Patrimonio

Urbanismo hace oficial la petición a la Junta para que declare como BIC a los Baños del Carmen

Imagen de los Baños del Carmen.

Imagen de los Baños del Carmen. / ARCINIEGA

José Antonio Sau

José Antonio Sau

La Gerencia de Urbanismo ha dado ya un paso decisivo y oficial al instar a la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta la incoación del procedimiento para la inscripción de los Baños del Carmen en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Lugar de Interés Etnológico. Ya se conocía que ese era el interés del departamento que dirige el edil de Ordenación del Territorio, Raúl López, pero ahora ha oficializado el trámite administrativo.

Asimismo, da traslado de su resolución a la Junta de Andalucía adjuntando el documento técnico elaborado por el Departamento de Planeamiento y Gestión y el formulario de solicitud cumplimentado de conformidad con la orden de 12 de febrero de 2020 de la Consejería de Cultura.

El informe técnico del Departamento de Planeamiento y Gestión, fechado el 19 de abril de 2021, establece que cualquier persona puede instar la incoación del expediente y que los Lugares de Interés Etnológico son «aquellos parajes, espacios, construcciones o instalaciones vinculados a formas de vida, cultura, actividades y modos de producción propios del pueblo andaluz, que merezcan ser preservados por su relevante valor etnológico». Es, por tanto, y como dice López, «un enclave identitario de Málaga».

La petición se basa en «la constatación de que el lugar, por sus características y evolución en los últimos cien años, reúne unas características ambientales excepcionales como un tipo de actividad social que incluye, pero no se agota en ellos, componentes de carácter lúdico, cultural o deportivo, casi siempre apoyados en la hostelería; actividad tan íntimamente vinculada a este espacio que no se entiende fuera de él, y que resulta enormemente representativa de modos de ser y actuar propios de Málaga, con un componente icónico que ha llevado a este lugar a convertirse en un símbolo de la ciudad».

El documento en cuestión traza un recorrido histórico y aporta ejemplos, apoyados en citas documentales, «que acreditan la actividad mantenida a través de circunstancias históricas o socioeconómicas muy diversas, desarrollándose con independencia de los diferentes modos de propiedad y gestión que se han dado sobre el recinto». Se describe la especial cualidad ambiental del recinto, y se incide especialmente en la arquitectora, «entendiéndola como un todo que engloba la implantación de la plataforma sobre la que se sustenta el edificio principal, el sistema de pérgolas y su orientación, así como la presencia de elementos arquitectónicos antiguos procedentes, con toda probabilidad, el demolido convento de la Merced y reutilizados en su construcción».

La intervención arquitectónica no empieza con el proyecto de Daniel Rubio en 1933, sino que arranca en un momento «anterior, probablemente en 1920 cuando, a la vez que se construye la portada, se genera la implantación sobre el territorio de forma decisiva».