Política municipal

Dos años marcados por la pandemia

Hace dos años de las municipales. El alcalde de Málaga valora la estabilidad del gobierno gracias al pacto con Cs, la llegada de grandes firmas tecnológicas y la positiva relación con la Junta. Espera que el bienio que resta sea «brillante»

De la Torre posa para una entrevista en el Ayuntamiento.

De la Torre posa para una entrevista en el Ayuntamiento. / ÁLEX ZEA

José Antonio Sau

José Antonio Sau

Hoy se cumplen dos años de las elecciones municipales de 2019, un bienio que ha sido largo para todos los grupos municipales y que ha estado marcado, sobre todo, por la crisis económica y pandémica derivadas, ambas, del coronavirus. La enfermedad ha sido la protagonista y la actriz secundaria, paralizando, de facto, los proyectos que el equipo de gobierno quería concretar o, al menos, haber visto arrancar hasta ahora. Dice el alcalde, Francisco de la Torre, que han sido dos años positivos, y que los dos que quedan serán brillantes. Y saca pecho del pacto con Cs, con los que suma dieciséis ediles gracias al apoyo del edil no adscrito Juan Cassá. Eso, en su opinión, «permite una estabilidad de gobierno que es muy positiva para todos los aspectos de política económica, social, de proyección de la ciudad, promoción en general, la seguridad que transmite el gobierno a los emprendedores».

Al alcalde, preguntado ayer por los periodistas, no se le olvidó destacar que su acción de gobierno obedece a «una estrategia de ciudad que no es improvisada»: se refiere a «ser fuertes en cultura, en innovación tecnológica, accesibilidad, temas ambientales, en ir alineando nuestra política con los Objetivos de Desarrollo Sostenible». La llegada de firmas como Google, Dekra o TDK, grandes corporaciones tecnológicas o de innovación, se debe, bajo su punto de vista, a que la ciudad «transmite la imagen de ir en vanguardia en muchos temas». Habla de la solidaridad del pueblo malagueño con la crisis social, «cómo la ciudad resiste y se recupera», indica cómo se hizo en tiempo récord el respirador Málaga Respira, los test de antígenos puestos en marcha en foros del Palacio de Ferias y la buena sintonía que hay con la Junta, «una administración autonómica que no discrimina a Málaga». Su gran reto es la exposición de 2027, la relación con el Gobierno central «es aceptable», pero necesita la ciudad un sí de Pedro Sánchez, será una muestra internacional relacionada con la sostenibilidad de las ciudades. Alude a los fondos europeos Next Generation, que contribuirían a impulsar muchos proyectos que tiene en cartera, y espera que la segunda parte sea «brillante» (del mandato).

Esta es su lectura, claro. Y bien es cierto que el panorama ha sido difícil, con un desplome de ingresos de en torno a 50 millones de euros (o dinero que el Consistorio ha puesto encima de la mesa para ayudar a la ciudad a salir de la crisis, dice el PP). De ese montante, 15 millones fueron para ayudar en materia social, se han armado numerosas ayudas fiscales y se han puesto en marcha planes de ayudas directas a hostelería y comercio.

El alcalde sufrió, recuerden, un accidente cerebrovascular del que está plenamente recuperado, y luego debió bajar el ritmo. Sin embargo, sigue enarbolando proyecto tras proyecto para llegar a la ciudad que él considera ideal: el soterramiento del eje litoral, que supondrá también una reordenación de la movilidad, el auditorio en el muelle de San Andrés, ha encargado estudios para una autovía metropolitana que una Chilches con Fuengirola, impulsa el rascacielos del puerto o idea un plan para hacer un mix de usos para el recinto ferial. Planes mastodónticos y carísimos para cuya fórmula de pago se habla de la tan mencionada colaboración público-privada, algo complejo. Es la ciudad que él se ha dibujado, pero en ella tendrán mucho que decir los empresarios con el dinero que deben inyectar. Y, desde luego, como otros gobernantes en una época difícil, los fondos Next Generation, de llegar, le ayudarán mucho en una segunda parte del mandato que podría ser excelente si ello se concreta. Si no, será una legislatura recordada porque la pandemia impidió hacer otras cosas.

En el debe, la oposición pone sobre la mesa las grietas que ha mostrado el modelo de ciudad con la caída del turismo, los problemas de ruido o de convivencia de los vecinos con las viviendas turísticas o la factura de algunos proyectos urbanísticos: por ejemplo, el PSOE, IU y Podemos quieren un bosque urbano para la parcela de Repsol, y el equipo de gobierno plantea un parque y cuatro torres residenciales y para oficinas, además de dos zócalos comerciales. Han rechazado la ampliación del Neoalbéniz y tampoco se ponen de acuerdo en qué ocupará la parcela del Astoria, temas recurrentes y eternos. La oposición quiere ese suelo diáfano y el equipo de gobierno, con permiso de Noelia Losada, busca un proyecto que aporte algo arquitectónicamente. De momento, el proyecto más cercano a empezar es la semipeatonalización de Carretería. Sobre su sucesión, todo el mundo mira hacia el alcalde de Estepona, José María García Urbano. Nadie habla de ello, pero todos lo piensan, aunque hay quien dice que el mejor candidato en un bienio será el propio De la Torre. Se admiten apuestas.