Transformación urbana

Málaga encara su segunda modernización para entrar en la ‘liga’ de las grandes ciudades europeas

El Colegio de Ingenieros cree que la ciudad está ante su segunda gran transformación de la era moderna, los arquitectos ven la idea con interés y quieren debatirla y los empresarios reciben el proyecto con ilusión

José Antonio Sau

José Antonio Sau

El llamado Plan Málaga Litoral, que se basa en las ideas del ingeniero José Alba y del arquitecto Salvador Moreno Peralta, fue presentado en sociedad el lunes en el Ayuntamiento y su acogida ha sido, al menos a priori, buena entre los profesionales y empresarios, salvo en los grupos de la oposición. Así, el delegado en Málaga del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Ángel García Vidal, es el más contundente al afirmar que el soterramiento del eje litoral malagueño «es un proyecto muy ambicioso, casi colosal, y efectivamente puede ser como la segunda transformación de la era moderna de Málaga, sin contar las transformaciones de los siglos XVIII Y XIX». El Colegio de Arquitectos ve la idea con interés pero considera necesario debatirla, los empresarios malagueños hablan de proyecto ilusionante, aunque, eso sí, les gustaría conocer ya los detalles, dado que se les pide colaboración monetaria en esta empresa y reclaman analizarlo en el seno de la Fundación Ciedes, matriz de la planificación estratégica de Málaga.

Málaga encara su segunda modernización para entrar en la ‘liga’ de las grandes ciudades europeas | L.O.

Instantánea de la ampliación del Parque de Málaga hacia el Palmeral de las Sorpresas / josé antonio sau. málagajosé antonio sau

Salvador Moreno Peralta, arquitecto de prestigio y uno de los padres de la idea, indica que es un plan «que cobra todo su sentido estratégico en la medida que, al tiempo de solucionar importantes problemas funcionales de la ciudad, despliega un gran abanico de oportunidades orientadas hacia una excelencia urbana que redunda en beneficio de todos».

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Ampliación del Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso a casi 15 metros. / josé antonio sau. málagajosé antonio sau

A grandes rasgos, se propone el soterramiento del tráfico desde el inicio del Muelle Heredia, nada más pasar el puente del Guadalmedina, pasando por la Plaza de la Marina, el Paseo de los Curas, Cánovas del Castillo y saliendo de nuevo a la superficie en el entorno del Miramar, son 2,3 kilómetros. Esa gran área dejará en la parte superior 65.000 metros cuadrados, que serán urbanizados y peatonalizados. El alcalde, Francisco de la Torre, ha propuesto un concurso internacional de ideas para ello. El Parque de Málaga se ampliará en 18.000 metros cuadrados, fortaleciendo su vínculo con el Muelle 2. Asimismo, habrá un intercambiador modal (para cambiar el autobús metropolitano por un taxi, otro autobús, el AVE o el Cercanías para ir al Aeropuerto) junto a María Zambrano; otro en la plaza de la Marina; y se prevén varios aparcamientos y la instalación de un centro de negocios en el Paseo de Los Tilos, donde está ahora la estación de autobuses. Todo eso costará 442 millones y el alcalde quiere usar fondos europeos, del Estado, de la Junta, de la colaboración público-privada y de la explotación de las estaciones y los aparcamientos, por lo que parte sería autofinanciable. La idea es empezar en 2024 y acabar en 2028.

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Imagen de la solución adoptada por Oslo, que incluye un túnel bajo el agua. / josé antonio sau. málagajosé antonio sau

«Indudablemente, es de los proyectos que cambian no sólo una ciudad, sino todo un entorno metropolitano», dice Ángel García Vidal, representante provincial del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, quien añade que «una ciudad nunca se acaba, siempre está evolucionando y en continua transformación y, sobre todo, una ciudad que sea dinámica, punta de lanza y quiera contar y tener presencia en la Champions League de las ciudades europeas como es Málaga. Si evoluciona y está en constante transformación eso implica que hay que actuar y hacer obras de mayor, de menor envergadura, esta indudablemente hay ciertas partes que son de mucha envergadura, pero para eso están los ingenieros, para idear sistemas que causen las menores molestias posibles al ciudadano y que la integración sea lo más llevadera posible». Destaca que la experiencia del metro ha durado «un poco más de la cuenta», pero en este caso «no tiene por qué ser así». «Si queremos tener una ciudad en vanguardia y preparada para los próximos 50 o 100 años, indudablemente conlleva un sacrificio importante de todo esto».

El proyecto sigue la estela «de grandes ciudades portuarias, sí, la misma Barcelona lo hizo con la ronda litoral, ¿no?, es verdad que hace 30 años o casi 40; muchas ciudades litorales tienen problemas similares de movilidad entre una parte y otra de la ciudad, con un casco urbano en medio, pues han realizado operaciones similares y han tenido mucho éxito prácticamente en todos los casos».

No en vano, Málaga se mira en el espejo de ciudades como Santander, Vigo, A Coruña u Oslo, que han hecho soterramientos menores que el planteado en la capital de la Costa del Sol.

Francisco Sarabia, decano del Colegio de Arquitectos de Málaga, afirma: «Cualquier propuesta de iniciativas que mejoren nuestra ciudad debe ser recibida con interés y sometida a debate pacífico y constructivo que nos conduzca a elegir la mejor opción entre las posibles. Parece acertado que se programen actuaciones de ciudad a medio plazo, cuestión que siempre se ha reclamado y no siempre atendido desde los ámbitos de decisión».

«La intención de exceder el ámbito municipal coloca a la capital en el lugar de liderazgo que debe ocupar en Andalucía y al que no puede dar la espalda. En la actuación propuesta para el Centro, si bien se mejora al peatón sobre el vehículo, el tráfico sigue siendo el protagonista que motiva la solución de conjunto, con alternativas muy complejas de movilidad en torno a los intercambiadores; se debe apostar por la máxima reducción del tráfico, tendencia natural que debemos favorecer», dice, para añadir: «Considerando adecuado la focalización de las actuaciones en el borde marítimo, debemos recordar la atención que se debe prestar a otros núcleos de nuestra ciudad, intentando equilibrar las inversiones hacia los barrios de forma que se permita un crecimiento razonable y homogéneo de la ciudad en su conjunto».

Natalia Sánchez, vicepresidenta ejecutiva y secretaria general de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), valora mucho este proyecto, «genera ilusión, es un proyecto que sigue el proceso de transformación de la fisonomía urbana de Málaga y en este sentido es un proyecto ambicioso, tal y como se ha mostrado en esas pinceladas que se nos han trasladado; y, por supuesto, siempre hemos defendido desde la perspectiva empresarial que para poder algún día hacer proyectos, siempre hay que visionarlos de antemano, planificarlos, trabajarlos, y luego decir que nos gustaría conocerlo más en profundidad, más sus aspectos técnicos, se habla de un proyecto que, sin duda, por envergadura no solamente económica requiere un presupuesto alto y se habla de una colaboración público-privada, que por sí solo justifica el hecho de que queramos saber más para saber en qué medida podamos aportar y contribuir al proyecto». Además, es un proyecto que cambia la visión, la «movilidad de lo que es Málaga, amplía su zona Centro, y tiene que ver mucho con la zona Puerto, es un proyecto que tiene que someterse sin duda a la participación institucional y también de las entidades que siempre nos hemos prestado a colaborar, en ese contexto sabemos que en Málaga tenemos Ciedes».

Salvador Moreno Peralta, uno de los arquitectos en cuyas ideas se sustenta el plan, dice que «el plan recoge una vieja intuición del ingeniero José Alba de soterrar el Paseo de los Curas para completa integración del parque decimonónico con una digna ampliación del mismo en un parque del siglo XXI, lo que ahora es perfectamente posible gracias a la construcción del Palmeral» del Muelle 2. Hay múltiples objetivos: «Soterrar la mayor parte del eje litoral a su paso por la centralidad histórica para el tráfico de vehículos privados, peatonalizando la superficie para propiciar la máxima integración del frente urbano con el mar y el Puerto». Con ello, se ganan «muchas hectáreas de suelo público con la capacidad regeneradora que este tipo de intervenciones tiene sobre los lugares afectados, como se pudo ver en Larios, Alcazabilla y sus entornos. Se trata, en definitiva, de dar un paso adelante en el proceso de regeneración del Centro Histórico que, con todos los problemas colaterales que haya podido tener, no cabe duda de que ha descubierto una ciudad esplendorosa de la que nosotros mismos no éramos conscientes».

«Favorece el acceso al Centro mediante el transporte público con la creación de dos estaciones intermodales soterradas». Todo ello «tiene el efecto colateral, no poco importante, de reducir drásticamente las emisiones CO2 en el área central al hacer desaparecer los automóviles de la superficie». Además, se busca «solucionar los intensos tráficos rodados Este-Oeste que ahora sobrecargan el eje litoral, impidiendo la fluida relación transversal con el Puerto y el mar, habida cuenta de que, tras la semipeatonalización de la Alameda y la próxima de calle Carretería, estos tránsitos ya sólo se pueden realizar seis kilómetros arriba, en el encuentro entre las rondas a la altura del túnel de San José». Esta actuación, «desde la Estación María Zambrano hasta la calle Gutenberg, más allá del hotel Miramar, permite también extender el concepto de centralidad urbana a un ámbito mayor que el que se ha consolidado en la mente de los malagueños». Aunque, a su juicio, «lo más interesante es encuadrar esta intervención dentro de una visión territorial más amplia. Con este plan, Málaga jugará el papel de barrio principal dentro de un concepto de ‘ciudad-región’ constituida por el resto de sus barrios, que serán los núcleos capitales de sus nueve comarcas». Es, en este sentido, «la hora de las comarcas y de los pueblos que la mal llamada ‘razón urbana’ marginó. Es la hora de poner en valor los recursos productivos de lo local, insertándolos en una cadena de valor que los proyecte a lo global». Málaga debe ser el punto en el que se produzca el «arco voltaico».

«En definitiva, esa ‘ciudad-región que expande sus límites y su influencia mucho más allá que sus límites provinciales, ha de tener un estandarte, un heraldo, un escaparate de su excelencia, que no es otra cosa que su propia capital, Málaga. Y si debe jugar un papel centrífugo y a la vez centrípeto de los valores de su región, tiene que ser ‘turbina’ y no ‘tapón’. Y es ese doble papel, funcional y representativo, el que justifica esta iniciativa que, a diferencia de otras y dada su complejidad, basará su éxito en la minuciosa planificación técnica y económica previa» (que realiza Pablo Otaola).

La oposición rechaza el Plan Málaga Litoral y lo tacha de «faraónico»

La oposición rechaza el Plan Málaga Litoral. El PSOE, por boca del concejal Mariano Ruiz Araújo, cree que es «un proyecto faraónico que va a hipotecar el futuro de Málaga, derrochando una cantidad ingente de dinero público municipal, que no tenemos, hipotecando el esfuerzo inversor de la ciudad, con el consiguiente abandono de otros proyectos clave para Málaga y dejando abierta una brecha en canal en el eje Este-Oeste por 20 años». Frente a ese proyecto, dice, «el PSOE presentó un plan trabajado con ingenieros y arquitectos de la ciudad con una intervención en trinchera desde Muelle Heredia hasta el Paseo de los Curas para unir peatonalmente calle Larios y Molina Lario con el Puerto a través de una losa de cemento de unos 300 metros». «En lugar de buscar una solución realista, se propone un proyecto faraónico que traerá consecuencias negativas para las arcas municipales y la movilidad en la arteria principal». Remedios Ramos, viceportavoz de Podemos e IU, rechaza el plan y afirma que encomendarlo a la gestión público-privada «va a servir en bandeja un negocio en suelo público para beneficio de un promotor privado. Se trata de un proyecto ajeno a las necesidades de la ciudadanía, con un coste desorbitado y que va en contra de las medidas que se están implementando para el impulso de la movilidad sostenible en todas las ciudades europeas que quieren ganar los retos que nos plantea el cambio climático y el siglo XXI, ya que, en la práctica, supone construir una autovía soterrada y seguir invitando y promoviendo el uso del coche».