Crónicas de la ciudad

Vegetación y señales de tráfico junto al aeropuerto

En la avenida del Comandante García Morato la alta vegetación tapa en buena parte el cartel de bienvenida de la fábrica de San Miguel y una señal de tráfico

La avenida García Morato esta semana, con la señal de tráfico semioculta, al fondo.

La avenida García Morato esta semana, con la señal de tráfico semioculta, al fondo. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En un estupendo artículo para el boletín de diciembre de la Asociación de Amigos del Jardín Botánico-Histórico de La Concepción, el biólogo Ernesto Fernández Sanmartín nos hace ver las plantas callejeras de otro modo y las defiende como fuente de vida.

Por eso, aboga por desterrar palabras como ‘malas hierbas’, ‘maleza’, ‘broza’ o ‘matojos’, porque en ecología no tienen sentido, al tiempo que recuerda que cumplen una importante función como sumideros de Co2 y enriquecimiento de oxígeno, además de albergar vida.

El Ayuntamiento parece haber captado bien el espíritu de este artículo y ya no suele desbrozar, en plena floración, las plantas que se salen de madre. Para el biólogo, desbrozarlas cuando están agostadas es por cierto un mal menor.

Quizás habría que alcanzar un punto medio cuando estas plantas alcanzan una altura y van camino de agostarse. Es lo que ocurre ahora mismo en la avenida del Comandante García Morato, puerta de entrada y salida del aeropuerto. Miles de turistas se llevan como primera o última imagen de nuestra ciudad un herbazal sin domar que se expande durante buena parte de la avenida a la vera de la fábrica de cerveza San Miguel, que tiene un enorme cartel de bienvenida semioculto por la vegetación. Es evidente que la abundancia de hierba está en su punto de ebullición, de ahí que las plantas también oculten parcialmente un disco de limitación de velocidad a 60.

En tramos como este, debe primar la seguridad vial y si bien no hay por ello que coger el cortacésped, al menos sí se deberían recortar bien ‘las puntas’ para que se alcance el equilibrio entre un espacio natural y un mantenimiento cuando la situación se desmadra, como es el caso.

Asiria y Egipto

En El Limonar, junto al Paseo de Miramar, la pequeña calle Asiria es paralela a la también minúscula calle Egipto, las dos sin salida. Resulta irónico que estos dos grandes imperios de la antigüedad tengan dedicados en nuestra ciudad dos callejones vecinos.

También es curioso el emplazamiento de las dos vías en El Limonar. Quién sabe si alguno de sus vecinos no estuvo relacionado con la Arqueología (¿algún miembro de la familia Giménez?) y quiso que Málaga tuviera un modesto homenaje a estas dos grandes potencias del Mundo Antiguo. La calle Roma, por cierto, también modesta, vigila muy de cerca el edificio del Ayuntamiento.