Crónicas de la Ciudad

La hora de la verdad para la Málaga que pedalea

La manifestación ciclista del domingo y la movilización de familias de la semana pasada evidencian que es la hora de coger la bici por el manillar y el toro por los cuernos

Familias del Centro y Este de Málaga unidas para pedir más seguridad para los ciclistas, la semana pasada.

Familias del Centro y Este de Málaga unidas para pedir más seguridad para los ciclistas, la semana pasada. / Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El estatus de la bici y con ella, la de quienes van encima, ha cambiado como de la noche al día. A mediados del siglo pasado, todavía en Málaga era un objeto a medio camino entre el ocio infantil y el medio de transporte de quienes no podían permitirse, ni en sueños, un coche.

Como ocurre en nuestros días, la bici la empleaban jovenzuelos repartidores. Era el caso de Zoilo Montero, el veterano comerciante de Ultramarinos Zoilo, de calle Granada, que comenzó su carrera, nunca mejor dicho, haciendo repartos a domicilio en una tienda familiar de ultramarinos de Pedregalejo, frente a los Baños del Carmen.

En la cúspide social estaban quienes podían permitirse un coche y si fuera posible, un cochazo. Era el símbolo del éxito, como quedaba plasmado en esos legendarios ‘Mercedes’ que adquirían los toreros de renombre.

No es extraño que en la Málaga de los años 40 y 50, uno de sus célebres majarones callejeros, Joaquín ‘el Percha’, memorizara las matrículas de una parte importante del parque automovilístico, de tal manera que cuando divisaba un cochazo, identificara matrícula y propietario de postín.

Por contra, el prestigio social del coche, en nuestro días, está bajo mínimos, por su popularización y porque se ha convertido en un incordio en las ciudades.

La modesta bici, sin embargo, se ha revalorizado como fuente de beneficios sin fin, pues mientras el coche fomenta el sedentarismo y el alza de la tensión arterial en atascos y prescindibles discusiones de tráfico, la bicicleta es fuente de ocio, de deporte sano y, en teoría, un medio de transporte seguro y rápido. Y lo que ahorra en gasolina.

Y esta es la cuestión, porque a Málaga ha llegado la hora de la verdad. El domingo lo pudimos ver en la multitudinaria manifestación de Ruedas Redondas. Y casi tan importante como esta movilización, por el simbolismo que arrastra, ha sido la organización de un grupo de familias con niños del Centro y Este de la ciudad para pedir más seguridad, ante el riesgo físico que supone el peligroso carril 30.

Si faltan carriles bici en Málaga, una ciudad acotada por el mar y las montañas, los carriles bici por el Este de Málaga, su parte más estrecha, se cuentan con los dedos de una mano.

El Área de Movilidad, con acierto, ha apañado un par de carriles temporales. A juicio de un servidor, la solución mejor, la que daría menos problemas a peatones y coches sería la de un carril bici por la playa, junto al murete del paseo marítimo. Una solución parecida, con la ampliación del paseo marítimo por la playa, es la que tiene en mente la Junta y para eso Costas tendrá que formar parte de la solución.