Málaga, 1931

Victoria Kent visita la cárcel de Málaga

En junio de 1931, quizás en su mejor momento profesional, Victoria Kent visitó su ciudad natal para inspeccionar la cárcel

Victoria Kent, durante su etapa al frente de Prisiones.

Victoria Kent, durante su etapa al frente de Prisiones. / L. O.

Enrique Benítez

Enrique Benítez

Ricardo M. Mata y Martín, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Valladolid, ha escrito y publicado hace pocos meses un libro importante: «Victoria Kent al frente de las prisiones españolas (1931-1932)», en la editorial Marcial Pons. Sobre la malagueña Victoria Kent se habían publicado libros suyos, biografías, estudios y recopilaciones de sus conferencias y correspondencia, pero gracias al profesor Mata y Martín podemos tener ahora un conocimiento más sólido y profundo de su trayectoria al frente de la Dirección General de Prisiones.

Victoria Kent ha pasado a la Historia sobre todo por tres cuestiones. La primera de ellas, que la dejó etiquetada para toda la vida, fue su intervención en el debate parlamentario sobre la concesión del voto a las mujeres. Un debate en el que Clara Campoamor se llevó la gloria, y ella el amargo castigo que supuso defender la postura en la que creía con firmeza, hoy completamente impopular. La segunda cuestión es confusa: se sostiene que fue la primera mujer abogada colegiada de España, pero ese mérito corresponde a la valenciana Asunción Chirivella, según múltiples investigaciones. Otra cosa es que su colegiación en Madrid, y la participación en varios procesos muy conocidos, le diesen más visibilidad, pero es bueno aclarar esta confusión que se suele tener por cierta aún a día de hoy.

El tercer elemento clave de su vida en aquellos momentos irrepetibles fue el ejercicio de la Dirección General de Prisiones desde el 20 de abril de 1931. Se convirtió así en la primera mujer en acceder a un alto cargo en la administración pública española. Lo que apenas se sabe, o se ignora completamente, es que se mantuvo en el cargo poco más de un año, hasta finales de mayo o principios de junio de 1932, y que su gestión estuvo llena de luces y sombras. De ahí la importancia del libro de Ricardo M. Mata y Martín, que además sirve para dotar de contexto a la visita que hiciera Victoria Kent a Málaga entre el 5 y el 8 de junio de 1931, quizás en el momento más álgido de su popularidad, y en vísperas de las elecciones constituyentes del 28 de junio de 1931, en las que ella misma sería elegida diputada por Madrid, por la candidatura del Partido Republicano Radical Socialista de Marcelino Domingo y Álvaro de Albornoz.

Información de El Noticiero Malagueño el 15 de junio de 1931 sobre la visita de Kent a Málaga.

Información de El Noticiero Malagueño el 15 de junio de 1931 sobre la visita de Kent a Málaga. / WIKIPEDIA

La visita a Málaga

Mari Pepa Lara García, de la Academia Malagueña de Ciencias, reconstruyó en su momento con excelente precisión la visita de la Kent a su ciudad natal. Sin embargo, el libro de Ricardo Mata y diversas fuentes periodísticas de la época permiten ampliar la investigación añadiendo detalles y, sobre todo, contexto político a la visita. Por desgracia, no se conservan -que se sepa- ejemplares de aquellos días de los dos principales diarios de Málaga (El Popular y La Unión Mercantil). Pero tras la proclamación de la Segunda República se produjo una eclosión de nuevos medios de ideología republicana que han contribuido a tener más información sobre la presencia de Victoria Kent en la ciudad. Es el caso del periódico Amanecer, dirigido por José Blasco Alarcón, que junto al Diario de Málaga, El Noticiero Malagueño y el diario conservador El Cronista (dirigido por Eduardo León y Serralvo) son las fuentes principales para la elaboración de este artículo.

Sabemos por el Diario de Málaga que Victoria Kent llegó a la ciudad en la tarde del viernes 5 de junio de 1931, procedente de Córdoba, donde también visitó las instalaciones penitenciarias. Lo hizo en coche, se alojó en el hotel Málaga Palace y cenó en casa de su amigo Bonifacio Gómez, conocido farmacéutico. Escribe Ricardo Mata que «una vez en el cargo de directora general, Kent manifiesta sus deseos de conocer las prisiones españolas. Y en poco tiempo inicia una gira por no pocos establecimientos» (p. 91). Las primeras cárceles, por proximidad, son las de Madrid, pero la ruta de mayo y junio incluye Salamanca, Albacete, Chinchilla, Cartagena, Murcia, El Puerto de Santa María, Sevilla, el reformatorio de Alcalá de Guadaira, Huelva, Córdoba y, por fin, Málaga.

En sus visitas, Victoria Kent no sólo se interesa por la situación de los presos y las condiciones de las cárceles, en manifiesta sintonía con el pensamiento de Concepción Arenal. Suele hablar con ellos, probar el rancho, verificar sus condiciones materiales de vida. También aprovecha para conocer de primera mano las obras de los nuevos presidios que se habían iniciado durante la dictadura de Primo de Rivera. En Málaga tendrá la oportunidad de hacer lo mismo, acudiendo el sábado 6 de junio a la vieja cárcel de la ciudad -ubicada en las dependencias actuales de la Policía Municipal, en la Avenida de La Rosaleda- y posteriormente a las obras de la nueva cárcel, «en el barrio de Carranque», que inauguraría su sucesor en la dirección general, ya en 1933, convirtiéndose la vieja prisión provincial en cárcel de mujeres. Estaría acompañada por Emilio Baeza Medina, proclamado alcalde de Málaga tras las elecciones municipales del 14 de abril.

El Noticiero Malagueño, de periodicidad decenal, recoge estas visitas en su ejemplar del 15 de junio, en una notable crónica («Compadece al delincuente») firmada por Francisco Salinas Moreno, ilustrada con valiosas fotografías. Victoria Kent concedería al menos dos entrevistas en su visita a Málaga: el sábado 6 a mediodía a Julio Acebo, del diario republicano Amanecer, durante su visita al Ayuntamiento de Málaga; y por la tarde a Francisco Salinas en el hall del hotel en que se alojaba, donde se sabe que atendió a otros periodistas. Esta secuencia permite intuir el trato de favor hacia la prensa republicana, no sólo por parte de la propia Kent, sino también de las autoridades locales.

En las entrevistas se plantean las principales líneas de las reformas ya esbozadas por Kent durante sus primeras semanas de mandato. Destaca entre ellas la abolición de los llamados «amarres en blanca», unas argollas que inmovilizaban a los presos atándoles a las paredes de las celdas. Con algunas de esas cadenas se haría un monumento de metal fundido a la memoria de Concepción Arenal. Pero lo que más llamó la atención de los periodistas era una medida novedosa en España, y muy polémica por motivos morales: la «cuestión sexual carcelaria». En efecto, Victoria Kent se proponía permitir los vis-a-vis en las cárceles españolas entre los presos y sus legítimas esposas, para reducir los conflictos y acabar con otras prácticas de mucho peor calado.

La entrevista en Amanecer se publica en portada el domingo 7 de junio («Mujeres modernas: Victoria Kent, señala una pauta al sexo femenino»). Escribe Julio Acebo la siguiente semblanza: «Victoria Kent no es guapa. Mejor para ella. Hay líneas en su cara que parecen trazadas a machetazos. El frente, un poco seco, del entrecejo, se ahoga, a veces, en la sonrisa. El gesto está bastante lejos de lo frívolo, pero no es tampoco agrio ni áspero. Delgada, con una esbeltez natural, que no le debe nada al gimnasio, existe en su figura un a modo de nimbo enérgico aunque reposado, mantenido por una voluntad persistente. Íntegra, tenaz. Y es, sin embargo, muy joven».

La visita a Málaga sigue su curso. El sábado por la mañana, ya se ha comentado, visita la cárcel antigua y las obras de la nueva, el Ayuntamiento y posteriormente el cementerio, donde deposita flores en la tumba de su madre, según el trabajo de Mari Pepa Lara. Por la tarde atiende en el hotel las visitas de sus amistades, a los periodistas, y a la directora de la Escuela Normal de Maestras, donde había estudiado ella misma unos años antes.

El domingo 7 es el día más ajetreado. Apunta el profesor Mata y Martín que en aquellos primeros tiempos de la nueva República Victoria Kent iba «de prisión en prisión y de mitin en mitin» (p. 93). En Málaga también atiende sus obligaciones políticas, y el domingo a las 10.00 asiste en el teatro Vital Aza a la Asamblea del Partido Republicano Radical-Socialista, acompañada de nuevo por Emilio Baeza Medina. El Cronista recoge en su edición del martes 9 de junio que «fue recibida con una gran ovación”» y destaca las palabras de ánimo que trasladó a sus compañeros de partido para «aprestarse a la lucha electoral que se avecina», en referencia a las elecciones constituyentes del 28 de junio. El diario Rebeldías, en su edición del día 21, difunde la candidatura de la Conjunción Republicana-Socialista por la capital: Pedro Armasa Briales (Alianza Republicana), Francisco Saval Moris (Radical-Socialista) y Antonio Fernández Bolaños (Socialista). La simpatía popular por las ideas republicanas era imparable.

Del teatro parte rauda para visitar el pantano de El Chorro, acompañada de nuevo por el alcalde y diversos invitados y señoritas. El regreso a Málaga se retrasa, pero a las 21.30 logra llegar a la Sociedad Económica de Amigos del País para dar una conferencia titulada «La mujer y la política», organizada sólo para los socios. Es presentada de nuevo por Emilio Baeza Medina -también presidente de la Sociedad Económica en aquellos momentos- y tanto el Diario de Málaga como El Cronista llevan sus reseñas a portada el lunes 8 de junio.

Quero Ruiz firma la crónica del Diario de Málaga, que titula con asepsia («La Directora General de Prisiones habló sobre ‘La mujer y la política’»). El Cronista es mucho más contundente en su titular: «Soy enemiga del voto femenino hasta que la mujer esté suficientemente capacitada para ello y tenga plena conciencia de su responsabilidad». Se pregunta Kent durante la conferencia, de manera retórica, si en efecto la mujer ha estado siempre alejada de la política. Se responde a sí misma: «No -dice- y para ello basta fijarnos en aquellas mujeres ilustres, Isabel la Católica, Santa Teresa de Jesús, Sor María de Ágreda y Sor Patrocinio, entre otras que recuerdo ahora, que eran mujeres tipos, que influyeron poderosamente en la política de la Nación, en la alta política, desviando acontecimientos que la misma historia señala».

De esta intervención, celebrada con una ovación entusiasta, se hace eco cierta prensa nacional, como el diario El Sol, que el martes 9 de junio titulará en un breve en portada que «Victoria Kent, por ahora, no quiere que las mujeres voten». Mantendría esta firme postura toda su vida, hasta el punto de publicar el 12 de octubre de 1977 en El País un artículo titulado «Feminismo consciente», muy crítico con las ideas más avanzadas de aquellos momentos vitales y rupturistas de la Transición.

El lunes por la mañana, 8 de junio, parece que pudo disfrutar Victoria Kent de un merecido descanso, o quizás de tiempo para visitar a familiares y amigos. No se sabe. A mediodía asistió a un almuerzo íntimo en los Baños del Carmen, organizado por el alcalde. Por la tarde cogería el expreso a Madrid, pero antes de hacerlo decidió visitar, parece que por sorpresa, la Escuela Normal de Magisterio, cuya directora había ido a verla el sábado por la tarde al hotel Málaga Palace. Diversas columnas idénticas recogen el evento en los diferentes medios malagueños, destacando que «realmente constituyó verdadero júbilo el que, a pesar de sus ocupaciones, tuviera unos momentos para dedicar a la Escuela donde cursó sus estudios de Magisterio», y que «después de un afectuoso recibimiento por parte de la Directora y Claustro de profesoras, recorrió con cariño las aulas y pasillos del Centro, recordando y añorando sus tiempos de estudiante y dedicando frases de elogio a las modificaciones realizadas por la actual Directora, la señorita Montiel». A la estación se desplazarían autoridades, compañeros de militancia política y una representación de la Escuela, poniendo de manifiesto tanto la popularidad de Victoria Kent como el cariño y afecto que seguía despertando en su ciudad natal.

Un balance desigual

Tan sólo un año después, las cosas habían cambiado. El 30 de mayo de 1932 se produjo un violento motín en la cárcel de Málaga, triste paradoja, que puso de manifiesto las carencias del Gobierno y los enormes problemas penitenciarios. Los presos comunes, que habían sido indultados con el deseo de procurarles una nueva oportunidad, fueron volviendo inexorablemente a las cárceles en un momento de crisis económica y social profunda. Los agitadores revolucionarios y los extremistas radicales anarquistas y comunistas también se fueron sumando a la población penitenciaria, con la misión decidida de convencer a sus compañeros y provocar motines y altercados. Las ideas compasivas de Victoria Kent, inspiradas en Concepción Arenal, no tenían cabida en un país a punto de estallar otra vez. Ni siquiera la reforma del vis-a-vis pudo salir adelante, ya que contaba con la oposición frontal de los moralistas partidos católicos y la incomprensión de los partidos republicanos y de izquierdas.

Mata y Martín señala que el mismísimo Washington Post anticipó a finales de mayo la noticia de su cese, debido a que «había adoptado una política muy suave hacia los convictos». El Consejo de Ministros ratifica su cese el 3 de junio de 1932; la orden se publica en la Gaceta de Madrid el 8 de junio. Fuentes oficiosas sostienen que ya el 20 de mayo se había decidido el fin de su mandato. No se sabe a ciencia cierta si es dimisión o cese. El diario La Tierra, citado por el profesor Mata y Martín, publica el 4 de junio que «el Gobierno ha dimitido a Victoria Kent». Humana en un tiempo de violencia y enfrentamientos radicales, reformista en un país tantas veces ingobernable, quizás su trayectoria y su cese anticiparon, vistos con perspectiva, el devenir histórico del país entero. Lo que pudo ser y no fue, la realidad y el deseo, resumidos en un solo nombre: Victoria Kent Siano.