Málaga se consolida como una tierra que atrae inversiones y talento

Teletrabajadores de todo el mundo y empresas tecnológicas vienen a la ciudad después de un trabajo planificado de años basado en una estrategia de toda la sociedad

Vista de Málaga capital, con la Catedral de fondo. |  | L.O.

Vista de Málaga capital, con la Catedral de fondo. | | L.O.

José Antonio Sau

José Antonio Sau

Ladrillo y turismo. Ese era el binomio sagrado sobre el que se sustentaba el crecimiento económico de Málaga y provincia hasta hace unos pocos años. Con la crisis que sobrevino al boom inmobiliario, la promoción y construcción de viviendas vivió algunos años difíciles, pero ya tira otra vez del carro. El turismo también se resintió, pero el sector servicios, en general, y hasta la llegada de la pandemia, fue un auténtico salvavidas para muchas familias malagueñas. Pese a todo, y desde hace más de una década, los gestores públicos y privados y otros representantes de la sociedad civil reforzaron la idea, ya marcada por el PTA, de cómo hacer más competitiva la economía local y provincial y eso pasaba, indubitadamente, por diversificar un modelo económico basado en apenas tres patas (si se suma a la ecuación la potente agricultura y la industria de transformación agroalimentaria, cada más incipiente): y se eligió, claro, lo que entonces se llamaba I+D+i que no era otra cosa que potenciar el camino de la innovación y preparar a la ciudad para la llegada de empresas de alta tecnología que aportaran un alto valor añadido. Había que reconvertir a la ciudad en un laboratorio, generando un ecosistema propicio para lograr que esas compañías echaran raíces y generaran riqueza, creando, de paso, empleo para los ingenieros y otros profesionales que se forman cada año en nuestra Universidad de Málaga. Y eso está dando sus frutos. La llegada de Google a Málaga, en concreto en el Paseo de la Farola, y el impulso de otras firmas como Vodafone, Globant o Dekra, confirman el buen tino de aquella apuesta que involucró a gran parte de la sociedad civil, abogando por la concertación en la transversalidad como camino para el crecimiento de la ciudad.

Ya lo dice la ingeniera industrial experta en ciudades inteligentes Susana Carillo, ahora responsable de Innovación y Digitalización Urbana en el equipo de gobierno de la capital: «Lo que siempre hemos buscado, y si nos vamos doce o trece años atrás con el primer proyecto smart city, ha sido convertir a Málaga en ese living lab de referencia al que todas las empresas puedan venir a testar sus tecnologías en una ciudad real, esto es muy importante, porque normalmente las tecnologías se testan en laboratorios y no es lo mismo». La ciudad, como bien recordaba, ha quedado recientemente finalista al Premio a la Capital Europea de la Innovación. Finalmente, la elegida fue Dortmund, pero el dinero captado merced a ese galardón se usará para formar en robótica y digitalización a nuestros escolares. ¿Qué aporta a Málaga la llegada de las empresas? «Esto es directamente proporcional al desarrollo económico de la ciudad. Cuantas más empresas vengan, empresas que dan buen empleo, empresas que traen dinero a la ciudad, mejor será el desarrollo económico de la ciudad».

Antigua sede del Gobierno Militar, donde se instalará Google. |  | ÁLEX ZEA

Las buenas conexiones de Málaga son muy bien valoradas. |

Sólo hay que ver los datos para constatar el buen momento que atraviesa la ciudad en este aspecto: en los primeros seis meses de 2021, han llegado a la capital para quedarse 14 empresas internacionales; en 2020, año de la pandemia, fueron seis las compañías que vinieron a la capital y en 2019, fueron 12, según explica la concejala de Turismo y Promoción de la ciudad, responsable de la Oficina Municipal del Inversor, Rosa Sánchez. Asimismo, en ese semestre, hubo 40 empresas que acudieron a esta ventanilla para interesarse por diferentes cuestiones o reclamar algunos servicios o ayudas sobre el terreno. «Atendemos delegaciones empresariales de países. Y eso nos da una indicación de que el interés por Málaga existe, de esas cuarenta no todas se instalan, pero las sensaciones muy buenas». Y no sólo llegan tecnológicas. «Hay de otros sectores como la energía, la construcción, las actividades financieras, relacionadas con la salud, sobre todo de cuidados de mayores, aunque las más habituales, aproximadamente el 50%, han sido tecnológicas, aunque no suele repetirse este patrón». ¿Qué piden estas empresas? Son aspectos que conocen bien en la Oficina del Inversor: «Hay cosas que ya tenemos claro que son importantes para quienes vienen a la ciudad: la calidad de vida, con todo lo que ello incluye: el clima, la comida, la gente que viene con sus familias valora muy positivamente los colegios internacionales, la temperatura todo el año, el poder hacer deporte en el exterior todo el año, una parte del nivel de vida; y también valoran la parte del talento, que haya una Universidad de Málaga potente junto con el Parque Tecnológico, esa conexión está funcionando muy bien». Las empresas vienen fundamentalmente de Europa, Estados Unidos o Sudamérica. Las 14 empresas que llegaron en el primer semestre del año generaron 1.500 puestos de trabajo.

Otra estrategia de la ciudad se centra en la atracción de teletrabajadores y los llamados nómadas digitales. Así, en febrero pasado la ciudad lanzó una campaña, con su respectiva web, llamada Málaga WorkBay con este fin. La idea es atraer y retener talento, favoreciendo así las realidades productivas. Así, desde febrero a julio la web registró 35.892 visitas de 10.955 usuarios diferentes procedentes, sobre todo, de España, Alemania, los Países Bajos y Argentina. De esta forma, la Oficina del Inversor ha atendido también más de medio millar de consultas en ese periodo, dudas procedentes de teletrabajadores.

El ecosistema, por tanto, que conforma la ciudad como un enorme escenario de oportunidad viene sustentado por una estrategia concertada por todas las instituciones y las fuerzas empresariales y sindicales, entre otras, y por otros factores como el clima, la situación de la ciudad en una encrucijada de caminos, sus buenas comunicaciones por coche, avión, tren y barco, la existencia de servicios de gastronomía, alojamiento, sanidad y ocio destinados a todos los públicos, la seguridad, la seguridad jurídica (un valor muy demandado por los inversores) y la existencia de colegios internacionales, amén de fuerzas productivas y productoras de talento como el PTA y la Universidad de Málaga. Asimismo, ahora se da en la ciudad un auge de la educación privada, con el desembarco de dos universidades privadas y de centros, también privados, de FP, así como la construcción de más de una decena de residencias de estudiantes y nuevos colegios internacionales.

Además se busca hueco a las empresas en la capital: oficinas y naves logísticas. Málaga tiene ahora mismo en desarrollo más de 3,3 millones de metros cuadrados de superficie para temas logísticos. Ya se sabe que Amazon va a operar el gran centro logístico de Intelhorce (80 millones de euros de inversión y 113.651 metros cuadrados). Por otro lado, se desarrolla el proyecto Málaga Green Logistics Park, impulsado por el fondo alemán Aquila Capital en el terreno ocupado por las naves de la antigua Bacardí: son 40 millones de euros de inversión que permitirán tener operativa, para finales de 2023, la que se convertirá en una de las mayores superficies logísticas de la provincia: 45.000 metros cuadrados de naves en régimen de alquiler.

En cuanto a oficinas, el efecto Google hace que muchas empresas quieran instalarse en el entorno del puerto de Málaga, desde el Paseo de la Farola al Soho o, incluso, en el Centro Histórico. Es el concepto inmobiliario de oficina junto al mar. Urbanismo, consciente de esta demanda, impulsa ahora la puesta en carga de más de 50.000 metros cuadrados de suelo para que acojan edificios de oficinas (junto a Tabacalera, en los zócalos comerciales/terciarios de Repsol, en el edificio Eurocom, en Martiricos y tras los tres edificios en altura de Torre del Río). Savills Aguirre-Newman ya advirtió de que la capital debía sumar, en tres años, 40.000 metros cuadrados de edificios de oficinas, dada la gran demanda que, pese a la crisis pandémica del coronavirus y el auge del teletrabajo, existe entre empresas, sobre todo tecnológicas y de innovación, por establecerse en Málaga. La firma destacó en junio pasado que había al menos cuatro fondos de inversión de importancia mundial buscando edificios de 10.000 metros cuadrados, más o menos, ubicados junto al mar, además de que habían de estar muy céntricos.

Las buenas conexiones de Málaga son muy bien valoradas. |  | DANIEL PÉREZ

Antigua sede del Gobierno Militar, donde se instalará Google. / Álex Zea

Asimismo, se están creando espacios de coworking por toda la urbe tanto desde la iniciativa pública como de la privada, y hay en trámite importantes proyectos urbanísticos y de movilidad para la capital, además de los planes históricos que van poco a poco: la integración urbana del río Guadalmedina, el auditorio de la música, la tercera ronda que el Consistorio quiere impulsar (o vía perimetral), la conexión de los Baños del Carmen con los paseos marítimos de El Palo y Pedregalejo, entre otras. A ello hay que sumar los planes del Puerto con la dársena de megayates, ahora en construcción, y la futura marina que quiere hacerse en San Andrés, y el desarrollo inmobiliario, comercial y de oficinas de la zona de Muelle Heredia, entre otros planes.

Esta inspiración que crea la estrategia smart city se ve, por ejemplo, en que la promotora Urbania impulsa el primer barrio inteligente y sostenible de Málaga capital; se edificará en los terrenos de Sánchez Blanca, junto a Intelhorce, unos terrenos que tienen 66 hectáreas y que acogerán, a su vez, casi 3.500 viviendas, 1.102 de ellas de VPO, además de áreas comerciales, dotacionales y zonas verdes: 8.000 vecinos residirán en esa zona. Este barrio se ha diseñado teniendo en cuenta las opiniones de los ciudadanos, sobre todo de los pertenecientes a la llamada Generación Z (los nacidos entre 1994 y 2010), ya que Urbania considera a los pertenecientes a esta generación como los más proclives a abrirse a los aspectos que rodean el concepto de smart city.

Imagen del barrio de Sánchez Blanca, el Distrito Zeta, desarrollado por Urbania. Es el primer barrio inteligente y sostenible de la capital.  |  | L.O.

Imagen del barrio de Sánchez Blanca, el Distrito Zeta, desarrollado por Urbania. Es el primer barrio inteligente y sostenible de la capital. | | L.O.

Asimismo, ahora están en desarrollo inmobiliario presente o futuro (en planeamiento) 22 sectores de suelo de la capital, pastillas de terreno que van desde una simple manzana sin edificar por ahora, hasta inmensos suelos que acogerán los barrios del futuro. Si se cumplen las previsiones de viviendas que podrían acoger cada uno de esos suelos, la ciudad sumaría a medio plazo en torno a 22.000 viviendas, lo que da una idea del momento de Málaga.