Coronavirus

Rosario Palma, 91 años y a la espera de ser vacunada

La familia de esta funcionaria jubilada pide explicaciones a Muface por la falta de coordinación y reclama que sea citada cuanto antes ya que está dentro de un grupo edad que le pertenece

Rosario Palma Torres

Rosario Palma Torres / L. O.

María Lucía Rodríguez

Rosario Palma Torres tiene 91 años y ha trabajado como profesora en Málaga desde que aprobó las oposiciones de Magisterio en Alfarnatejo en 1948. Aunque esta jubilada de más de 80 años de Muface (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado de España) ya debería haber recibido la dosis o al menos haber sido citada para ello, continúa encerrada en casa y sin mantener apenas contacto con su familia que pide explicaciones a este organismo. No es la única que está pasando por esta situación sino que conocidos cercanos a ella y muchos funcionarios también lo están viviendo desde que comenzó el proceso de vacunación. A nivel nacional, se están sucediendo las protestas y las noticias que difunden la frustración de estos mayores por el retraso y la falta de información.

El pasado 19 de febrero, Rosario Palma Torres recibió una carta de parte de Muface para que confirmara los datos personales exclusivamente por carta y no a través de un email o mediante una llamada telefónica. «Seguimos esperando una respuesta, no sabemos absolutamente nada desde que confirmamos todo lo que necesitaban en una carta certificada urgente el siguiente día hábil, es decir, el 22 de febrero», subraya su hija Mariví Benítez. Además, no entienden esa tardanza y esa falta de coordinación que está perjudicando a miles de funcionarios convertidos en ‘españoles de segunda o de tercera división’ al recibir este trato. «No concebimos que si todos los organismos oficiales de España cuentan con la documentación necesaria para cobrar, por ejemplo, los impuestos a mi madre, por qué no la tienen para vacunar y tienen que esperar a que se la manden desde Muface», se pregunta Mariví Benítez.

«No tiene esa alegría que reflejaba antes, está entrando en un mundo de tristeza y de preocupación al ver que esto no llega a su fin»

Esta exprofesora que salía todos los días a comprar el pan, el periódico y a charlar con las vecinas ya no es la misma. «No tiene esa alegría que reflejaba antes, está entrando en un mundo de tristeza y de preocupación al ver que esto no llega a su fin», lamenta su hija. El miedo a ser contagiada y a contagiar le impide que pueda desarrollar una vida como la que llevaba antes, al igual que el resto de los ciudadanos, y eso le ha provocado alejarse de sus nietos e incluso de su bisnieto que nació en marzo del año pasado, en plena pandemia.

De ser una persona sociable, Rosario Palma Torres se ha convertido en una mujer cada vez más apagada. Su mayor alegría era compartir su tiempo con sus seres queridos, pero ha tenido que renunciar prácticamente a ello. «Sus amigas le preguntan: Charo, ¿te han vacunado ya? Estamos todas las vecinas menores de 80 años vacunadas», cuenta Mariví Benítez.

Cuando Rosario Palma escucha a sus conocidas decirle esto, no puede parar de pensar en por qué aún no le han llamado si está en el mismo grupo de edad que ellas. Después de haber trabajado en muchos colegios públicos de Málaga como en el Valle del Guadalhorce o en la Palma-Palmilla, sus familiares se lamentan del pago que están recibiendo estos funcionarios jubilados por parte de Muface al no prestarles la atención que merecen y no ser citados para recibir el ansiado pinchazo contra el coronavirus.

La vuelta a la normalidad se ve aún lejana, pero sus familiares tienen la esperanza de que cuando consiga vacunarse, Rosario Palma Torres volverá a reanudar sus salidas cotidianas que tanto echa de menos, retomará el contacto con sus nietos y empezará a recordar esto como una auténtica pesadilla.

«Hacemos hincapié en la preocupación y en lo discriminados que se sienten todos estos exprofesionales. El temor a salir después de tanto tiempo les está afectando psicológicamente. No pueden continuar así estas personas ni mi madre, si los datos de Muface no han llegado con urgencia al SAS no se les va a tener en cuenta. Este panorama nos tiene cansados y queremos que se solucione cuanto antes», resalta Mariví Benítez.

Precisamente ayer, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) reclamó a las mutuas (Muface, Mugeju e Isfas), así como a los diferentes ministerios implicados (Sanidad, Función Pública, Educación, Justicia y Defensa) que comprueben los datos con las comunidades autónomas y garanticen que ninguna persona se queda fuera de la vacunación.

Tras las quejas recibidas por parte de funcionarios mayores de 80 años porque no se encuentran en los listados de vacunación contra el coronavirus que gestionan los servicios de salud de las comunidades autónomas, CSIF recordó ayer que Sanidad se comprometió a realizar un registro de personal vacunado a nivel nacional y facilitarles el acceso para comprobar el «correcto desarrollo de la vacunación», pero aún no se tiene constancia de la implementación de esta medida de coordinación. «Se da la circunstancia de que las personas afectadas se encuentran en muchas ocasiones en situación de dependencia o gran dependencia y son los propios familiares los que se han puesto en contacto con CSIF tras constatar que los datos registrados no eran correctos y que tras haber solicitado su modificación, ésta no se ha realizado, lo que podría estar limitando la vacunación de estos mutualistas». En este sentido, mostraron su preocupación porque estos casos pudieran estar más generalizados de lo que se ha detectado hasta el momento.

Por su parte, fuentes de la Subdelegación del Gobierno indicaron que la vacunación de los mutualistas de Muface corresponde a la Consejería de Salud. Los datos de los mutualistas de Muface fueron trasladados al Servicio Andaluz de Salud (SAS) en febrero.