Entrevista | Enrique Salvo Tierra Catedrático de Botánica en la Universidad de Málaga

«En unos días nos estamos convirtiendo en uno de los grandes administradores de carbono a la atmósfera»

Este experto lamenta cómo el fuego está arrasando un gran «capital natural» en Sierra Bermeja, un gran pulmón verde que protege a Málaga del efecto invernadero y hace de esponja de CO2, un gas contaminante que ahora el fuego libera masivamente

El catedrático de Botánica Enrique Salvo Tierra.

El catedrático de Botánica Enrique Salvo Tierra. / L.O

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Para el catedrático de Botánica de la UMA Enrique Salvo Tierra, cuando solo queden las ascuas del fuego que está calcinando la biodiversidad de Sierra Bermeja, la prioridad debe ser trabajar en un plan de reordenación que cumpla con las necesidades que tendremos de aquí a 2050. El fuego es prueba de ello porque, según dice, aunque los trabajos forestales preventivos hubiesen frenado la potencia del fuego, «no hubiese sido suficiente».

¿Qué se está destruyendo con el fuego?

Se están destruyendo ecosistemas de un gran valor, se está perdiendo mucho capital natural. La naturaleza y, en concreto, la de esa sierra van a proveernos de lo que se denominan «servicios ecosistémicos», servicios que los ecosistemas nos dan a los humanos, desde la captura de CO2 que hace el efecto invernadero a la provisión de oxígeno a crear un ambiente húmedo de gran calidad para atemperar las temperaturas en la Costa del Sol y la provincia de Málaga. Es muy importante que se empiece a elaborar una estrategia para el día después. El incendio es fuerte pero los efectos secundarios van a durar mucho tiempo porque entre otras cosas estamos metidos en medio de un cambio climático que no perdona y va a más.

¿Cuánto tiempo tardará la vida vegetal en recomponerse?

Yo dudo, dado las características del propio incendio, que esa regeneración sea tan automática como opinan algunos. Ha sido calcinada la superficie de gran parte del territorio y si eso se acompaña ahora de lluvias intensas, vamos a perder buena parte de esta superficie del suelo que es tan importante para que esa vegetación se regenere. Recordemos el incendio de Mijas. Aquel incendio, que duró bastante menos que este, fue un fuego rápido y, por tanto, ha rebrotado. Hoy uno pasa hoy por la AP-7, ve los alcornocales. Se ha regenerado muy rápidamente porque una de las características de la flora y vegetación mediterránea es que cada cierto tiempo, de diez, quince años, de forma natural, el bosque ardía, y ardía como forma de regeneración, de manera natural.

¿Cómo ha contribuido el abandono del medio rural y la urbanización a la dificultad de extinción de este incendio?

En la última década del siglo XX los incendios eran diarios en Andalucía, además, con una finalidad clara de lograr recalificaciones luego del suelo. Nos estamos dando cuenta que requerimos una planificación territorial y urbanística acorde con las condiciones del cambio climático y de necesidad de sostenibilidad que tenemos. Hay que ser correctos a la hora de usar ambos términos, es decir, no vale que se pueda hacer lo que se quiera siempre que se plante un arbolito o una palmera. Hay que cambiar absolutamente, porque así lo dice el propio Panel Intergubernamental del Cambio Climático, tenemos que adaptarnos al cambio climático. Necesitamos un nuevo plan de reordenación que esté mucho más adaptado a esas necesidades que vamos a tener de aquí a 2050.

¿Hasta qué punto está el cambio climático detrás del poderío que tiene este fuego?

El cambio climático si lo intentamos ver a corta distancia no se ve. Pero hay una realidad muy grande, es decir, cómo ha cambiado nuestro tiempo, nuestro clima, en estas tres últimas décadas es espectacular. Todo va unido. Veíamos como en Australia o en California, que tienen también clima y vegetación mediterránea muy parecidos a los nuestros, los incendios han sido espectaculares. Era de prever que esto podría ocurrir en cualquier momento y que va a ser una de las tónicas generales en el futuro. Escaparse del fuego va a ser muy difícil y más todavía si viene de la mano del hombre.

¿La virulencia de este incendio se podría haber evitado?

Primero llama la atención la zona cero elegida para el inicio del incendio, si ha sido un ser humano la elección no podría haber sido más maliciosa. A partir de ahí el propio escarpado de los valles angostos, con fuertes pendientes, arbolado... hace la chimenea perfecta. Que se hubiese podido reducir la virulencia con trabajos forestales, pues sí, pero no hubiese sido suficiente porque la forma, el momento elegido, justamente cuando iban a soplar vientos de alta intensidad... es que es la tormenta perfecta.

Un pulmón verde que se quema es una fuente de dióxido de carbono. El incendio es consecuencia y agravante del cambio climático, ¿no?

Era espeluznante la imagen desde el satélite del sábado por la tarde donde se veía que, en el hemisferio norte, probablemente el punto caliente de emisiones de CO2 en ese momento, por lo menos de más amplitud, era este incendio. Estos bosques maduros que tienen antigüedad han secuestrado mucho CO2 no solo a efectos de sus troncos, de sus hojas sino también de sus raíces. Ese carbono estaba ahí secuestrado pero en el momento en el que llega el incendio, en unos cuantos días nos estamos convirtiendo en uno de los grandes administradores de carbono a la atmósfera.