La señal

Solo para tus oídos

Vicente Almenara

Vicente Almenara

Están los dos solos en la sala de grabaciones, hace un rato que los demás compañeros se han marchado. Son las 23.17 minutos. Ambos se encuentran frente a sus respectivas pantallas y con los cascos puestos. La grabación de la casa es buena, la del coche en movimiento -con su recorrido monitorizado mediante un gps lapa- fluctúa según la geografía urbana. El café humea en la mesa de Pablo, que todavía no ha probado nada del tupper, ensalada con unas lonchas de salmón de Mercadona. Raquel toma un té verde. Llevan más de dos horas grabando distintas llamadas que hace desde su móvil quien se desplaza con chófer por la provincia de Guipúzcoa. Su interlocutor ahora, de Madrid, es alguien importante a quien ella investiga desde hace un rato. Pablo escucha.

- Pero, vamos a ver, tú crees que nosotros no tenemos desgaste en esta historia, lo tenemos y mucho. Estamos haciendo un sobreesfuerzo. El décimo aniversario de Aiete ha levantado un tsunami de declaraciones y estamos en la picota, y precisamente ahora que queremos empezar una…

- Aquí también tenemos nuestra oposición interna. Y el PNV que pide una condena explícita, serán hipócritas y oportunistas… Pero estamos dando un mensaje muy claro, queremos a nuestros presos en casa, a todos, a los 187. Lo de Podemos sí me ha gustado, bueno, siempre han estado con nosotros, también les hemos ayudado, aunque la calle no lo sepa. El Gordo ha estado bien, se ha trabajado los titulares que había que darle los medios, «si para que salgan los doscientos presos hay que votar los Presupuestos, los votaremos». Está bien, no me jodas…

- Lo que no me ha gustado nada es que dijera eso de que «no tenemos ningún interés en dejar caer a este Gobierno porque la alternativa sería la ultraderecha», y lo de que «lo que queremos es que pasen estos dos años de legislatura y que este Gobierno cumpla otros cuatro años», eso es como decir que somos socios…

-¿Y es que no lo somos acaso?

- Tú ya me entiendes, tenemos un electorado, nos está pisando los talones la derecha, nos preocupa, esto hace subir a los de Abascal…

- Pero le quita votos a Casado…

- Estamos cumpliendo, no digo que vosotros no, hemos acercado a los presos y te digo una cosa, los que hoy cumplen pena son menos de la mitad de los que había el 20 de octubre de 2011.

- Es muy importante también la modificación del Código Penal para acortar penas y sacar presos…

- Para eso tenemos que ganar las próximas elecciones, os interesa a vosotros y a nosotros, claro. Tenemos a las víctimas dando la tabarra, Consuelo Ordoñez, de Covite, ha dejado plantado al ministro… ¿Me entiendes? Así que tenemos que darle catequesis al personal para convencerle y que nos vote. Tenemos que despabilarnos. Mira, Sánchez sumó en sus últimas elecciones 300.000 votos menos que Rubalcaba en 2011, casi cinco millones menos que Zapatero en 2008, 20 puntos por debajo de Felipe González en 1982. No estamos bien, y por eso estamos hablando. Fíjate que hemos tenido que llamar a Felipe para que nos eche una mano en el Congreso y unir al partido. Hemos tragado aceite de ricino todos.

- A mí no me mientes a Felipe, que ese…, me voy a callar…

- Pero ahora es pintor, de brocha gorda, y nos está blanqueando. [Risas].

- Eso sí, pero va a tener que usar mucha cal. [Risas].

Raquel se quitó los cascos y le hizo un gesto a Pablo. Ya tiene identificado al interlocutor, el del piso, está en la calle Juan Bravo, de Madrid, y sacudió su mano derecha como diciendo no sabes qué pez gordo es…

- No sé si se va a poner contento el jefe o te va decir que borres todo y que no has descubierto nada. Veremos cómo termina esto.

- Aquí el que manda es Josu [continúa escuchando Pablo], el Gordo tiene su opinión, nada más. Lo importante también es que nuestra gente organiza homenajes que dan mucho ánimo a los presos… Pero la historia esa de que quedan 379 crímenes, los llaman así, sin resolver, ¿qué quieren?, ¿que les hagamos nosotros el trabajo?

Rafael de León escribió:

He comprado tres puñales

para que me des la muerte...

El primero, indiferencia,

sonrisa que va y que viene

y que se adentra en la carne

como una rosa de nieve.