Crónicas de la ciudad

La huella impresa de una plazuela del Centro

En la esquina de una vivienda a la espera de rehabilitación se conserva el antiguo letrero de la ‘Plazuela de San Pedro de Alcántara’

Primitivo letrero de la plaza de San Pedro Alcántara

Primitivo letrero de la plaza de San Pedro Alcántara / A. V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Como recuerda Francisco Rodríguez Marín en su clásico estudio ‘Málaga conventual’, en 1810, antes de que llegara la desamortización y en plena ocupación de la ciudad por las tropas francesas, José Bonaparte ya quiso demoler el convento de San Pedro de Alcántara para ganar una plaza que sirviera también como mercado.

Se llegó a ordenar a una cuadrilla de presos que se pusieran a la tarea pero lo único que se pudo hacer es echar abajo la tapia del huerto o jardín, que daba hacia la actual calle Plaza del Teatro y que los malagueños habían aprovechado para llenar de basura hasta límites llamativos - la tradición de ‘espurrear’ porquería en solares abandonados continúa hasta nuestros días-.

Además, formaba parte del convento el clásico compás, con forma de cuadrado, que lindaba con calle Carretería y que hoy es la actual plaza de San Pedro Alcántara, un espacio público que comenzó a fraguarse tras la demolición definitiva del edificio en 1845.

El convento de los llamados frailes alcantarinos ya protagonizó una crónica en esta sección, porque en el solar resultante de la demolición se levantaron dos edificios casi gemelos que hoy están siendo recuperados y porque la calle que dividía los dos inmuebles, hoy calle Alcántara, se llamó originalmente calle Larios, porque esta familia adquirió el solar, así que fue la primera ‘calle Larios’ de Málaga.

Hay un pequeño detalle, muy bonito, que permanece en esta plaza presidida por un majestuoso ficus y que también cuenta con el busto de Rockberto, el alma de Tabletom.

Porque en la esquina de la plaza con la calle Muro de San Julián se encuentra un veterano edificio, a la espera de rehabilitación, que luce una de las placas callejeras más antiguas de la ciudad, hecha de cerámica y con el nombre del lugar escrito por supuesto a mano.

En ella todavía puede leerse lo siguiente: ‘Plazuela Sn Pedro de Alcántara’ (sic), aunque siguiendo otra tradición local un par de cables sueltos cruzan por el letrero.

Es de esperar que cuando se rehabilite el edificio, que cuenta con el pertinente cartel informativo de Urbanismo desde 2019, se mantenga este modesto vestigio que, supone el firmante, no se incorporó al lugar hasta que el compás pasó a convertirse en plaza a partir de mediados de 1840.

Además, en el edificio de al lado, el que da a Carretería, subsiste una cerámica con la figura de San Pedro Alcántara, acompañada por dos faroles, quizás de la desaparecida tienda de antigüedades del inmueble.