Crónicas de la Ciudad

Una máquina con pasado en el Hospital Civil

El expresidente de Apidma, antiguo trabajador del Civil, quiere reivindicar con un cartel esta pieza oxidada y abandonada, símbolo del pasado asistencial del centro

La pieza del Hospital Civil, en una foto publicada en julio del año pasado.

La pieza del Hospital Civil, en una foto publicada en julio del año pasado. / M.F.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En numerosas ocasiones hemos lamentado el escaso interés que en muchos de nuestros políticos despierta el Patrimonio Industrial de Málaga.

Que un asunto como este provoque metafóricos bostezos se debe, en primer lugar, a que saben tanto la materia como de las guerras cántabras. Al desconocimiento hay que sumar el sambenito de que el Patrimonio Industrial es algo relacionado con personas de pocos cuartos y las manos manchadas de grasa.

A un político malagueño pónganle delante una obra artística de valores rotundos como una capilla barroca o un cuadro de la escuela malagueña del XIX, pero se quedará ‘a cuadros’ ante una grúa del Puerto de los años 50 o una máquina de vapor, aunque sea tan grande como el caballo de Troya y esté plantada en mitad de la avenida de Andalucía.

Con estos mimbres seguimos, aunque las asociaciones en defensa del Patrimonio siguen tratando de concienciar a quienes nos gobiernan.

Esto ha permitido, cuando menos, que las piezas más grandes dejen de morder el polvo. Para otras de menor tamaño la costumbre es colocarlas en alguna rotondas sin ningún cartel explicativo, salvo si se toma la molestia de colocarlos la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga (Apidma).

En la misma línea, este colectivo ha vuelto a llamar la atención sobre una pieza, que fue presentada ‘en sociedad’ en esta sección en julio del año pasado.

Se encuentra, oxidada y abandonada, en el aparcamiento del Hospital Civil, en una pequeña zona verde.

José Antonio Ruiz, expresidente de Apidma y trabajador del Hospital Civil durante ocho años, quiere reivindicar esta máquina, ante el riesgo de que las obras del tercer hospital la manden al vertedero.

Por eso, su intención es colocar un pequeño cartelito explicativo que desvele el misterio del aparato y, así, ganar puntos para que pueda conservarse y restaurarse.

Como recuerda, la máquina en cuestión es una trituradora que se usó en el legendario taller ocupacional de cerámica que existió en el Hospital Psiquiátrico y que dirigió el maestro Manuel Fernández Peña, que hizo «una labor excepcional». José Antonio cuenta además que fue adquirida de segunda mano y servía para eliminar las piezas defectuosas y así poder recuperar la arcilla.

«Es justo que permanezca en este lugar como símbolo del pasado asistencial que tuvo el Hospital Civil Provincial», dice en la nota. Ojalá le escuchen.