Día Mundial del Farmacéutico

El farmacéutico, un referente esencial contra los bulos

Hace una semana se celebraba el homenaje a estos profesionales sanitarios. Este año se ha destacado su ayuda para desmentir bulos, convirtiéndose en un referente para la ciudadanía durante la pandemia

Francisco Criado atiende a una clienta en su farmacia, ubicada en la avenida Carlos Haya.

Francisco Criado atiende a una clienta en su farmacia, ubicada en la avenida Carlos Haya. / La Opinión

Emma Naranjo Smidt

Una vez al año se conmemora el quehacer de los farmacéuticos, unos profesionales sanitarios que se convierten cada día en verdaderos agentes de la salud pública. Su labor asistencial, cercanía y, especialmente, confianza son algunos de los valores que se destacan en el Día Mundial del Farmacéutico, una jornada que este año se ha celebrado el 25 de septiembre. Su lema ha sido ‘Farmacia: siempre de confianza, al servicio de la salud’, una frase que cobra sentido en la situación que se está viviendo, donde la pandemia, la desinformación y las noticias falsas están a la orden del día.

Esta profesión ha crecido cada vez más, sobre todo, en las tierras malagueñas. Los más de dos mil farmacéuticos en la provincia son una prueba de ello, ya que es la segunda en Andalucía con un mayor número de estos profesionales sanitarios, según un informe elaborado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF).

Adquirir, custodiar y conservar medicamentos, elaborar y dispensar fórmulas magistrales, hacer seguimiento de los tratamientos y ejercer la farmacovigilancia son varias de las tareas que están en la lista de los farmacéuticos, entre las que también se encuentra la realización de guardias. Dependiendo del número de habitantes en una zona, se determina cuántas farmacias de guardia nocturna debe haber. «En la capital hay siete. Actualmente tiene una farmacia 24 horas, por lo que otras seis han de hacer guardia mediante rotaciones o sectores, de tal forma que siempre haya siete oficinas de farmacias abiertas durante toda la noche para los malagueños», explica Francisco Criado, vocal de oficina de farmacia y vicesecretario del Colegio de Farmacéuticos de Málaga.

En el caso de los pueblos grandes como Antequera, que cuenta con quince farmacias, una rota cada quince días. «Nuestro gran baluarte son los pueblos pequeños. Por muy pequeños que sean, siempre ha de haber una de guardia. Se puede comarcalizar con otro cercano, así hay siempre una abierta a menos de 15 minutos».

Una profesión que se hereda

Francisco Criado siempre supo que iba a ser farmacéutico. Su padre ya lo era, por lo que desde pequeño ha sentido la farmacia como si fuera su propia casa. Ejerce en la avenida Carlos Haya. Desde infecciones de orina y quemaduras hasta personas que tocan el timbre al pasarse con la bebida, se ha encontrado con situaciones de todo tipo durante sus guardias, aunque una de las peores fue el día que se aprobó la venta de test de antígenos sin receta: «En plena quinta ola y con los números de casos por Covid disparados, se aprobó su venta, podía venir cualquiera y comprar. Ese día el teléfono no dejó de sonar durante toda la noche, tampoco dejó de hacerlo el timbre de la farmacia. Todo el mundo preguntaba por ellos, pero no teníamos suficiente abastecimiento. Fue un caos», declara Criado.

Otra prueba viviente de que la profesión farmacéutica se hereda es Antonio Romero. «Desde tatarabuelos, bisabuelos, abuelos, padres, una tía, un hermano, un hijo en quinto de farmacia y una hija en cuarto. Me viene un poco de familia», afirma Romero riendo. Su farmacia es una de las 24 que hay en Benalmádena, por lo que cada 24 días realiza una guardia de 24 horas. Lo que más le sorprende es el poco conocimiento que tiene la población sobre las labores que se desempeñan en una guardia. Por ley, solo pueden dispensar los medicamentos que tengan receta: «Lo único obligatorio son los medicamentos de urgencia que necesita una persona. Un chupete no es una urgencia, pero evidentemente si alguien lo pide, se le va a vender». Esta confusión entre el «derecho y lo que realmente es» le recuerda a una historia de su padre cuando trabajaba en la farmacia Mata, en la calle Larios. «En ese momento, era la farmacia que más homeopatía tenía de toda la provincia. Se presentó un señor a las dos de la mañana a por unos tubos de homeopatía y como mi padre no los tenía le denunció», explica. A pesar de las largas horas y los momentos «desafortunados», no cambia la profesión por nada: «Si algo tiene, es la cercanía y la confianza, por eso la gente acude a nosotros. Es algo que tenemos que hacer y lo hacemos con mucho gusto».