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La huella que deja el Colegio Blas Infante

El colegio público de Ciudad Jardín, inaugurado en 1979, estrenó el pasado sábado un mural con dos de sus alumnos más reconocidos, la cantante La Mari de ‘Chambao’ y el actor Antonio de la Torre. La obra nace de un concurso entre antiguos alumnos.

El director del CEIP Blas Infante, Antonio Miguel Lara, y el exalumno Jesús Valverde, esta semana ante el mural con los dos famosos excolegiales.

El director del CEIP Blas Infante, Antonio Miguel Lara, y el exalumno Jesús Valverde, esta semana ante el mural con los dos famosos excolegiales. / Álex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

«Me dijo: para adelante, Jesús, es la primera vez que salgo en un mural». El delineante Jesús Valverde, de 42 años, alumno del CEIP Blas Infante de Ciudad Jardín desde 1983 a 1992, recuerda las palabras del actor Antonio de la Torre, que dio el visto bueno a aparecer inmortalizado en el muro exterior del colegio.

También está encantada La Mari, la cantante de Chambao, confirma Antonio Miguel Lara, director del Blas Infante, jefe de Protocolo de la Cofradía de Misericordia y padre de un niño de 7 años que estudia en el centro. 

La cantante y el actor, antiguos alumnos del colegio, uno de los más grandes de Andalucía, protagonizan unos de los murales ganadores del certamen ‘Píntale la cara a tu colegio’, para antiguos miembros de la comunidad educativa. El mural fue inaugurado ayer, con la asistencia de la delegada de Educación, Mercedes García Paine y el concejal de Ciudad Jardín, Avelino Barrionuevo.

Jesús Valverde tuvo la idea de que saliera Antonio de la Torre ‘catando’ uno de sus premios Goya y se encargó de inmortalizar la propuesta el grafitero David Escudero.

Además, la frase que preside el mural se la proporcionó a Jesús el propio actor malagueño y reza así:«Lo público es imprescindible para que un niñ@ de Ciudad Jardín pueda conseguir cualquier meta».

El colegio prepara un rocódromo aeroespacial para combinar las Ciencias Naturales y Sociales con el ejercicio físico.

El colegio prepara un rocódromo aeroespacial para combinar las Ciencias Naturales y Sociales con el ejercicio físico. / Álex Zea

«La idea que quería transmitir cuando ideé este mural -dice Jesús Valverde- es que ellos son el ejemplo de que cualquier persona, si se lo propone, lo consigue, que sea una motivación para los alumnos», recalca.

Jesús recuerda que su hermana estaba en la clase de La Mari y que Antonio de la Torre «se acordaba de lo que hacíamos todo el mundo: por las tardes y los fines de semana, saltar la verja para jugar, cuando estaban Enrique el conserje y Carmela, su mujer, que vivían aquí».

Sin duda, algo especial tiene este colegio casi vecino del mercado de Ciudad Jardín, un centro nacido en 1979 en un zona del barrio que antes era pleno monte.

Una evidencia de lo especial del Blas Infante, antes de la irrupción de la pandemia, ha sido su tradicional fiesta de fin de curso, con la asistencia del alcalde Francisco de la Torre. «Es casi una fiesta del barrio a la que acuden unas tres mil personas;algo muy emotivo y muy bonito», reconoce el director.

«Yo sigo diciendo que es mi colegio», confiesa Jesús Valverde, mientras que Antonio Miguel Lara comenta que su familia es de Ciudad Jardín, y aunque vivió fuera de Málaga por el trabajo de médico de su padre, «los veranos jugaba en el patio del colegio soñando con ser maestro algún día y trabajar algún día aquí».

Vivero del Blas Infante, en la terraza del centro.

Vivero del Blas Infante, en la terraza del centro. / Álex Zea

El director, que además es profesor de Matemáticas y ha sido doce años y medio el jefe de estudios, echa la vista atrás a los inicios del Blas Infante hace 42 años: «La educación era diferente, había una ratio más alta, con clases de 40 alumnos e incluso los profesores podían fumar». En cuanto a la relación profesorado-alumnado en esos comienzos, cree que había «una disciplina más férrea pero también, no ya respeto sino que el respeto rozaba el miedo al profesorado, algo para nada positivo;ahora es totalmente diferente», subraya.

Y el colegio no se olvida de Andrés Durán, su director durante 23 años, y a quien el Blas Infante le ha dedicado un mural en el gran patio del centro, con motivo de su jubilación el pasado diciembre. «Me gustaría reseñar la gran labor que hizo», remarca Antonio Miguel Lara.

El colegio homenajea a Andrés Durán, director del centro durante más de dos décadas, jubilado en diciembre.

El colegio homenajea a Andrés Durán, director del centro durante más de dos décadas, jubilado en diciembre. / Álex Zea

Con 700 alumnos desde los 3 años hasta los 12, el colegio que homenajea al padre de la patria andaluza es ahora mismo el único centro a nivel nacional que tiene vigentes tres proyectos internacionales Eramus +, lo que permite a los colegiales viajar por Europa, realizar proyectos , compartir trabajo en escuelas de otros países y alojarse con familias.

Además, los veranos es el único centro de Ciudad Jardín que ofrece un programa estival de refuerzo.

Centrado en la innovación educativa, el Blas Infante no se olvida por ello de la tradición, por eso, desde 1992, con la salvedad del tiempo de pandemia, celebra cada curso unas Pato Olimpiadas, creadas por la profesora de Educación Física Lola Díaz, fallecida el año pasado. En su recuerdo, este certamen deportivo, con competiciones tradicionales como las carreras de sacos, el soga tira, pesca o los zancos, llevará a partir de ahora su nombre, informa el director.

Una imagen de la sexta edición de las Pato Olimpiadas, del año 98.

Una imagen de la sexta edición de las Pato Olimpiadas, del año 98. / Archivo CEIP Blas Infante

Campeonas de Andalucía

En el plano deportivo, también hay éxitos que se recuerdan como el campeonato infantil de Andalucía conseguido en 1986 por el equipo femenino de Atletismo.

Y otro de los pilares, destaca el responsable del centro, es la cultura malagueña y andaluza, por lo que todos los años realizan visitas a monumentos de Málaga y el resto de Andalucía y trabajan la Navidad, el Carnaval o la Semana Santa, «porque aunque sea un colegio público, una cosa es la religión y otra la cultura de Málaga». Por cierto, que los dos últimos pregoneros infantiles de la Semana Santa son alumnos del Blas Infante.

El director y el antiguo alumno, en la entrada del colegio.

El director y el antiguo alumno, en la entrada del colegio. / Álex Zea

Piezas todas de un gran puzle, porque como destaca Antonio Miguel Lara, «para que un centro funcione hace falta que haya grandes maestros, grandes padres, grandes colaboraciones con la Delegación de Educación y con el Ayuntamiento, grandes cocineras, grandes monitoras que dan de comer a los niños, gente magnífica de actividades extraescolares, conserjes maravillosos y todo eso hace que el colegio sea grande, no sólo porque haya un mejor director o mejores maestros».

Y ahora, para siempre, La Mari y Antonio de la Torre unidos a este colegio que deja huella.

Madres de alumnos participan en la confección de un tramo del mural del colegio.

Madres de alumnos participan en la confección de un tramo del mural del colegio. / Archivo CEIP Blas Infante