Memorias de Málaga

Una luna muy malagueña

Entre las interpretaciones del corte de la conexión en directo de Neil Armstrong durante su paseo lunar circuló por Málaga una teoría muy malagueña, relacionada con un conocido propietario afincado en nuestra ciudad

Neil Armstrong (izq), Michael Collins y Edwin (Buzz) Aldrin.

Neil Armstrong (izq), Michael Collins y Edwin (Buzz) Aldrin. / L. O.

Guillermo Jiménez Smerdou

Hace dos años se cumplió el cincuenta aniversario de una de las más espectaculares conquistas del hombre: la llegada a la Luna.

Los tres astronautas del Apolo XI, después de un viaje que duró 195 horas, 18 minutos y 35 segundos, pusieron pie en la superficie lunar. Sus nombres son todavía populares: fueron Neil Armstrong, Edwin F. Aldrin y Michael Collins, aunque este último no llegó a experimentar la sensación de poner los pies sobre el satélite. Quedó en el interior de la cápsula encargándose de atender el complicado cuadro de mandos de la nave.

Se especuló entonces sobre el corte que se produjo en la conexión y transmisión en directo del suceso que media humanidad gozó porque las televisiones recogieron el descenso de los astronautas. La interrupción o corte se produjo durante el paseo lunar de Armstrong. No hubo ni trampa ni cartón: lo vimos millones de personas.

Y lo de «ni trampa ni cartón» tiene su justificación: en una película rodada años después se narraba una historia que ponía en duda el hecho de la llegada a la Luna. Se simulaba el suceso. En escenarios preparados, imágenes manipuladas y toda clase de efectos especiales, se ponía en duda la conquista de la Luna. Todo fue un fraude para contrarrestar los avances de la de la Unión Soviética en la conquista espacial. La Unión Soviética se adelantó a Estados Unidos en la conquista del espacio con el lanzamiento del Sputnik, que se produjo varios años antes que el del primer ensayo estadounidense (Sputnik es ahora conocido por ser el nombre de una de las vacunas contra la COVID-19). El poderío norteamericano quedó en entredicho.

La película en cuestión se titulaba ‘Capricornio Uno’; fue filmada en 1977, varios años después de la proeza. Fue dirigida por Peter Hyams. El reparto estaba encabezado por James Brolin, A.J. Simpson y Sam Waterston, cada uno en roles de astronautas. El cuarto actor, Elliot Gould, asumía el papel de periodista.

Su estreno vino a dar la razón a los incrédulos que en su día mostraron sus dudas sobre la veracidad de la conquista lunar. Basaban su incredulidad en el ondeo de la bandera hincada en la superficie lunar en la que no hay viento y otros detalles que no vienen al caso. ‘Capricornio Uno’ les daba la razón.

Dejando a un lado la fantasiosa película, que ponía en solfa la llegada a la Luna, y volviendo a los dos o tres segundos nunca aclarados de retransmisión y que se atribuía a que Armstrong había visto algo que no interesaba que se conociera, el humor de no sabemos qué malagueño aclaró la imaginada duda o sorpresa de Armstrong ante algo que las cámaras ocultaron. No se trataba de la aparición de un selenita, ni de la presencia de una nave espacial soviética que había llegado antes, ni de unos objetos extraños. La historia que inventó este innominado malagueño fue: Neil Armstrong descubrió que a treinta o cuarenta metros de la nave había un individuo arrebujado en una pelliza sentado en una roca con un gran cartel en el que rezaba el siguiente texto: «Estos terrenos son propiedad de Juan Jiménez-Lopera».

Don Juan Jiménez -Lopera, en aquellos años, era propietario de medio término municipal de Benalmádena, terrenos en Marbella, Fuengirola, Torremolinos… El hombre más rico de Málaga.

Una luna muy malagueña

Rainiero y Gracia de Mónaco en el merendero de Almellones, en El Palo, con el cónsul de Mónaco Juan Jiménez-Lopera. / La Opinión

Pasado medio siglo, aquella broma casi ha dejado de ser un chiste porque un ciudadano norteamericano, ante notario, se ha proclamado propietario del planeta Marte.

Espero con expectación contenida lo que el ‘dueño’ de Marte haga el día que una nave tripulada se pose en el planeta rojo. Quién sabe si reclamará su propiedad y pida una indemnización.

Los tres astronautas

En torno a los tres astronautas que estuvieron en la Luna, de vez en cuando se dan noticias de su salud: Armstrong falleció a la edad de 82 años por problemas cardiovasculares y Michael Collins en abril de este año. El único que sobrevive es Aldrin.

Curiosamente los tres habían nacido el mismo año. Concretamente en 1930. Esos problemas cardiovasculares se deben –se ha escrito- a la radiación cósmica a la que fueron sometidos durante el entrenamiento. Más de dos años estuvieron preparándose para el viaje.

En revistas y publicaciones estadounidenses se han recogido los cambios experimentados en su conducta habitual. Creo que incluso cambiaron las creencias religiosas que formaban parte de su educación.

Desde que volvieron a su vida anterior no eran los mismos. La prensa se ha hecho eco de los supuestos problemas mentales que padecen o padecieron los tres históricos personajes.

Y de los veinticuatro astronautas que han estado en el espacio, y por lo tanto sometidos a pruebas similares o parecidas a los tres personajes de la conquista de la Luna, nueve han fallecido.

Una luna muy malagueña

Noche de luna llena. / La Opinión.

Nuevos incrédulos

Recientemente vi en el canal Cuatro de televisión un programa sobre la conquista del espacio, los proyectos en marcha para la llegada a Marte, la formación de los astronautas… Al programa fueron invitados como espectadores jóvenes que por su edad no vivieron las impactantes imágenes del Apolo XI y el descenso de dos de los astronautas a la superficie lunar.

El presentador, en un momento del programa, refiriéndose precisamente a la primera llegada del hombre a la Luna, formuló una inesperada pregunta: Que levantaran la mano aquellos que no creyeran que fuera verdad la llegada del hombre a la Luna.

Me sorprendió ver cómo muchos de los asistentes respondieron a la invitación expresando su parecer: no creían que fuera verdad la historia del Apolo XI.

Esa misma duda asalta a muchos sobre el anuncio de los chinos que han captado imágenes de la cara oculta de nuestro satélite.