Hostelería

Cierre tras 20 años de trabajo

Málaga pierde una seña de identidad del Centro con la clausura de la taberna 'La Catedral del Pescaíto' por culpa del Covid-19 y la imposibilidad de hacer frente a los gastos del negocio en estas circunstancias

Joaquín Pedrera, dueño de 'La Catedral del Pescaíto' en el local.

Joaquín Pedrera, dueño de 'La Catedral del Pescaíto' en el local. / álex Zea

Isabel Perea Sánchez

El Centro de Málaga pierde un establecimiento histórico, ´La Catedral del Pescaíto', ubicada en la calle Duque de la Victoria número 3. Tras 20 años de lucha continua, el bar de Joaquín Pedrera cierra sus puertas. El Covid-19 es el que adelanta el cierre del local, pues afectado como otros hosteleros, Joaquín no puede hacer frente a los gastos que supone tener un negocio de estas características. «No tenía pensado cerrar, después de dos décadas y con una clientela fija lo último que me esperaba era tener que hacer esto. Lo he intentado dos veces, pero en estas circunstancias no puedo mantenerlo abierto», lamenta.

La pandemia deja al Centro de Málaga huérfano de uno de sus clásicos establecimientos. Por ´La Catedral del Pescaíto' han pasado decenas de celebridades, muestra de ello son las fotos que Joaquín cuelga con orgullo en las paredes de su bar. En ellas se puede ver a la actriz Adriana Ugarte o al actor Mariano Peña. Asimismo, según cuenta su dueño, se intuye que en este local se han tratado todo tipo de asuntos familiares y de negocios.

´La Catedral del Pescaíto' empezó con una toalla de souvenir y una nevera de casa. Tras 6 años de camarero en varios locales, Joaquín decidió montar su propio bar. «Aunque suene feo, me di cuenta que era yo el que atraía a los clientes de los sitios donde trabajaba. Por eso dije, pues si vienen por mí, mejor lo monto yo» cuenta con modestia. En 2001 fue cuando Joaquín decidió iniciar un camino que duraría 20 años. «Entre estas paredes me he enamorado y he tenido a mi niña. Mi exmujer es la persona que me dió fuerzas para montar el negocio y la que siempre me ha ayudado», relata con emoción.

La decoración inicial de la taberna estaba dedicada a la copla española, y entre las vitrinas y paredes del bar se podían ver rostros conocidos como los de Rocío Jurado o Lola Flores. Aún así, la verdadera pasión de Joaquín es el cine, tanto es así que ´La Catedral del Pescaíto' no tiene ni un boquerón de adorno, sino carteles de ´Pulp Fiction', los guantes de ´Rocky' o figuras de ´Superman' y ´Star Wars'. El propietario recalca que en su local siempre se ha escuchado música antigua. «Aquí se ha escuchado Dúo Dinámico, Sabina y Lola Flores», dice entre risas. También se pueden observar los semblantes de músicos como Raphael o Marisol.

El bar ha sido testigo de la transformación que ha sufrido la ciudad de Málaga. Joaquín narra que le parece bien que la ciudad se haya convertido en una ciudad turística, pero argumenta que el enfoque debería ser otro. «He vetado la entrada a despedidas de solteros y a extranjeros borrachos. Me parece bien que lo hagan otros negocios, pero yo, tras tantos años luchando para convertir mi local en un sitio con ambiente cómodo, no iba a arriesgar por ganar un poco más». Málaga pierde un negocio familiar más y Joaquín se enerva ante ciertas cosas. «Algunos de estos sitios nuevos venden hasta boquerones congelados y pienso que cómo puede ser eso teniendo un bar en esta ciudad y estando la Lonja al lado. El extranjero que los come se creerá que ese es el producto nuestro, pero ya le digo yo que no».

El producto ha sido el principal atractivo de ´La Catedral del Pescaíto'. «Tú puedes poner muy bonito el sitio, pero si el producto no es bueno no vuelves. Por eso, yo me levantaba a las 6.30 de la mañana todos los días e iba a la Lonja a comprar, con el paso del tiempo me bastaba llamar al Mercado Central, pero siempre compraba el mejor pescado», afirma seguro. Todo el que ha probado la comida de Joaquín ha repetido, tal es así, que asegura tener clientes fijos de Linares o Madrid. Todo esto también es gracias a los trabajadores que le han acompañado en estos años. «La mejor época del bar fue en la que tuve a mi familia trabajando. Eso sí, todas han estado dadas de alta en la Seguridad Social», apuntala.

Con infinidad de recuerdos, Joaquín ya ha iniciado el proceso de cierre y mudanza. «No puedo evitar soltar alguna que otra lágrima. Es un proceso duro después de 20 años aquí», lamenta. El dueño de este bar llegó siendo un joven de 26 años y sale «con canas, menos pelo y siendo padre», añade. A pesar de todo esto, «gracias a mi amigo Francisco Palacios, el cual conozco desde los dos años y es abogado en ´Sejuri Mercantil y Procesal', ha conocido y solicitado la Ley de la Segunda Oportunidad, una posible ayuda que no conocía y que me ha dado fuerzas para seguir», comenta con esperanza. Por esta razón, Joaquín asegura que su intención es volver a abrir. «Ahora no es el momento, pero ´La Catedral del Pescaíto' volverá».