Crónicas de la ciudad

Zarzas bíblicas en el dudoso Camino de los Carabineros

El camino de tierra que enlaza la barriada de San Julián con la glorieta del Bricomart ofrece al paseante unas zarzas dignas de dejarle un mal recuerdo

Un ciclista avanza por un camino terrizo lleno de zarzas que enlaza San Julián con los grandes centros comerciales

Un ciclista avanza por un camino terrizo lleno de zarzas que enlaza San Julián con los grandes centros comerciales / A. V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Aunque en el callejero municipal la calle Camino de los Carabineros, en San Julián, pega un requiebro a la derecha para dar nombre a un sendero de tierra antes de desembocar en la glorieta del Bricomart, los vecinos más veteranos recuerdan que el camino seguía recto y sin requiebros hacia el sur, en dirección a la playa, donde aguardaba el antiguo cuartel de carabineros, todavía en pie hace unos años.

Probablemente, se deba a un error del callejero dado que estamos en una zona de San Julián todavía por urbanizar, sobre todo porque lo lógico es que ese sendero de tierra antes mencionado sea la continuación de la calle Mendelssohn, lógica reforzada porque tras la glorieta vendría la calle Clara Schumann, y entre músicos y paisanos del XIX anda el juego.

Anécdotas aparte, el sendero de tierra en cuestión era el antiguo camino que llevaba a la finca de los Chochales, como todavía se conoce esta zona de San Julián entre grandes carreteras y centros comerciales.

Pese a su modesto trazado y a que es una pista polvorienta entre viejos terrenos agrícolas, las obras de ampliación del centro Plaza Mayor y los cortes de tráfico motivaron que algunos conductores, para driblar los atascos, tomaran las de Villadiego, es decir, este caminito serrano, con serias consecuencias para el cárter de los coches.

La situación provocó que, con acierto, explican los vecinos, el Distrito de Churriana pusiera coto a las averías colocando unos bolardos que cortaran el camino. De paso, la pequeña ‘vaguada’ que desgraciaba los coches de los vehículos fue hormigonada y convertida en una suave rampa peatonal.

De hecho, por aquí trasiega mucha gente de San Julián con sus carritos de la compra en busca de lo último en ferretería, comida o azulejos, según las zonas del vecino complejo comercial al que se dirijan.

El problema, denunciaban a La Opinión hace unos días dos vecinos del entorno, es que el camino está escoltado a un lado por una nave abandonada y por el otro por un terreno que en la actualidad pertenece al ‘banco malo’.

La pega es que esta última parte tiene unas zarzas dignas de aparecer en el Antiguo Testamento, y los usuarios tienen que andar con cuidado, camino de sus mandados, si no quieren llevarse lo que en Málaga se conoce como una ‘garfañá’, en este caso vegetal.

Aunque el propietario sea un privado, los vecinos esperan que, bien por sus propios medios o por los municipales, se corten ya estas casi bíblicas zarzas.