Invento

Invento malagueño para multiplicar los peces

El exbolichero Manuel Benavides patenta una boya que emite sonidos para preservar los caladeros. El Aula del Mar respalda que se pruebe

Manuel Benavides, ayer en Astilleros Nereo con la boya patentada por él.

Manuel Benavides, ayer en Astilleros Nereo con la boya patentada por él. / A. V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

«¿Por qué ahora que no hay bolicheros hay menos capturas de pescado que antes? Si éramos los culpables y hay un 70 por ciento menos de barcos en Málaga capital, ¿cómo es que siguen bajando las capturas de boquerones?», se pregunta Manuel Benavides.

Hasta hace 33 años, este vecino de El Palo se ganaba la vida de bolichero, la persona que vendía el ‘boliche’, el pescado pequeño. La prohibición del oficio en Málaga en 1988, para preservar las crías de pescado y permitir que crecieran, no ha supuesto sin embargo un aumento de las capturas de boquerones ‘adultos’ sino todo lo contrario: Se ha pasado de pescar 22 toneladas en 1988 a solo tres cuartos de tonelada el año pasado, informa.

Por este motivo, y tras darle muchas vueltas, Manuel Benavides diseñó y patentó hace dos años lo que está descrito en la Oficina Española de Patentes y Marcas como un «dispositivo para la protección de la fauna marina», aunque él prefiere definirlo mejor como una «guardería del mar».

Se trata de una boya que se cargaría con energía solar y que en intervalos de 15 o 30 minutos reproduce distintos sonidos de 10 a 20 segundos de duración. El que emita sonidos nace de su experiencia como bolichero, dado que cuando se acercaban los motores de sus embarcaciones, los depredadores marinos, «capaces de tragarse cientos de huevas de peces en cada buchada», se alejaban «y las presas salen ganando».

Manuel Benavides está convencido de que sonidos que emularan el que emiten los delfines o los motores de las barcas cumplirían esta función, aunque ya no haya físicamente bolicheros en la Bahía de Málaga.

El antiguo bolichero señala la zona para la prueba.

El antiguo bolichero señala la zona para la prueba. / A. V.

El inventor, que ha invertido importantes ahorros en la patente, calcula que realizar un prototipo de boya rondaría los mil euros. Con esta iniciativa, explica, se reunió con Ángel González, el responsable de la Demarcación de Costas. «Me dijo que si Pesquería (Dirección General de Pesca) me daba el visto bueno, no habría problema con ese dinero», señala.

Para probar el invento, propone la gran cala entre el morro del puerto y Astilleros Nereo, que serviría de centro de pruebas. Manuel calcula que «con ocho o diez boyas», situadas a la distancia de la costa que la ley autoriza para poder pescar, unos 2 o 2,5 kilómetros, podría probarse la utilidad.

El creador de este diseño está convencido de que, si funcionara, se podrían recuperar los caladeros tradicionales de Málaga: «Imagínate recuperar la almeja de Málaga, coquinas, calamares, jibias, pulpos, el chanquete colorado, el boquerón, la sardina...», enumera.

Tras dos años con la patente, pide la colaboración de las instituciones, «porque es una pena que en dos años no se haya hecho un experimento tan barato».

«Merece la pena intentarlo»

El biólogo marino Juan Jesús Martín, uno de los fundadores del Aula del Mar, apoyó ayer la iniciativa de Manuel Benavides, «un antiguo bolichero con una experiencia vital que no viene en los libros. Muchas veces las ideas surgen porque ocurre algo diferente», argumentó.

Por este motivo, sugirió que «por lo menos, se experimente esta boya». En este sentido, consideró que lo idóneo sería que la prueba la hicieran investigadores de la Universidad de Málaga y, en concreto, a través del reciente Instituto de Biotecnología y Desarrollo Azul de la UMA. «Merece la pena intentarlo», subrayó.