Conocí a Miguel Martín Alonso cuando él cursaba sexto de bachiller y yo cuarto; entonces el bachillerato constaba de siete cursos y el denominado examen de Estado; ahora, el bachillerato, después de una serie de denominaciones -cambian con cada cambio de Gobierno- consta de dos cursos. Claro que entonces los niños éramos de nuestros padres. Ahora somos del Estado; ¿de las autonomías o del otro? Bueno, yo no porque dejé de ser niño.

Pues bien, Miguel Martín se fue a Madrid porque su padre era ingeniero de Renfe y lo trasladaron a la capital de España, donde Miguel terminó sus estudios. Ingresó en la Universidad, hizo oposiciones y obtuvo plaza en el Instituto Nacional de Estadística. Al ser nombrado su padre delegado de Industria en Málaga, la familia retornó a sus lares.

Descubrí su presencia en Málaga al oírle con su inconfundible voz de bajo en Radio Nacional de nuestra ciudad. Yo era un adicto a la radio y soñaba con llegar algún día a formar parte de ese atrayente mundo. Martín Alonso anunciaba los discos que se iban a emitir, las dedicatorias de los discos dedicados, en los programas ‘Gong. Ondas de Amenidad’ y ‘Acuarelas’, participaba en otros espacios y presentaba un programa escrito y presentado por él titulado ‘Jazz y Melodía’, predecesor de lo que hoy es Radio 3. Él debió de ingresar en RNE en 1948. En 1949 nos reencontramos después de muchos años. En febrero del citado 1949 yo empecé en la emisora con un programa titulado ‘Cine Invisible’ y como crítico de cine.

Como locutor e integrante del cuadro artístico desarrolló su trabajo no como uno más, porque estaba preparado para mayores empresas. Con ‘Jazz y Melodía’ dio un soplo de modernismo a la programación musical dando a conocer a artistas y conjuntos que descollaban en el campo internacional y que eran totalmente desconocidos en España. Louis Armstrong, Benny Goodman, Artie Shaw y otras muchas figuras de la música moderna fueron presentados por Martín Alonso en su programa. Aunque en la discoteca de la emisora no había grabaciones de estas pujantes figuras de jazz, Martín Alonso, unas veces adquiriendo los discos de su peculio particular y otras valiéndose de amigos y aficionados que le prestaban sus grabaciones, enriqueció la programación local.

Un todoterreno

El jazz fue una de las muchas facetas de Martín Alonso en la radio malagueña. Fue, utilizando un calificativo al uso, un «todoterreno»; lo mismo anunciaba discos que leía las noticias en los informativos locales; retransmitía películas en el espacio ‘Cine Invisible’ que actuaba como actor en los montajes y radiaciones de obras del teatro clásico y actual; leía poemas, narraba el paso de las procesiones de Semana Santa desde un balcón de la Alameda o de la calle Larios, entrevistaba a escritores, pintores, artistas de cine y teatro, intervenía en los guiones de corte popular y festivo que escribía Claudio Grondona, leía los artículos de José Salas Guirior en el espacio de medianoche, escribía cuentos para el programa diario titulado ‘El cuento de medianoche’...

Por necesidades de programación se vio empujado a la información deportiva en su amplio espectro; lo mismo acudía a La Rosaleda para radiar un partido del Málaga, como entrevistaba a entrenadores y jugadores. Fue el locutor especializado en narrar desde la plaza de La Malagueta las veladas de boxeo, del Paseo del Parque las carreras de motos, del Real Club Mediterráneo las Regatas de Invierno…

Precisamente la información deportiva fue la que centró su trabajo en los últimos años antes de la obligada jubilación. Su buen hacer no pasó desapercibido para los responsables de la Redacción de Deportes de la emisora central. Fue seleccionado para formar parte de los equipos de RNE en los Juegos Mediterráneos celebrados en Argel y en los Juegos Olímpicos de Montreal, Canadá, en 1976.

Tuvo tiempo incluso de contar las historia de las figuras más sobresalientes del deporte de Málaga en espacios en los que, junto a los elegidos, intervenían compañeros y amigos.

Durante años, hasta su jubilación, era el redactor en Málaga de Radio Gaceta de los Deportes que dirigía en Madrid Juan Manuel Gozalo.

Vis cómica

Como actor estaba dotado de una vis cómica que le valió ganarse el favor del público, especialmente el infantil, asumiendo uno de los dos personajes que respondía a los nombres de Tontolín y Gutapercha. Con Victoriano Frías forma una pareja que todos los miércoles en el espacio ‘Acuarelas’ hacía las delicias de los niños que acudían al miniauditorio de la emisora en la avenida de Heredia 10. En el programa taurino, titulado ‘Ruedo’, con Juan Bautista Ocaña, formó pareja para hablar de toros en tono serio-festivo. El dúo respondía a los nombres Don Juanito y El Enterao.

Premio y felicitación

Un año se le concedió el premio de radio convocado por el Instituto Nacional de Estadística para recordar a los españoles la obligatoriedad de rellenar el impreso del censo de población. Recurrió nada menos que al Evangelio de San Lucas, en el que se recoge el pasaje de San José y la Virgen en el que cumplieron ese requisito.

Un Jueves Santo, estando de guardia en la emisora de Radio Exterior de España, perteneciente a RNE, llamaron pidiendo un reportaje sobre la Semana Santa para emitir enseguida para todo el mundo. En minutos, Martín Alonso montó un reportaje valiéndose de los testimonios que tenía a mano. Con su voz, con las grabaciones de la llegada de la Legión y otros testimonios cumplió el encargo. Tres días después, el director de Radio Exterior llamó a Málaga para comunicar que todavía estaban recibiendo de diversas partes del mundo felicitaciones de españoles que habían llorado de emoción por el reportaje realizado en Málaga por Martín Alonso.

Tanta amistad hicimos que nos casamos con dos hermanas.

Nota final. Este capítulo de las Memorias de Málaga no es un obituario: Martín Alonso falleció en 1996. Es un recuerdo a uno de los hombres más admirados y queridos de la radio malagueña.