La situación de crisis sanitaria derivada de la Covid-19 ha provocado que las personas se distancien de sus amistades y familiares, una situación en la que el colectivo más afectado es el de las personas mayores. La ONG manchega Adopta un abuelo ha lanzado 'Una carta para un abuelo', una campaña que nace con el objetivo de que todas las personas que viven en residencias puedan recibir felicitaciones y mensajes de cariño esta Navidad.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas en España. Desde Adopta un abuelo exponen que son 360.000 personas mayores las que viven en residencias, una situación que se endurece al entrar en estas fechas tan especiales. Debido a las medidas sanitarias y al temor de los contagios, gran parte de los mayores que viven en residencias y domicilios particulares no podrán tener un contacto cercano con sus familiares, por lo que la ONG quiere que reciban todo el amor y cariño durante estas fechas mediante cartas. «Para nosotros ha sido una sorpresa en el buen sentido. Esperábamos una respuesta positiva por parte de la gente, pero no el recibimiento masivo de cartas que hemos tenido y los mensajes por redes sociales, nuestra página web y correo. Estamos muy contentos, ya que en menos de diez días hemos conseguido recopilar más de 120.000 cartas», explica la directora de comunicación de la ONG, Aitana Méndez.

El procedimiento para enviar una de estas cartas se realiza en la página web de la campaña,en la que se introducen los datos, el asunto y el contenido de ellas. «Una vez que se envían, nuestro equipo de operaciones y trabajo social se encarga de leer las cartas y filtrarlas para posteriormente enviarlas a las residencias. Se envían por correo a las residencias y allí se imprimen y entregan a los residentes».

Los efectos y consecuencias de la actual crisis sanitaria han puesto en el punto de mira la situación de las personas mayores: «Más que afectar, la pandemia ha acentuado una realidad que ya existía antes. Trabajamos para conseguir paliar la soledad de las personas mayores, que en muchas ocasiones no es tan percibida por parte de la sociedad. Esta ola de solidaridad que se ha generado debido a la Covid-19 ha provocado que la gente sea más consciente de las situaciones que viven estas personas en el día a día», afirma Aitana Méndez.

Los objetivos de Adopta un abuelo son rendir tributo a las personas mayores y posicionarlas en el lugar que merecen, crear experiencias transformadoras que supongan un punto de inflexión en la vida de las personas y desarrollar la tecnología necesaria para conectar generaciones en cualquier parte del mundo.

Nace de la experiencia personal que vive su fundador, Alberto Cabanes, al realizar visitas a su abuelo en una residencia de Ciudad Real. Allí conoce a Bernardo, un compañero residente de su abuelo, viudo y sin descendencia. Un día de Reyes, Bernardo le confiesa que su mayor deseo es tener un nieto. Alberto decide cumplir su deseo y le contesta: «No te preocupes, yo te adopto como abuelo». «Es ahí cuando surge esa relación de cariño y amistad entre Bernardo y Alberto, que se plantea que mucha gente podría estar en la situación de Bernardo. Es cuando se empieza a lanzar un piloto para comprobar, y efectivamente verificar, que era así y que había mucha gente joven que quería destinar su tiempo libre a pasarlo con un mayor», explica la directora de comunicación.

Desde entonces, el proyecto pasó a ser un movimiento social en más de cincuenta ciudades de España en dos años y ha sido premiado en más de veinte ocasiones en materia de emprendimiento social e innovación social a nivel nacional e internacional. Adopta un abuelo hace hincapié en que en esta experiencia se goza de un aprendizaje mutuo: las personas mayores ganan compañía y cariño, mientras que los jóvenes disfrutan de la sabiduría de estos «maestros de vida».

Actualmente, en el proyecto participan 3.801 voluntarios y 2.921 personas mayores, repartidas en 54 ciudades. Con una suscripción de nueve euros al mes, la ONG se asegura de que los mayores no paguen nada para que todos los que quieran puedan participar, se cubre el coste de la plataforma tecnológica para que se pueda hablar de forma segura con los abuelos y se mantiene al equipo de profesionales que forma la ONG para que pueda estar disponible para acompañar a las personas mayores en el caso de que algún voluntario no pudiera.