La primera jornada de vacunación contra la Covid-19 en Málaga ha avivado un sentimiento extinguido desde que empezaran a sucederse jornadas negras de contagios y fallecidos por coronavirus: esperanza.

Hoy, 27 de diciembre, la provincia, junto al conjunto de la Unión Europea, ha comenzado un extenso camino hacia la inmunidad que ha empezado por quienes más la merece: los ancianos, el eslabón más débil y más castigado durante la pandemia, y quienes cuidan, los profesionales sanitarios y sociosanitarios en primera línea contra el virus.

La expectación ha vencido a la reticencia frente a la vacuna generando una de las estampas más ilusionantes de este terrorífico 2020.

"Hay que hacerlo, una se tiene que vacunar y ya está. No tengo miedo a la reacción, a cómo voy a reaccionar. Yo estoy tranquila, no estoy nerviosa", ha compartido Eugenia, usuaria de la residencia de ancianos de El Palo, institución dependiente de la Junta de Andalucía. A sus 88 años, esta malagueña se ha convertido en la primera persona vacunada contra el Sars-Cov-2 de la provincia.

Minutos antes de recibir la vacuna bromeaba otra usuaria, Inés, también de las primeras en recibir la dosis mientras pedía entre carcajadas al personal sanitario que para ella escogiesen la "agujita chiquita", pero, eso sí, "la que mate al bicho". En esta residencia se han puesto 80 dosis de la vacuna de Pfizer.

Para Enrique, enfermero del distrito sanitario de Málaga, encargado de poner las dosis en este centro residencial, este ha sido un momento "emocionante". "Poder administrar, por fin, la vacuna del covid con todo lo que esto ha su puesto este año para la sanidad mundial pero, en especial para la nuestra. Es bastante emocionante estar aquí viviendo esto", ha confesado tras la mascarilla y la pantalla protectora.

50 profesionales en primera línea

El Virgen de la Victoria ha sido el primer centro hospitalario de Málaga al que han llegado las vacunas. Hasta 50 profesionales sanitarios y no sanitarios en primera línea frente al virus han recibido la inyección.

"Esto nos llevará a reducir la presión asistencial, que los profesionales sanitarios que están fatigados puedan descansar un poco también y seguir toda la asistencia sanitaria de las demás patologías que también hay que llevarlas a cabo", ha explicado a este periódico José Luis Velasco, neumólogo en el Clínico, quien, por cierto, asegura que el pinchazo es muy similar al de la vacuna de la gripe y no le ha producido ningún efecto. "Tenemos que ser ejemplo. Esta es la única manera que tenemos de poder controlar esta pandemia, no tenemos otra".

Por otro lado, los celadores. Estos trabajadores han soportado un importante grado de exposición al virus en su trabajo diario, no solo por el habitual traslado de pacientes para, por ejemplo, la realización de pruebas sino por la movilización de los pacientes contagiados.

"Yo me tengo que vestir con el EPI para levantar a los pacientes de la cama al sillón porque los facultativos dicen que mejora el tema de la respiración. Hay que movilizar a los pacientes. Eso lo hacemos los celadores y no hemos tenido ese reconocimiento hasta ahora", explica Virginia Arroyo, celadora del Clínico en la planta de Covid, poco después de haber recibido la primera dosis. "Ha sentado con mucho alivio porque aunque estábamos todos un poco reticentes porque nadie sabe cómo va a reaccionar... pero por lo menos es algo que vamos a tener, un pasito más hacia adelante para ver si volvemos hacia la normalidad".

En este centro hospitalario, Álvaro Sánchez ha sido uno de los más de 500 enfermeros andaluces que han recibido la formación para manipular y administrar las dosis. Para él, asegura, es un "honor" y una "responsabilidad gigante": "La vacuna es el mejor EPI que tenemos puesto, que todo el mundo se conciencie para que todo el mundo se vacune".

La vacunación es gratuita y voluntaria, por lo que ha sido preciso cumplimentar un formulario expresando el consentimiento para recibir la inyección. La segunda dosis se administrará dentro de 21 días y se alcanzará la inmunidad una semana después.