En domingo

Únete al Efecto Girasol de Cudeca

La fundación si ánimo de lucro proporciona cuidados paliativos a pacientes de la provincia con cáncer y otras enfermedades en estado avanzado, además de atenderles física y psicológicamente. También, ofrece apoyo y consejo a quienes les cuidan y durante el periodo de duelo de forma gratuita

El equipo multidisciplinar visita a un paciente antes de la crisis sanitaria.

El equipo multidisciplinar visita a un paciente antes de la crisis sanitaria. / L. O.

Emma Naranjo Smidt

La Fundación Cudeca pide el apoyo y la solidaridad de la población malagueña para que pueda seguir haciendo posible que la vida de los enfermos terminales sea mejor. La fundación lanza la campaña 'Únete al Efecto Girasol' con el objetivo de recaudar fondos para mantener un equipo multidisciplinar de atención domiciliaria. «Hemos puesto en marcha esta campaña porque sabemos que antes muchas personas nos ayudaban participando en eventos, pero ahora no pueden al no celebrarlos. Es una campaña de crowdfunding y a través de una página web se pueden hacer donaciones online. Su objetivo es recaudar 185.000 euros para financiar un equipo formado por médico, un enfermero, un psicólogo y un trabajador social, y tratar de mantenerlo durante 2020», explica el subgerente y director financiero de Cudeca, Rafael Olalla.

Atender a los pacientes en su propio domicilio y proporcionarles un cuidado médico y un apoyo psicológico y social que necesitan tanto ellos como sus familias son las dos labores que realiza este equipo. «Un médico y un enfermero visitan al paciente sin la presencia de los familiares para ver desde el punto de vista clínico cuáles son los síntomas y la enfermedad. Abordan desde un dolor y una falta de aire hasta los cuidados de alguna lesión o los básicos de la vida diaria. A partir de las necesidades que van surgiendo, también acuden al domicilio un psicólogo y un trabajador social», detalla el responsable asistencial de la fundación, Rafael Gómez.

Cudeca defiende el derecho de las personas a ser cuidadas y acompañadas hasta el final de sus vidas. Debido a la crisis sanitaria que se está viviendo por la Covid-19, una parte de la población ha fallecido en soledad y sin los cuidados paliativos que demandaban, una situación que desde la fundación no quieren que se repita. «La pandemia ha tenido un gran impacto, no en la cantidad de visitas o personas atendidas porque eso no ha cambiado, sino en la forma de atender a los pacientes. Marzo fue el peor mes, cambiamos un poco la forma de hacerlo y nos ajustamos», cuenta el responsable asistencial.

Desde su creación, Cudeca ha atendido a más de 17.000 pacientes en la provincia, de los que 1.500 han sido atendidos este año. A través de esta campaña, la gerente y directora médico, Marisa Martín, explica que quieren que se recupere todo ese cariño que reciben de la sociedad malagueña que han recibido a lo largo de estos años: «Nuestro girasol lo que hace es girarse para cuidar a todas las personas que nos necesitan y nosotros ahora le pedimos a la ciudadanía y a la sociedad malagueña que por favor se vuelvan a girar a Cudeca, que no nos dejen y nos apoyen».

Cudeca nace a raíz de la historia de Joan Hunt, una mujer inglesa que vino a la Costa del Sol a vivir su retiro dorado. En 1991, se le diagnostica un cáncer cerebral a su marido, por lo que vive la angustia y el horror de estar en una sala de hospital en un país que no es el suyo y sin una posible solución. «Viene a nuestra unidad de cuidados paliativos en el Hospital de Cruz Roja y nos pide trasladar a su marido allí. Estuvo siempre agradecida porque pasó de estar en una situación con mucho miedo y dolor a que ese final no fuera tan malo. En Inglaterra cuando fallece una persona, en vez de enviar flores, se manda un donativo al funeral con el que se hace un bien en la comunidad en nombre de la persona fallecida. Eso hizo y vino con una cantidad importante de dinero para invertirlo en que la unidad estuviera más bonita, algo como los centros ingleses. Aunque yo le dije que no era posible, ella quería hacerlo y creía en que lo podría hacer. Así, comenzó Cudeca», explica Martín.

Marisa Martín, gerente y directora médico

Lo más gratificante para Marisa Martín es que el paciente pueda vivir esa última etapa de su vida libre de síntomas. «Queremos que las personas puedan fallecer sin sufrimiento, en su casa y rodeados de los suyos. Para nosotros, nuestra mayor satisfacción es que las personas vivan hasta el final y que cuando llegue el momento sea sereno y en paz. Como Joan Hunt, nosotros tenemos que creer que la ciudadanía nos va a ayudar ahora también».

Rafael Gómez, responsable asistencial

«La pandemia ha tenido un gran impacto, no tanto en la cantidad de visitas o pacientes atendidos, que eso no ha cambiado, sino en la forma de hacerlo». El responsable asistencial de Cudeca cuenta que el peor mes del presente año fue marzo. El equipo tuvo que cambiar su dinámica y reajustarse. «En lo fundamental sigue siendo la misma historia. Con las circunstancias del virus no podemos ir tanto en el coche, vamos con protección y avisamos antes de ir».

Rafael Olalla, subgerente y director financiero

Rafael Olalla explica que la fundación depende mucho de la generosidad de la comunidad. El 15% de su presupuesto proviene de financiación pública, mientras que el resto procede de donaciones, socios, tiendas y eventos benéficos. «Creo que la labor de Cudeca es fundamental, ya que su misión es cuidar a pacientes cuando afrontan el final de la vida. Los cuidados paliativos marcan la diferencia en cuanto a calidad de vida, sufrimiento, dignidad y paz».

Katie O'Neill, coordinadora de las tiendas benéficas

Katie O'Neill, que es la encargada de coordinar todas las tiendas benéficas, está convencida de que el trabajo de la fundación es muy necesario: «Desgraciadamente yo, como muchas personas, he tenido en mi vida personal a un familiar que estuvo con cáncer. Se pasa muy mal con el cáncer o con cualquier otra enfermedad terminal y de larga duración. Las familias y los pacientes necesitan esa ayuda, ese apoyo y la sabiduría que aporta Cudeca».