Unicaja Banco y Liberbank han conseguido desbloquear las negociaciones para su fusión, que se aprobará esta semana (todo apunta a que podría ser hoy mismo) en sendos consejos extraordinarios de administración. Ambas entidades lograron limar diferencias durante el pasado fin de semana en el espinoso asunto de la gobernanza, que era el único escollo que faltaba para desatascar el acuerdo y aprobarlo antes de fin de año (pasarse de esa fecha hubiera obligado a tener que hacer otra vez los cálculos con los nuevos balances de cuentas, algo que nadie deseaba).

Fuentes financieras comentaron ayer que las negociaciones para cerrar la operación «se han reconducido y marchan bien», aunque eludieron pronunciarse sobre el momento concreto en que los consejos se reunirán para aprobarla y hacer público el acuerdo.

En los últimos días se han celebrado diversas reuniones de preparación para ultimar los detalles, que básicamente aseguran para la malagueña Unicaja Banco la potestad de poder reevaular en dos años la figura del que será nuevo consejero delegado de la entidad fusionada, Manuel Menéndez (actual presidente de la asturiana Liberbank) y decidir si se renueva o no su continuidad.

Esta condición era indispensable para la entidad malagueña, ya que aunque Manuel Azuaga, presidente de Unicaja, será el presidente ejecutivo de la fusionada y tendrá a Menéndez como número dos, dentro de dos años, al cumplir los 75, se jubilará y el cargo de presidente, al margen de quien lo ocupe, pasará a ser no ejecutivo, en consonancia con las nuevas directrices que viene marcando el Banco Central Europeo (BCE).

De hecho, ha sido el regulador el que ha concedido en este caso un periodo transitorio de dos años para Azuaga, ya que su intención es que en todas las entidades del sector financiero europeo, las presidencias dejen de tener esas funciones ejecutivas.

Este panorama abocaba a que en 2023 la futura entidad iba a quedar controlada, en términos de poder real y planteamientos de estrategia de la entidad, por Menéndez, que procede del banco absorbido en esta fusión. No hay que olvidar que en la ecuación de canje Unicaja representará el 59,5% del peso de la nueva entidad, a la que aportará 63.000 millones en activos, mientras que Liberbank se queda con el 40,5%, con algo más de 45.800 millones. Por eso, el deseo en el banco malagueño era tener las cosas atadas para, cuando se produzca la salida de Azuaga, poder también decidir sobre la situación del consejero delegado.

Esta pugna en la negociación estuvo durante las últimas semanas a punto de echar por tierra el proyecto de fusión (hubiera la segunda vez que ambas entidades fracasaran, después de que en 2019 tampoco llegaran a un acuerdo, en este caso por la ecuación de canje), pero la situación finalmente se ha reconducido a pesar de las reticencias que mantenía Liberbank.

Y es que el banco asturiano consideraba que Menéndez debía ocupar el cargo de CEO de forma permanente, por considerarlo una de sus grandes bazas dentro de las negociaciones mantenidas en meses anteriores. De hecho, desde el principio se asumió que Unicaja, como parte fuerte de la operación, imponía en la hipotética fusión tanto su marca comercial como la sede social (Málaga), mientras que Liberbank, a cambio, se quedaba con ese puesto de consejero delegado. Ahora, ese punto queda supeditado a que, dentro de dos años, el consejo de administración de la fusionada reevalúe el cargo y decida si Menéndez continúa en el mismo.

Una vez se obtenga hoy martes el visto bueno de los consejos de administración, el proceso queda ya pendiente sólo del voto favorable de los accionistas y de los distintos reguladores y autoridades de competencia.

La Fundación Bancaria Unicaja, presidida por Braulio Medel (anterior presidente de Unicaja Banco), es la principal accionista del banco malagueño con algo más del 50% del capital. Esa representatividad le dará un 30% de peso en la futura entidad fusionada.

Magnitudes

Unicaja está asentado fundamentalmente en Andalucía y Castilla León, mientras Liberbank es la suma de Cajastur-Banco CCM, Caja Cantabria y Caja Extremadura. La fusión dará lugar a la quinta entidad más grande de España, con cerca de 110.000 millones en activos, según datos de junio de 2020). La entidad combinada tendría una plantilla de 9.972 empleados (6.274 de Unicaja Banco y 3.698 de Liberbank) y una red de 1.608 oficinas (1.029 de Unicaja y 579 de Liberbank).

Desde un principio, la idea de ambos grupos era que sus consejos pudieran cerrar la operación este 2020, ya que, en caso contrario, tendrían que empezar de nuevo el proceso de intercambio de información y de acceso a sus respectivos libros.

La fase de «due diligence» (auditoría legal) utiliza como referencia las últimas cuentas cerradas, en este caso las correspondientes al primer semestre de 2020. Los encargados de elaborar la «due diligence» durante estos últimos meses han sido PwC por parte de Unicaja Banco y Deloitte por parte de Liberbank, mientras que los asesores elegidos han sido Uría Menéndez y Mediobanca, del lado del banco malagueño, y Ramón y Cajal y Deloitte por parte de la entidad asturiana.