Anda desbocada esta demoniaca pandemia que a tantos de los nuestros, de todas las edades y condiciones sociales, se está llevando y que dejará, como ya advierten los expertos, un riesgo certero de una crisis de deuda cuando haya que pagar el enorme esfuerzo que ahora se está haciendo en Ertes y ayudas de todo tipo. Pero aquí lo que nos toca es hablar de Málaga, de su política municipal, que ahora se desarrolla, por lo menos en sus plenos, comisiones y ruedas de prensa, a través de los ordenadores y las redes sociales dada la asepsia y el alejamiento social que hemos de soportar si no queremos dar con nuestros huesos en el hospital más cercano. Hay preocupación entre los ciudadanos, los hosteleros y el pequeño comercio están de nuevo contra las cuerdas y queda claro que salvar la Navidad ha supuesto, finalmente, condenar el invierno. Pero la vida política bulle y sigue adelante y en el Ayuntamiento, incluso de plasma a plasma, de portátil a portátil, no parece que haya tregua entre el equipo de gobierno y la oposición. Hay temas importantísimos de ciudad ahora mismo en el alero, pero también encendidas polémicas como la de la Torre del Puerto, sobre la que se rechazó el jueves en el pleno telemático hacer una consulta popular como pedían el PSOE y Podemos e IU; o la bronca pelea dialéctica sobre la necesidad de tener una zona azul en Huelin y Cruz de Humilladero. El alcalde, Francisco de la Torre, acusó a los socialistas de estar detrás de todo, de las manifestación y de haber orquestado políticamente a los vecinos para que rechacen, cacerola en mano, lo que son pruebas de seis meses para ver si la historia funciona y ayuda al comercio y la hostelería, o no. Aquí también se han propuesto consultas ciudadanas y el PP cree que la mejor consulta es hacer la prueba, gratis para residentes y muy barata para quienes trabajan en el comercio y la hostelería. Ambos barrios, por lo que se pudo ver entre los que intervinieron en el pleno, están divididos, tanto los residentes como los comercios.

Polémica también es la nueva ordenanza de Movilidad que saca, ya lo saben, a bicis y patinetes eléctricos de la acera. A mí, que conste, esto me parece magnífico. No sé cuántas veces he estado a punto de ser arrollado por un adolescente con cara de velocidad montado en uno de esos artilugios que han convertido el Centro en un sitio impracticable. Ahora bien, menos entendible es que se les obligue a ir, a ciclistas y usuarios de vehículos de movilidad personal, por esos carriles ciclables en los que tendrán preferencia, pero habrán de compartir la calzada, recuerden, con coches y motos. Se han puesto radares, pero la siniestralidad va a comenzar a subir poco a poco. El Ayuntamiento dice que va a seguir haciendo carriles bici, al menos dos más: uno de ellos en el Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso. Pero hay pocos kilómetros en la ciudad, bien es cierto que por dimisión de la anterior Junta socialista, y el PSOE e IU y Podemos pidieron una moratoria en la entrada en vigor del texto para que se hagan más carriles de ese tipo. Por cierto, recuerden que esta semana se ha sabido que las empresas de patinetes en Málaga han caído de ocho a solo dos por la pandemia. Se ha conocido también esta semana el pacto entre la Junta y el Ayuntamiento para hacer un ambicioso plan plurianual, a cinco años, de reformas y mejoras en La Alcazaba y Gibralfaro, y sigue dando vueltas el tema de José Luis Paradas Romero, gerente de Málaga Deporte y Eventos y afiliado a Cs. Ya saben que irá a juicio por las supuestas llamadas a deshoras a su exjefe, Juan Cassá. El segundo usó Twitter para despacharse a gusto el otro día con Paradas, el alcalde pide respetar su presunción de inocencia, IU y Podemos no van a pedir nada hasta que haya sentencia, Daniel Pérez, líder del PSOE lo quiere fuera ya y Elisa Pérez de Siles hizo de poli mala del PP (que es su función, por cierto) y recordó que el código ético naranja le obligaría a dimitir. Si no dimitió Cassá, digo yo, por qué debe hacerlo Paradas, que hasta ahora, por lo que yo sé, es inocente. Tampoco se fue Pomares mientras fue investigado por un juez (y finalmente exonerado), cuya gestión en Derechos Sociales tampoco está siendo muy aplaudida, que digamos, y si no que se lo pregunten a quienes reciben o, mejor dicho, no reciben la ayuda al alquiler porque se les exige haber hecho cursos o buscado trabajo en 2020, cuando como ustedes saben no era precisamente el mejor año para hacerlo. Pero para los naranjas todo son pulgas, aunque van haciendo cosas como el anuncio de la ciudad deportiva para deportes emergentes . Por cierto, en el PSOE ven con buenos ojos que el alcalde se enfade con Daniel Pérez y lo acuse de incoherencia en el tema de la Torre del Puerto, porque eso significa que, en el fondo, lo pone a su altura. Lo cierto es que dicen por ahí que hubo un expresidente socialista del Puerto que se molestó muy mucho cuando no lo invitaron a la presentación del rascacielos. Así, fuentes socialistas indican que el liderazgo de Daniel Pérez ha significado que el grupo municipal cambie de opinión en temas como el hotel de lujo, el Astoria o la zona azul, «es un liderazgo más marcado» que significará una nueva candidatura a la alcaldía. De momento, no manejan universo alguno, pero sí se pone en relación el cirio que hay organizado en el PSOE andaluz y el remanso de paz del grupo municipal, cuando siempre ha sido al revés. Eso dicen. Nosotros lo contamos, tal cual. Por último, la Policía Local investiga a Ruth Sarabia, edil de Campanillas, por la conducción durante una comisión. Miraba el móvil, pero no lo tocó. Una chorrada si se compara, por ejemplo, con las veces que la vi a ayudar gente como directora de Derechos Sociales, anterior empleo. No había bebido. Ha pedido perdón. A otra cosa, por favor.