Crimen en El Bulto

“Lo vi correr con la escopeta en la mano y escuché los disparos”

Miguel, trabajador de la Herboristería Eco Áloe, ha sido testigo directo del asesinato ocurrido a las puertas del colegio San Manuel

Una testigo del crimen, acompañada por la Policía.

Una testigo del crimen, acompañada por la Policía. / Álex Zea

Carmen Romero

Una calle con comercios modestos, muy ‘de barrio’, algún que otro toldo raído y una peluquería pequeña, de las que guardan los secretos de todo el vecindario. Una mañana rutinaria para Miguel, trabajador de la Herboristería Eco Áloe, situado detrás de un mostrador que le permite visualizar las entradas y salidas a la calle Fernán Núñez donde se encuentra, justo en la esquina, el centro concertado San Manuel. Dicha ubicación fue lo que le permitió ver a un asesino, sin paliativos: “Lo vi correr con la escopeta en la mano, al principio pensaba que era un palo hasta que escuché las detonaciones”. El testigo lo relata seguro, sin medias tintas: “Escuché dos disparos y creí que era un terrorista”.

Miguel se ocultó en el fondo de la tienda hasta que alertado por las sirenas de policías y el trajín de la gente decidió salir a la calle. “Al hombre, si es quien creo que es, lo había visto varias veces apoyado en el árbol enfrente de mi tienda con actitud vigilante, fumando”. Da el nombre de la víctima, Mari Ángeles, una mujer de 46 años que en ciertas ocasiones ha sido clienta de su tienda y que trabajaba en el colegio San Manuel.

“Era una mujer del barrio y clienta habitual”, cuenta uno de los dependientes del ultramarinos ‘Hermanos Haro’. No tiene ganas de hablar, o quizás no le salen ni las palabras, “hemos escuchado las detonaciones, muy seguidas, con unos minutos de diferencia”. El dependiente ha concretado que “la policía tardó en llegar entre 5 y 7 minutos, la calle estaba tranquila, no había demasiada gente a esas horas”.

Minutos antes de las 9:00 horas esa tranquilidad quedó perturbada, rota, como la vida de Mari Ángeles y su familia, asesinada. Uno de los empleados del Bar Rincón del Puerto, frente al colegio, relata como escucharon los dos disparos pero los confundieron en un primer momento con las obras, “lo cerramos todo y cuando salí vi un coche de policía local y los dos cuerpos justo en la puerta del colegio”. Según la Policía Nacional, el agresor ha disparado a la mujer en plena calle y posteriormente se ha suicidado con la misma arma.

Cuatro horas después, en la terraza de dicho bar, contrastan los susurros de quienes reviven lo ocurrido con la llegada de los turistas que vienen a pasar sus vacaciones a un país en el que Mari Ángeles, en caso de confirmarse como un asesinato por violencia de género, se convierte en la víctima número 25 en lo que va de año, según datos publicados por el Ministerio de Igualdad.

Un hombre sentado en unas escaleras cercanas al lugar del crimen, de buena fe, al ser preguntado sobre lo sucedido solo contesta: “Que descanse en paz y ya está”. Quizás la causa de que se repitan sea esa, dejarlos estar.

Colegio San Manuel

El colegio San Manuel ha expresado “su dolor y consternación ante la trágica muerte de Mª Ángeles, cocinera de la comunidad de las Hijas de la Caridad del Colegio San Manuel” en un comunicado publicado por el propio centro. Desde su dirección han manifestado que “las circunstancias de su muerte sólo merecen su rechazo produciendo una gran sensación de impotencia ante algo tan incomprensible e injusto”. La Institución se ha comprometido a educar a su alumnado contra toda forma de violencia.

La Diócesis de Málaga ha transmitido “su pesar a los familiares y amigos de Mª Ángeles, pidiendo una oración por su alma y aunar esfuerzos para lograr el fin de la violencia”.