Educación

Una transformación no sólo digital en el Santa Rosa de Lima

Este Centro Específico de Educación Especial ha empezado a dar el salto tecnológico dictado por la Junta de Andalucía que está contribuyendo a su principal objetivo: el bienestar de alumnos y familias

Alumnos del Santa Rosa de Lima durante una clase usando la tecnología. | L.O.

Alumnos del Santa Rosa de Lima durante una clase usando la tecnología. | L.O. / susana fernández. málaga

El Santa Rosa de Lima ha empezado a implantar este año las medidas de transformación digital educativa dictadas por la Junta de Andalucía para todos los centros el pasado mes de julio, justo después de un curso que estuvo marcado por la educación a distancia y telemática a la que obligó la pandemia. Pero las características propias de un Centro Específico de Educación Especial hacen que este salto digital vaya más allá del mayor uso de ordenadores y tablets. Para estos alumnos la tecnología supone también una posibilidad de ocio, muchas veces la única, y para las familias, una potente herramienta tanto para trabajar con sus hijos en casa como para tener más relación aún con el colegio.

En este año cero de aplicación de las medidas para la transformación digital de la educación en Andalucía, la formación del profesorado, de alumnos y familias está siendo la prioridad.

El centro trabaja tanto con Moodle como con la plataforma educativa de Google, la primera por la privacidad para los datos y la segunda por ser más atractiva e intuitiva. «Tenemos que tener en cuenta que para nuestro alumnado tiene que ser algo que les llame muchísimo la atención», explica María Eugenia Vinuesa, coordinadora del plan de digitalización.

Este curso tienen unos 160 estudiantes de hasta 21 años, con graves plurideficiencias por parálisis cerebral, trastornos del espectro autista y problemas muy graves de conducta, asociados sobre todo a severos trastornos de salud mental.

Sesión de estimulación multisensorial. | L.O.

Sesión de estimulación multisensorial. | L.O. / susana fernández. málaga

El uso de la tecnología facilita el aprendizaje de una forma muy atractiva. «Tengo un alumno al que el encantan los Pokémon y en comprensión lectora hay unos recursos abiertos en los que la recompensa después de las lecturas y las actividades puede ser ver cinco minutos de un capítulo o de la canción que le gusta», relata la profesora.

Para el trabajo diario, el Santa Rosa de Lima cuenta con un banco de recursos digitales, pero María Eugenia Vinuesa tiene la idea de crear un gran banco de recursos para centros específicos de educación especial a nivel andaluz en el que todos los profesores aporten y puedan compartir.

Al margen de lo estrictamente académico, en el Santa Rosa de Lima son conscientes de que la tecnología puede cubrir otra de las principales carencias de sus estudiantes, el ocio. «Les da una alternativa para tener su propio ocio. Ellos están más limitados socialmente y lo digital les abre un mundo nuevo», apuntan citando el caso de un alumno que no se pierde un partido de baloncesto en YouTube.

El primer trimestre de este curso fue más difícil con la aplicación del protocolo Covid, los miedos de los padres y la adaptación de los alumnos

Araceli Martos, la jefa de Estudios, pone el acento en otro aspecto como es la acción tutorial, la relación entre el colegio y las familias, que con la pandemia lejos de descender se ha incrementado con la tecnología como aliada. «Se está haciendo muchísima acción tutorial, más que nunca. Y eso es importantísimo porque si en cualquier centro es absolutamente necesaria, aquí es vital», destaca.

Así, recuerdan los duros meses del confinamiento del pasado curso, cuando realizaron un impagable trabajo terapéutico con los padres o de gestión de trámites sanitarios. Incluso ayudaron a niños que ya no estaban en el colegio al haber superado la edad permitida. «En esta pandemia hemos llegado a hablar con las familias de cosas tan íntimas, tan personales, tan de ayuda», afirma María Eugenia.

El primer trimestre de este curso fue más difícil con la aplicación del protocolo Covid, los miedos de los padres y la adaptación de los alumnos tras meses en casa, pero había muchas ganas de volver. Y lo hicieron con unas normas acordes a sus singularidades y con algunos alumnos menos respaldados con informes médicos por sus graves patologías.

«El número fluctúa dependiente de las olas (del Covid) pero podemos llegar a tener a unos 20 o 22 alumnos en casa con los que se actúa de forma telemática», explica la directora, Pilar Urbano, que subraya que la atención es completa puesto que además de los profesores son atendidos online por los servicios de trabajo social, médico, fisioterapeuta u orientación. Sin olvidar la atención emocional a las familias. «El hecho de que el maestro les hable un rato les sirve mucho de terapia y de descarga».

Y es que en centros específicos como el Santa Rosa de Lima el objetivo no son las notas, sino el bienestar de alumnos y familias y el acompañamiento y esta labor está siendo aún más fundamental durante la pandemia.

Todo el personal utiliza FFP2 y batas de un solo uso y profesionales como los fisioterapeutas o los logopedas ya no comparten alumnos

«Todas estas situaciones nos han supuesto reinventarnos y tenemos la sensación de que nunca hemos trabajado tanto», explica Araceli Martos. Su último curso antes de jubilarse está siendo así muy intenso pero valora las «situaciones extraordinarias que está viviendo, con una carga de positividad muy grande aunque también muy duras y dolorosas en algunos momentos».

Frente a los aspectos positivos como ese mayor contacto con las familias, lamentan haber tenido que prescindir de actividades que los alumnos valoraban mucho como las salidas al exterior o los eventos relacionados con el programa Escuela Espacio de Paz. Pero la necesidad de mantener las burbujas para evitar contagios las hace inviables.

Estricto protocolo Covid

Las clases tienen un máximo de unos seis alumnos, por lo que las burbujas se han establecido por pasillos, con niños que usan el mismo comedor y el mismo recreo y que en su mayor parte no pueden llevar mascarilla. Por su parte, todo el personal utiliza FFP2 y batas de un solo uso y profesionales como los fisioterapeutas o los logopedas ya no comparten alumnos.

Con todas estas medidas, aseguran que en el colegio no ha habido ningún foco de contagio sino que lo casos se han dado en el ámbito familiar. En este punto, destacan la labor de su centro de salud de referencia, el de Portada Alta, cada vez que ha habido sospecha de algún positivo. «Han hecho un trabajo fantástico. Era llamada y respuesta, a veces hasta una docena de veces al día», recuerdan.

Tanto el personal como los alumnos mayores de 16 años están ya vacunados, lo que supone algo más de tranquilidad.

Además, y al margen ya de la pandemia, este centro experimentará pronto una importante mejora gracias a la reforma que permitirá eliminar las barreras arquitectónicas y ganar en accesibilidad. Un proyecto de 1,5 millones de euros que fue presentado recientemente en el mismo colegio por el consejero de Educación, Javier Imbroda.