciones del entorno, o, por el contrario, no es necesario conservar nada, aunque esta posibilidad es remota.