Resiliencia. Las personas resilientes son capaces de comprender más el sufrimiento de otras personas y, así mismo, superar su propio sufrimiento. Por ello, en los meses del confinamiento, muchísimas personas, aunque algunas de ellas se encontraran solas, pasándolo mal por múltiples problemas o, incluso, con una enfermedad como es el cáncer, mandaron cartas al Hospital Regional Universitario de Málaga para los pacientes de Covid-19.

Belén Navarrete, enfermera del Servicio de Enfermedades Infecciosas en este hospital de la capital, a mediados de marzo comenzó con una iniciativa por la que, a través de un correo electrónico, las personas mandaban cartas a los pacientes de Covid-19 del hospital.

«Los pacientes mayores lo pasaron muy mal cuando nos veían vestidos y cómo entrábamos. Con todo el aislamiento, el traje de ´astronauta', como nosotros decimos. Además, los mayores se desorientan al ser ingresados y lo pasábamos muy mal», cuenta Navarrete. La enfermera explica que esta pandemia es muy diferente a la vivida con el sida, porque en ese caso, los pacientes podían estar con sus familiares y, en un año, murieron muchas personas, pero con el coronavirus se concentra ese número en tan solo dos meses.

Navarrete comenzó con la iniciativa al ver que lo estaban haciendo en Madrid y se dio cuenta de que eso era lo que necesitaban sus pacientes, porque «las personas mayores empezaban a llorar, a decir que los habíamos castigado, que por favor que no le hiciéramos daño... y llegábamos a casa super desmoralizados». Las personas lo estaban pasando realmente mal.

Belén se encargaba de imprimirlas, siempre de forma anónima. Luego, entre ella y sus compañeras, las repartían por las diferentes plantas. Confiesa que con todo el revuelo se quedó atónita, «no me lo podía ni creer». Una noche, abrió el correo y se encontró con 700 mails. Todos ellos de un día para otro. Muchas de las cartas, incluso, iban dirigidas a los propios sanitarios mandándoles ánimo.

Entre finales de abril y principios de mayo, habían repartido entre la quinta planta, cuarta y el ala derecha de la tercera, más de 3.000 cartas. Algunas de ellas procedentes de países como Alemania, México o Venezuela. «Fue algo precioso, porque sacó lo mejor de cada persona, incluso de gente de Sudamérica donde todavía no había llegado el Covid», declara la enfermera.

Entre los diferentes puntos de España, llegaron cartas de madres que estaban en pisos de acogida porque habían sido maltratadas y estaban con sus hijos, un hombre que había perdido a su mujer y se encontraba en España en busca de un futuro mejor o personas que habían pasado cáncer, le habían diagnosticado seis meses de vida o que estaban con quimioterapia. «Cuando imprimimos estas cartas, nos pusimos todas a llorar, porque no nos podíamos imaginar cómo una persona que lo había pasado tan mal, podía brotarle del corazón palabras tan bonitas, siendo personas que dan ánimo a alguien que tenía familia esperándole en casa, que estaban pasando la enfermedad solo pero cuando salieran del hospital tenían a una persona que les iba a dar cariño, tenían un techo donde dormir, un trabajo...», manifiesta Navarrete. La enfermera expresa que «cuando peor lo pasamos en la vida, parece que hace que comprendas más el sufrimiento de la otra persona y sacar lo más bonito que tienes dentro».

También había familias que enviaban cartas a sus allegados que se encontraban en el hospital, como fue el caso de una familia a su madre, a quien le quedaban pocos días de vida. Belén Navarrete cuenta cómo leyó esa carta y solo pensaba que cuando llegara al siguiente día, la mujer siguiera con vida. A la mañana siguiente, llegó al hospital y habló con la encargada de esa planta. Sus hijos sabían que su madre, a pesar de estar con somnolencia u obnubilada, el oído no lo había perdido, por lo que iba a escuchar sus palabras. Navarrete llegó justo a tiempo, puesto que a esta paciente ya le iban a poner un calmante, estaba en sus últimos días de vida. Finalmente, esta luchadora del Covid-19 pudo escuchar, aunque fuera con la voz de otra persona, las últimas palabras de sus hijos. Ellos querían hacerle saber que, tanto ellos como sus nietos, la querían mucho. Al siguiente día, falleció, pero antes pudo sentir unas bonitas palabras.

A día de hoy, ya no hay cartas, pero sigue habiendo pacientes que necesitan de ellas para, al menos, sonreír mientras luchan contra esta enfermedad que ha marcado el 2020, a punto de terminar. En esta segunda ola se han recibido cinco cartas y hay algunos colegios implicados que han enviado christmas por parte de los alumnos y durante esta Navidad, cada uno de ellos, mandará sus cartas. Navarrete confiesa que tiene miedo «que llegue a haber más ingresos en la Navidad y no haya cartas suficientes».

En el Hospital Regional se han repartido los christmas elaborados por alumnos de la provincia y algunos de los pacientes se pusieron a llorar. «La mayoría de las habitaciones que eran de mi responsabilidad eran hombres, y se nos saltaron las lágrimas con ellos, porque al verlos tan emocionados, llorando... Les encantaron los christmas de los niños y nos emocionamos muchísimo», relata la enfermera.

«Está muy cerca la Navidad y están muy sensibles, no saben si les va a dar tiempo a llegar para la cena de Nochebuena con su familia, no saben si se van a complicar... Tienen una inseguridad tan grande que están emocionalmente muy sensibles, aparte del malestar de la enfermedad. Verlos emocionados leyendo los christmas de los alumnos... fue muy bonito», declaraba Belén poco antes de Nochebuena.

Quedan muchas personas que se encuentran ingresadas en el hospital. Muchas de ellas, probablemente no puedan pasar estas fechas tan señaladas con sus familias o, incluso, se verán obligadas a ingresar en estos días navideños. ¿Por qué no enviarles una carta de apoyo para sacarles una sonrisa o unas lágrimas de felicidad y emoción?

Los sanitarios, desde febrero, se están dejando la piel en cada uno de los pacientes infectados por el Covid-19 y, esos pacientes han sufrido y sufren mucho con la enfermedad, a lo que se suman los familiares de cada uno de ellos. Cuando todo está mal, a veces un simple gesto, como es una carta dándome ánimos, puede ayudar mucho, incluso en una enfermedad como esta. El resto de personas lo único que pueden hacer es enviar un correo a mariab.cartas.hregional@gmail.com. Con tan solo eso, se ayuda, al menos emocionalmente, a una persona.