Crónicas de la ciudad

Alcorques sin peligro, por fin en Puerta del Mar

El Ayuntamiento rectifica y elimina los desquiciantes ‘monumentos al alcorque’ que hacían de Puerta del Mar un peligro para la estabilidad de los peatones

Obras de nuevos alcorques en Puerta del Mar.

Obras de nuevos alcorques en Puerta del Mar.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Alguna vez hemos hablado aquí de la buena impresión que el veteranísimo arquitecto barcelonés Oriol Bohígas, que hace poco cumplió 95 años, se llevó de la Málaga de tiempos de Luis Merino o quizás ya de Pedro Aparicio, por el importante número de calles peatonalizadas arrancadas al tráfico en nuestro Centro Histórico.

El imparable proceso, sin duda ha tenido el impulso mayor en estos veinte años de Paco de la Torre como alcalde. La peatonalización de calle Larios y la plaza de la Constitución fue determinante para avanzar y ha hecho que fotografías de no hace tanto, con la calle Alcazabilla surcada por coches o los automóviles aparcando junto a la fuente de las Gitanillas de la plaza de la Constitución, nos parezcan escenas de Pleistoceno.

Claro que en todo este proceso ha habido tiras y aflojas y también rectificaciones como la de la plaza de Camas, que los vecinos lograron que no fuera una deprimente extensión de cemento, pese a las complicaciones de contar con un aparcamiento debajo, como ocurre en la plaza de la Marina.

Ahora llega otra sabia rectificación porque nuestros técnicos no siempre aciertan, a veces meten la pata e incluso, como es este el caso, ciertos diseños provocan que seamos los malagueños los que la metamos.

Hablamos de los inauditos ‘monumentos’ al alcorque que jalonaban toda la Puerta del Mar. Los sorprendentes alcorques circulares de un tamaño más que respetable, que en lugar de encontrarse disimulados al nivel del suelo, en una zona con un tránsito elevadísimo de personas como esta- la conexión entre calle San Juan-calle Nueva y la Alameda- permanecían altivos, como peligrosos baluartes defensivos de las hermosas palmeras de esta calle.

La presencia de estos obstáculos obligaba a no andar en línea recta sino a hacer requiebros para sortear estos círculos ‘infernales’ en los que hasta Dante habría perdido los piños.

Porque en las jornadas ‘prepandémicas’ en las que una ingente cantidad de personas pasaba por aquí (Navidad, Semana Santa, puentes, verano...) había momentos en que no se veían estos peligrosos alcorques y han sido muchos los malagueños y visitantes que se pegaron el daleazo o saleazo de rigor.

Ahora por fin, nuestro Ayuntamiento rectifica y según informaba a esta sección uno de los operarios de la obra el pasado viernes, los alcorques se quedarán al mismo nivel que la calle. Felicidades por esta mejora que además de bajar los alcorques, bajará el número de cardenales. Y no hablamos del Vaticano.