El confinamiento cerró las puertas al público del Jardín Botánico-Histórico de La Concepción durante unos meses, pero el coronavirus no logró romper la tradición de las doce plantas del mes, siempre con el propósito de dar a conocer la diversidad y riqueza de esta histórica finca.

La elegida para comenzar el año fue el Cotoneaster lacteus, un arbusto de hoja perenne que da abundantes racimos rojos, mientras que en primavera nos regala flores blancas. Es una planta ornamental que aguanta bien el frío y que procede de zonas de gran altura de China.

La planta del mes de febrero fue la clivia, una planta de origen sudafricano, conocida por el intenso color naranja rojizo de sus flores, agrupadas en inflorescencias. Además, se caracteriza por una floración muy prolongada que puede ir desde el final del invierno hasta principios del verano.

El medicago o alfalfa arbórea fue la planta del mes de marzo. El nombre popular nos da una idea de que la especie se cultiva con vistas a que en invierno sirva de forraje para los animales. Es una planta típica del Mediterráneo que soporta bien la falta de agua aunque no abunda en nuestra Península.

La planta de abril, la cinta (Chlorophytum comosum), escogida en pleno confinamiento, es una especie con una gran capacidad de resistencia y adaptación a los entornos, así que fue una elección muy acertada. Originaria de Sudáfrica aunque extendida por todo el mundo, es conocida por sus hojas en forma de cintas. En verano crecen unos tallos florales con pequeñas flores blancas y también da hijuelos que pueden sembrarse en otra maceta.

Para el mes de las flores la planta escogida fue el viburno dulce, de nombre científico Viburnum odoratissimum, llamado así por el aroma suave y agradable que desprenden sus ramilletes cónicos de flores blancas, que aparecen en primavera.

El viburno se emplea mucho para hacer setos y barreras aislantes contra el ruido al tratarse de un arbusto denso.

El Jardín Botánico estrenó la fase 3 de confinamiento (junio) con la carisa o cerezo de Natal (Carissa macrocarpa), de origen sudafricano.

La carisa es un arbusto de hojas ovaladas, coriáceas (parecidas al cuero) y de color verde profundo que cuenta con una flor blanca muy hermosa y aromática de cinco pétalos. Aunque es una planta ornamental, en Sudáfrica se come su fruto -que recuerda a una ciruela- tanto crudo como en mermeladas.

En julio la elegida fue la trompeta china trepadora (Campsis glandiflora), llamada así porque la forma de sus vistosas flores recuerdan a un embudo o a una trompeta. Este 'instrumento musical' de la Botánica es una enredadera vigorosa que se extiende con facilidad y trepará con un soporte adecuado. Aunque soporta el frío prefiere el clima templado y un lugar soleado para crecer.

La tarjeta de presentación de agosto fue la salvia roja (Salvia splendens), una planta ornamental que tiene su origen en Brasil y que en Málaga nos ofrece su preciosa floración, con inflorescencias tubulares de rojo escarlata, hasta bien entrado el invierno. Y aunque en jardinería se usan variedades más pequeñas, puede alcanzar el metro de altura.

La cornicabra (Periploca laevigata) fue la planta de septiembre, un arbusto presente en zonas áridas de Canarias, el norte de África así como en Murcia, Almería y Alicante. Sus frutos tienen dos partes que se van separando hasta que parecen dos cuernecitos, de ahí su nombre popular.

Como curiosidad, en Almería la medicina popular emplea los tallos y hojas de esta planta para lavar las heridas.

El mes de octubre estuvo representado por el helecho hormiga (Myrmecopteris lomarioides). El hábitat original de esta planta son los troncos de los árboles de las islas Célebes (Indonesia), aunque sin parasitarlos. En el invernadero de cristal a la entrada del jardín podemos admirar esta exótica planta, llamada helecho hormiga porque los numerosos huecos de su tallo subterráneo sirven de hogar para estos insectos y de paso, de nutrientes a la planta.

El ciprés de los pantanos o ciprés calvo (Taxodium distichum), planta del mes de noviembre, debe este último nombre a que en los meses más fríos pierde la hoja, al ser una especie caduca. Y mientras en verano las hojas son de un verde claro, en otoño esta planta del sureste de Estados Unidos transforma sus hojas en un llamativo color rojizo.

El año 2020 se despidió con la palmera pigmea (Phoenix roebelenii) como planta de diciembre. Lo de pigmea viene porque es una especie que no supera los cinco metros, un récord discreto. Es originaria de Laos, Vietnam y el suroeste de China. En el jardín la encontramos tanto en la colección de palmeras como en el jardín histórico. Así fue el 'confinado' 2020 en La Concepción, ojalá que todo cambie este 2021.