Problema social

El aislamiento social y el miedo al contagio disparan el número de mayores que viven solos

El número de mayores de 80 años que viven en soledad roza ya las 10.000 personas en Málaga

L.E.M en el salón de su casa. | ÁLEX ZEA

L.E.M en el salón de su casa. | ÁLEX ZEA / marta román. málaga

Desde el comienzo de la pandemia, en España hay 122.300 mayores más viviendo solos. Este alarmante repunte supone un aumento del 6,1% respecto a 2019, y se traduce en un total de 2.131.400 personas mayores de 65 años que viven en soledad.

El número de hogares unifamiliares aumentó un 2% durante la pandemia y ya constituye el 26,1% del total nacional, según los últimos datos del estudio ‘Estadística continua de hogares’, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El fenómeno de vivir en soledad es una realidad cada vez más arraigada en la sociedad y este tipo de hogares se sitúa como el segundo más frecuente, solo por detrás de los núcleos familiares formados por parejas (30,4%).

Cuando no es elegida, no obstante, esta soledad puede llegar a resultar realmente preocupante. En total, 4.849.900 personas viven solos a día de hoy, de las cuales casi la mitad son mayores de 65 años. El 43,6% de personas de 65 años o más viven solas en sus domicilios, lo que se traduce en 2.131.400 mayores. Las mujeres, por su parte, constituyen el grueso de estas cifras. El 70,9% de las personas mayores que viven solas son mujeres, frente al 29,1% de los hombres.

Estos datos suponen un aumento del 6% en el número de mayores que viven solos, el porcentaje más elevado desde que el INE comenzase a elaborar estas estadísticas en el año 2013. Los hogares unifamiliares formados por mayores, por lo tanto, fueron los que mayor crecimiento experimentaron en el año de la pandemia.

«Se ha observado un aumento en líneas generales. En el caso de los mayores la soledad es no deseada», expone la psicóloga Noelia Espinosa. En Málaga, un total de 9.687 mayores viven solos, según el padrón de habitantes de la ciudad. Este grupo poblacional preocupa especialmente debido a las dificultades que experimentan al desarrollar su vida diaria o dar cobertura a sus necesidades básicas.

La crisis del coronavirus ha agravado una situación que ya venía siendo alarmante desde hace algunos años. La soledad en los mayores se ha agudizado en el último año debido al aislamiento social al que se han visto expuestos durante la pandemia. «La red social es muy importante. Las relaciones con los iguales se han visto alteradas, esto preocupa sobre todo en edades avanzadas en las que son más dependientes y la soledad puede asustar más», explica Rafael San Román, psicólogo de la plataforma de bienestar emocional y apoyo psicológico IFeel.

El miedo a contraer el virus y contagiar a los mayores, por su parte, ha llevado a los más jóvenes a ausentarse del domicilio y a espaciar las visitas, lo que ha aumentado el sentimiento de aislamiento y soledad de estas personas, alertan los expertos. «En algunos de los casos, durante la pandemia, lo que les protege del miedo al contagio es lo que está fomentando su soledad», alerta San Román.

Este tipo de soledad, al no ser voluntaria, genera un sentimiento de aislamiento que precisa de apoyo emocional y psicológico. En este sentido, advierte el psicólogo, es fundamental establecer una clara diferenciación entre la personalidad y el aislamiento: «Es muy importante ir vigilando porque una cosa es que una persona sea solitaria e independiente y otra es que esté excluida socialmente».

Apoyo social

Ante esta preocupante situación, el colectivo se ha situado en el foco de los servicios sociales y numerosas organizaciones han incrementado, y adaptado, sus actuaciones a las nuevas necesidades de las personas mayores que viven solas.

Habilidades sociales en tiempos de Covid; aprendizaje básico del uso del móvil; resiliencia y fortalezas personales; entrenamiento de la soledad o inteligencia emocional son algunos de los campos que el Teléfono de la Esperanza aborda en las terapias que desarrolla con los 703 mayores a los que atiende. La entidad ha orientado sus líneas de intervención para adecuarse a las nuevas necesidades surgidas tras la pandemia y mejorar la calidad de vida y el bienestar psicológico de las personas mayores.

Cruz Roja, por su parte, atendió a 6.104 mayores durante el 2020, a través del Programa de Atención Integral a Personas Mayores y Personas con Discapacidad. Con él, la entidad persigue, entre otros objetivos, empoderar a las personas mayores, fortaleciendo sus capacidades para la realización de las actividades cotidianas; mejorar sus necesidades cognitivas o reducir la soledad y el aislamiento involuntario.

En el día a día, los mayores que viven solos se encuentran con numerosas dificultades y precisan de acompañamiento para llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria. Para ello, la Fundación Harena asigna a cada mayor una persona voluntaria que comparta su tiempo con ellas. La entidad trabaja, a día de hoy, con un total de 118 personas.