Crónicas de la ciudad
Esplendor sobre la hierba en el arroyo del Cuarto
El arroyo del Cuarto luce estos días verde y esplendoroso, a cielo abierto a su paso por la barriada de San Alberto

El cauce del arroyo del Cuarto, junto al Camino de San Alberto, esta semana / A. V.
Al ingeniero coruñés Joaquín María Pery no sólo le debemos la Farola también, con toda seguridad, muchas vidas y bienes salvados de inundaciones.
Como muchos saben, y ahora más gracias a una estupenda biografía del académico de la Historia Francisco Cabrera, a comienzos del XIX Pery quiso poner coto a los arroyos que ‘engordaban’ el cauce del Guadalmedina. Entre sus medidas más famosas desvió las aguas del arroyo de los Ángeles al del vecino arroyo del Cuarto. Por este motivo, construyó una gran zanja para cortar el primero de los arroyos, de la que todavía se tiene memoria gracias a un barrio de Málaga: La Corta.
Además de salvar de inundaciones La Trinidad y El Perchel, en la desembocadura propició que el arroyo del Cuarto no vertiera sus aguas en el Guadalmedina sino directamente en el mar, a la altura de la playa de San Andrés, junto al Bulto.
Como recuerda el también académico de la Historia Manuel Olmedo, en los años 20 del siglo pasado se adoptó la solución contraria que sigue hasta ahora: el arroyo del Cuarto vertería su caudal, a la altura de La Corta, al vecino arroyo de Los Ángeles.
Luego vendría su soterramiento a la altura de Carlinda, lo que posibilitó maravillas como el actual Parque del Norte y muchas zonas urbanizadas de la ciudad.
Pero el arroyo del Cuarto puede ser disfrutado, en todo su esplendor, en la barriada de San Alberto, donde continúa a cielo abierto.
La primavera no ha aguardado a su entrada oficial en el calendario y el arroyo se ha convertido en uno de los espectáculos más hermosos, cercanos y seguros que pueden disfrutar los malagueños en estos tiempos de pandemia, Camino de San Alberto arriba.
Cerca de otra calle con nombre de río, la calle Tormes y como ocurre con el arroyo de La Caleta, hay un momento en que el arroyo pasa muy pegado a a las construcciones, que parecen las casas colgantes de Cuenca, pero tras un par de meandros acompañan en su suave descenso a quien pasea por el Camino de San Alberto.
Se trata de un esplendoroso pasillo de hierba, escoltado por un manto de vinagretas, con alguna despistada palmera de luengas barbas en mitad del cauce. Es un camino hermoso pero breve, porque un poco más abajo de La Corta el arroyo del Cuarto une fuerzas con el arroyo de los Ángeles mientras por Carlinda baja, ya soterrado, el cauce original. La Naturaleza llama a las puertas en pleno casco urbano de Málaga. Sólo hay que abrirle la puerta.
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