La campaña de vacunación contra la Covid-19 ya es un hecho en Málaga. Ya se conocen los 37 puntos en los que se administrarán las dosis, diseminados por ambulatorios y centros de salud de la provincia, y algunos sanitarios ya han sido convocados a recibir la inyección, en todo caso, siempre de forma voluntaria.

Es el caso de Inmaculada Delgado, médico de familia en el centro de salud de Coín, quien será una de las primeras sanitarias en vacunarse contra la Covid-19 en Málaga. «Estoy muy contenta y con esperanza de que esto vaya mejorando poco a poco. Con la tranquilidad para estar con los mayores, cuando ya nos pongan la segunda dosis y nos inmunicemos», explica esta sanitaria a La Opinión de Málaga, que se vacunará el próximo lunes con una remesa que llegará a su centro de salud y que estará destinada al personal. «Nos han dicho que nos pasemos por allí a las dos».

Delgado lleva ejerciendo desde 1999, tiene 52 años y no padece ninguna patología que la convierta en grupo de riesgo, salvo por la gran exposición al virus que supone su trabajo diario. En su opinión, la inyección de Pfizer es «una oportunidad» para recuperar la normalidad perdida y, sobre todo, contar con una barrera efectiva frente al virus que le permita estar cerca de sus padres, de 86 y 87 años, con los que convive durante la semana. «Es prioritario vacunarse», recalca.

Después de estos meses de «incertidumbre» y de asumir «con prudencia» que habría que encontrar la forma más segura de hacer una vida «normal», incluido el trabajo, con la proliferación de las consultas telefónicas, la llegada de estas primeras tandas deja en Inmaculada Delgado una sensación de que ya «se va abriendo camino, se ve la luz al final del túnel».

Y con la vacuna, también la esperanza: «Con la vacuna, poco a poco las cosas volverán a su cauce natural».

Desde que irrumpió la pandemia en marzo, el personal sanitario y no sanitario que trabajan en ambulatorios, hospitales, residencias y centros sociosanitarios pasaron a estar en primera línea contra un virus de origen dudoso del que poco se conocía entonces.

En las primeras semanas, estos profesionales trataron de contener el avance de una nueva infección, de la que solo se sabía que comprometía gravemente el sistema respiratorio y que se cebaba cruelmente con la población más anciana y vulnerable.

Desde esos días de prueba y descarte de tratamientos, falta de materiales de protección y unas cifras de contagio inabarcables se han contagiado hasta el día de hoy 1.224 sanitarios en centros sanitarios, 251 en centros sociosanitarios y 48 en otros centros, según datos publicados por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). En las dos últimas semanas se han contagiado 79 profesionales.

De la misma forma, el personal calificado como «no sanitario», donde se pueden incluir, por ejemplo, los celadores, han cogido el virus 138 personas y 133 en centros sociosanitarios.

Estos datos explican el grado de exposición al que se someten, la necesidad de que los sanitarios estén incluidos en el primer grupo prioritario de vacunación y, por tanto, alcancen primero la inmunidad frente al virus.