El año pandémico que se va ha arrojado una foto fija en la que la política andaluza ya sonríe con vistas a las elecciones de 2022. La reciente celebración del segundo aniversario del Gobierno andaluz de PP y Cs terminó de confirmarlo. El Ejecutivo del cambio se aferra a las encuestas y a la sintonía entre sus miembros para demostrar que está funcionando.

Y, con este panorama, el líder regional de Cs no escatima su seguidismo en la cruzada contra el Gobierno central -impuestos, financiación, gestión de la pandemia...- que han liderado dos malagueños: el presidente Juanma Moreno y su escudero Elías Bendodo. Además, Marín ha abierto la puerta a una posible coalición electoral con el PP, pese a que Inés Arrimadas la desacredita. Ha sido otro de los muchos movimientos políticos que animan estos tiempos de catarsis.

Si retrocedemos a los inicios de este 2020, en enero se encuentra un movimiento a nivel nacional que tuvo un ilustrativo efecto dominó sobre la política malagueña y, en concreto, sobre las procelosas aguas del PSOE. Este no es otro que el nombramiento de la hasta entonces subdelegada en la provincia del Gobierno de España, María Gámez, como directora general de la Guardia Civil. ´La hija del farero' fue bendecida por el ministro socialista de Interior, Fernando Grande-Marlaska, e invitada a hacer historia como mandamás femenina de la Benemérita. Ella aceptó y, durante el primer trimestre del año, dejó una vacante en la Subdelegación gubernamental que fue completada coincidiendo con la declaración del estado de alarma a la que obligó, en marzo, la feroz crisis sanitaria. Que el elegido para remplazarla fuese el antequerano Teófilo Ruiz Municio arrojó, al mismo tiempo, algunas pistas sobre la situación interna del PSOE malagueño. Se trataba de un ´susanista' de la máxima confianza del secretario general, José Luis Ruiz Espejo, y además se iba a hacer cargo de una misión en el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Esta lectura de la designación ofrecía, sin ir más lejos, un mensaje conciliador. El mensaje de paz interna que, en los últimos tiempos, se ha reiterado desde las filas socialistas para hacer ver que ya se ha pasado página sobre el enfrentamiento encarnecido que protagonizaron por el poder de Ferraz el actual presidente del Gobierno y la expresidenta de la Junta, Susana Díaz.

Aunque la correcta convivencia entre ´sanchistas' y ´susanistas' se ha pactado como el estado de ánimo imperante a todos los niveles territoriales, nadie pierde de vista que 2021 será año de congresos en el seno de la formación fundada por el ´otro' Pablo Iglesias.

Ha quedado claro, sobre todo, en Andalucía. La secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, ha entendido perfectamente que su supervivencia en la política pasa por mantenerse fiel a su antaño antagonista. Tanto Díaz como sus afines, entre los que se encuentra el líder malagueño José Luis Ruiz Espejo, se han adelantado para dejar claro que en el Congreso Federal de 2021, previsto inicialmente para las inmediaciones del verano, respaldarán con un apoyo explícito la gestión liderada en el aparato nacional de Ferraz por Sánchez.

¡Quién iba a decirlo! Todos son plenamente conscientes de que por esta escenificación de la lealtad pasan las opciones para que la actual líder andaluza revalide la secretaría general en el posterior congreso regional y, con esta credencial, pueda aspirar a su regreso al Palacio de San Telmo como candidata socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía en los comicios autonómicos, que serían a finales de 2022.

Mientras tanto, los críticos que plantean una alternativa para el PSOE andaluz no se han estado quietos y el diputado nacional por Jaén Felipe Sicilia se ha erigido en portavoz de la corriente crítica que ya no esconde su deseo de derrocar a una Susana Díaz que, en los últimos meses, se ha mostrado especialmente activa y aplicada. Díaz ha sabido hacer los deberes y no le ha temblado el pulso para ejecutar lo que el PP considera un supuesto encargo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Este no ha sido otro que facilitar la expulsión de la exdirigente de Podemos Teresa Rodríguez y sus compañeros del grupo parlamentario de Adelante Andalucía.

Este cisma morado ha sembrado la ruptura en la izquierda andaluza. La escisión de los ´teresistas' ha desgajado aún más un mapa en el que la vigente versión andaluza de Unidas Podemos coexistirá en la distancia con los propios integrantes de Anticapitalistas y con los ´errejonistas' de Más País.

Eso sí, IU y Podemos se muestran más unidos que nunca. Los recientes nombramientos de Guzmán Ahumada como portavoz parlamentario adjunto de Adelante o de Maribel González Badía como coordinadora provincial de Podemos alimentan este contexto.

Estos tiempos convulsos encontraron un fiel espejo en Vox Málaga. En sus primarias sucedió de todo. Las elecciones tuvieron que repetirse tras el enfrentamiento entre José Enrique Lara y Enrique de Vivero. Finalmente, este último desbancó al presidente provincial pero dimitió un mes después. Patricia Rueda se puso al mando y un hombre de Lara como Antonio Sevilla preside, con su venia, la Gestora.

En Cs también se han producido cambios. El coordinador provincial es el diputado Guillermo Díaz y la renovación ha sido absoluta, muy acorde a la catarsis vigente.